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Culmina el Papa Francisco su primera gira por México

CIUDAD JUíREZ, Chihuahua.- Tras la Misa que presidió en Ciudad Juárez junto a la frontera con Estados Unidos, el Papa Francisco se dirigió en el papamóvil al aeropuerto Abraham González para tomar el avión que lo llevará a Roma.

Al final de la Eucaristí­a, el Santo Padre se despidió de los mexicanos con unas sentidas palabras en las que afirmó que "México es una sorpresa".

En el aeropuerto lo despidieron al Pontí­fice el Presidente de México, Enrique Peña Nieto, y su esposa Angélica Rivera.

Cuando inició su paso por la alfombra roja el Santo Padre recibió el abrazo de varios niños.

Miles de personas estuvieron en el lugar con el marco de mariachis y los bailes de un conjunto tí­pico.

"¡Francisco hermano, ya eres mexicano!" y "¡Queremos al Papa!", fueron algunos de los lemas que se escucharon en el lugar, mientras la multitud agitaba pañuelos blancos, rojos, amarillos y verdes.

Como parte del protocolo se tocó el himno de México y luego el del Vaticano que todos los presentes escucharon atentamente.

El Papa se despidió de algunas autoridades militares, civiles como el gobernador de Chihuahua, César Duarte; y de un grupo de obispos entre los que estaba el Arzobispo Primado de México, Cardenal Norberto Rivera; y el Presidente del Episcopado Mexicano, Cardenal Francisco Robles.

Cuando el Santo Padre ya estaba en el avión los mariachis tocaron "Las Golondrinas", una clásica canción mexicana de despedida que suele interpretarse en estas ocasiones.

"Me he sentido acogido, recibido por el cariño, la fiesta, la esperanza de esta gran familia mexicana, gracias por haberme abierto las puertas de sus vidas, de su Nación", dijo el Papa al concluir la Misa que celebró en Ciudad Juárez.

El Santo Padre llegará a Roma el jueves 18 de febrero a las 2:45 p.m. (hora local) tras un vuelo de unas 12 horas de duración.

Sentí­a ganas de llorar al ver tanta esperanza: Papa

El Papa Francisco agradeció a "la gran familia mexicana" por haberlo acogido con cariño, fiesta y esperanza durante su visita pastoral a este paí­s que inició el pasado viernes y concluye hoy.

En un breve mensaje al término de la misa que encabezó en el sitio llamado El Chamizal junto a la lí­nea fronteriza entre México y Estados Unidos, el Pontí­fice pidió cuidar a los niños.

"Amémoslos. Esos chicos son profetas del mañana, son signo de un nuevo amanecer". Subrayó al recordar como muchas mujeres levantaban a sus hijos a su paso por los caminos que recorrió en la Ciudad de México, Ecatepec, Tuxtla Gutiérrez, San Cristóbal de las Casas, Morelia y Ciudad Juárez, de donde saldrá de regreso a Roma en unos minutos.

"Les aseguro que por ahí­ en algún momento sentí­a como ganas de llorar al ver tanta esperanza", reconoció el lí­der de la Iglesia católica, quien pidió que la virgen de Guadalupe siga caminando por estas tierras, pues México no se entiende sin ella y porque siga ayudando a los mexicanos a ser misioneros y testigos de misericordia y reconciliación.

"Muchas gracias por esta cálida hospitalidad mexicana", insistió el Papa, quien citó el poema Hermandad del escritor Octavio Paz:

"Soy hombre: duro poco
Y es enorme la noche.
Pero miro hacia arriba:
Las estrellas escriben.
Sin entender comprendo:
También soy escritura
Y en este mismo instante
Alguien me deletrea".

El Obispo de Roma dijo al respecto que tomando esas palabras se atreví­a a sugerir que aquello que marca el camino es la presencia misteriosa de Dios en la carne de todas las personas, especialmente de los más pobres y necesitados de México.

"La noche nos puede parecer enorme, es muy oscura, pero estos dí­as he podido constatar que existen muchas luces que anuncian esperanza. He podido ver en sus testimonios, en sus rostros, la presencia de Dios que sigue caminando en esta tierra guiándolos y sosteniéndolos en su esperanza.

"Me he sentido acogido, recibido por el cariño, la fiesta, la esperanza de esta gran familia mexicana, gracias por abrirme las puertas de sus vidas, de su Nación", señaló Francisco en su mensaje de despedida.