27/Apr/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Septiembre 9 de 1847: Son ahorcados en San Ángel en Ciudad de México por los soldados invasores norteamericanos, dieciséis soldados que pertenecían al Batallón de San Patricio, y que pelearon valientemente en favor de la causa mexicana, después de haber sido parte del Ejército norteamericano. Este grupo de unos 800 europeos, con mayoría de irlandeses y alemanes, eran migrantes que fueron obligaron a inscribirse en la armada norteamericana para venir a invadir a México, pero los mandos medios militares norteamericanos los discriminaban por ser católicos. Ante esa repulsa, cuando llegaron a México y vieron que era un país católico y además su gente era buena, que sólo defendía su territorio, reaccionaron decidiendo desertar para sumarse ahora a la causa mexicana y lucharon por defender a nuestra patria. Se estrenaron como “mexicanos” en la Batalla de Monterrey, específicamente defendieron La Ciudadela, uno de los pocos puntos de combate que no se rindió ante la embestida norteamericana. Aquellos San Patricios que fueron capturados por los norteamericanos sufrieron castigos brutales, pues a los que no ejecutaron, los vejaron y marcaron la cara con un hierro candente en forma de “D” para que se supiera que eran desertores, empezando por el jefe del Batallón de San Patricio, capitán Riley. En San Pedro Garza García hay una calle que se llama en su honor, Batallón de San Patricio.