Pensar que las cosas son estáticas es un error. El conocimiento, la salud, la moral, y el amor son ejemplo de lo cambiante que es la vida; con mayor razón no se debe considerar que las cosas materiales estarán inmóviles siempre. Tan solo como ejemplo, recuerdo que en las clases de Topografía se afirmaba que el norte es siempre fijo, y su referencia universal era la estrella polar.
Polaris es una de las llamadas estrellas fijas, y desde hace dos mil años guía a marineros y topógrafos. Esta consideración es similar a la del principio que el nivel del mar es el mismo en toda la Tierra y que representa el horizonte plano, cuando el agua del mar tiene algunas variaciones de nivel de un océano a otro, y vista desde del espacio, tiene la misma forma del globo terráqueo: circular.
El universo se rige por leyes fundamentales y una de ellas dice que nada es fijo, todo tiene movimiento. La Tierra gira sobre su propio eje y alrededor del sol, que se mueve alrededor del centro de la Vía Láctea, que a su vez da vueltas por el universo, que cambia de tamaño constantemente. Las estrellas que parecen estar fijas en el cielo realmente están demasiado lejos y no podemos advertir su movimiento porque están a muchos años luz de nuestra vista.
La estrella polar está a unos 429 años luz por lo que para verla mover se necesitaría que lo hiciera a muchísima distancia, y como nuestra vida es muy breve, no podemos advertir su movimiento. Lo especial para nosotros de la estrella polar es su posición, relativamente cerca siguiendo el eje imaginario de la Tierra, en el polo norte celeste. Esto significa que el norte no está fijo, pues adicionalmente, la Tierra no gira de manera uniforme. Baila un poco, el extremo superior describe un pequeño círculo en el cielo, un movimiento circular que dura 26 mil años. En ese tiempo, el eje imaginario de la Tierra se acerca medio grado a la estrella polar. Para el año 2100 estará lo más cerca del polo celeste. Después el eje de la Tierra volverá a alejarse en su balanceo y serán otras las estrellas que estén más próximas al polo celeste y se conviertan en guía hacia el norte.
El movimiento tambaleante del eje de la Tierra tiene una influencia mayor sobre el “desplazamiento” de la estrella polar que el movimiento de la propia estrella. Así, un marinero que pusiera hoy rumbo al norte arribaría a kilómetros de distancia del punto que habría navegado otro marinero hace dos mil años. Los estudiantes de Ingeniería del año 2100 tendrán como referencia del norte a una estrella diversa a la Polaris, lo que es significativo para los efectos topográficos, pues los rumbos o azimuts de los polígonos deberán ajustarse.