Por diversas causas no he hecho nunca El Camino de Santiago. Se trata de uno de los viajes más espectaculares que se pueden hacer en occidente, pues el recorrido tiene atractivos turísticos, religiosos, gastronómicos y culturales, que justifican plenamente el esfuerzo físico y económico que requiere. Las peregrinaciones para hacer el camino a Santiago son milenarias, pues estamos hablando del hijo de Zebedeo, también conocido como Santiago El Mayor, uno de los doce discípulos de Jesús. Los documentos bíblicos lo nombran con frecuencia con Juan (su hermano) y Pedro, como parte del grupo más cercano a Jesús que el resto de los discípulos. Santiago fue de los pocos discípulos que estuvieron presentes en la transfiguración de Jesús y en el Getsemaní. Santiago y su hermano Juan eran llamados Boanerges, que significa Hijos del Trueno.

Según Hechos 12.2 Santiago fue martirizado bajo Herodes Agripa, y luego apareció la leyenda de que milagrosamente fueron sus restos transportados a Santiago de Compostela en España. El obispo Teodomiro avisó en el siglo IX al monarca Alfonso de lo que se encontraba en sus dominios, y éste organizó un viaje acompañado de su corte para constatar lo dicho. Quedó tan impresionado con lo visto que, al llegar a Compostela, inició la construcción de una pequeña iglesia del tipo asturiano. Además, Teodomiro –quien murió en 847- trasladó la sede episcopal a ese mismo sitio. Así que a esto se le considera como el origen de la leyenda que se convirtiera a un pequeño pueblito en un centro de peregrinaje medieval. Desde entonces, se trocó en una de las rutas de peregrinación más importante de Europa y su fiesta se celebra el 25 de julio. Claro que hay una serie de rutas que llevan hasta Santiago de Compostela.

Nunca he caminado distancias largas, pero algunos amigos que sí han hecho el Camino a Santiago, me dicen que en ese plan de turista, ni se siente la distancia.

Espero algún día poder dedicarle los 40 días que requiere hacer tranquilamente El Camino de Santiago.