28/Apr/2024
Editoriales

De marchas …, y marchantes

El presidente López Obrador consiguió con la suya -según el conteo de la gobernadora de la Ciudad de México-, superar la marcha del día 13 de noviembre que realizaron mexicanos molestos con el intento de desaparecer al INE, árbitro electoral ciudadano en 2023 y 2024.

La contramarcha del señor presidente, esotérica en sus objetivos a pesar de anunciarla como previa a su 4º Informe de Gobierno, recibió apoyo abierto de doña Claudia Sheinbaun, quien personalmente repartió tortas a los contingentes que de todos los rumbos del país acudieron.

La cifra del número de participantes en la marcha del día 27 es superior a la del 13 y, aunque pudiéramos cuestionar la imparcialidad del sistema de medición, es preferible aceptarlo que demostrar lo contrario, so pena de que si la medición fuera incorrecta sus efectos serán errados.  

Acaso la diferencia entrambas marchas es que la del 13 se realizó en paralelo con otras en muchas ciudades del país, mientras que la del 27 sólo fue en la Ciudad de México, y se diga que a quienes viajaron para participar en la marcha oficial fueron compensados con recursos públicos, es decir, mal habidos.

Porque nadie ha dicho que pagó de su peculio sus gastos, y las versiones de que además de viáticos recibieron dinero corren por todo el país, lo que de ser cierto, inauguraría una nueva calidad de manifestante: la de marchante, pues marchar significa partir de un lugar, mientras marchante es una especie de vendedor ambulante. 

El presidente cantará victoria en su conferencia mañanera aunque sepa que los vendedores ambulantes no tienen clientes aborrecidos -sólo clientes-, pero lo lamentable es que le demos tanta importancia a asuntos que nada aportan a la solución de los problemas de inseguridad, salud y educación.