02/May/2024
Editoriales

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Marzo 11 de 1862: muere en Barcelona, a los 76 años de edad, José Lázaro de la Garza Ballesteros, el único arzobispo de la Ciudad de México nacido en Nuevo León. Ciertamente aquí se han formado otros arzobispos: Fortino Gómez León, arzobispo de Oaxaca; Alfonso Cortés Contreras, segundo arzobispo de León, Guanajuato; y José Horacio Gómez, nacido en Monterrey, desde 2011 arzobispo de Los Ángeles California y desde 2019 presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos. Pero De la Garza Ballesteros es quien ha sido arzobispo de la Ciudad de México; un personaje nacido en el año de 1785 en el Valle de San Mateo del Pilón -hoy municipio de Montemorelos-, que se mudó a nuestra Ciudad para estudiar en el Seminario Conciliar, y después a la Ciudad de México para seguir su carrera en el Seminario Tridentino y en 1815 se ordenó de sacerdote. Cuatro años después alcanzó el Doctorado en Derecho Canónico por la Universidad de México. Por dos décadas fue vicerrector del Seminario de México, y titular de la secretaría del Cabildo Metropolitano. En 1837 fue obispo de Sonora y Sinaloa, siendo consagrado en el Sagrario Metropolitano. Desde su obispado, cuya sede estaba ubicada en Culiacán, realizó importantes obras para el Seminario Conciliar, elaborando los planos y supervisando su edificio. Además De la Garza Ballesteros se ocupó de que el nivel cultural se elevara consiguiendo materiales bibliográficos gestionados en la Capital de México. Inició la construcción de la catedral de Culiacán, bajo la advocación de San Juan Bautista, y equipó a otras parroquias con elementos de vasos sagrados e imágenes. Terminada la intervención militar norteamericana, el presidente de México José Joaquín de Herrera lo propuso y el Cabildo Metropolitano lo apoyó, para que el papa Pío IX lo preconizara como Arzobispo de México el 30 de septiembre de 1850, tomando posesión de su encargo el 11 de febrero de 1851. El arzobispo De la Garza Ballesteros inició la reconstrucción del Seminario de México, e intervino en la reconstrucción del Hospital de San Pedro. El presidente López de Santa Anna le impuso en 1853 la Gran Cruz de la Orden de Guadalupe. Sin embargo, luego de la caída de Santa Anna en 1855, el arzobispo De la Garza y Ballesteros comenzó un ciclo de enfrentamientos contra el gobierno federal por las Leyes de Reforma promulgadas por el presidente Benito Juárez, y en abril de 1857, envió una circular a todos los sacerdotes de su diócesis en contra de la Constitución General de la república y se realizaron levantamientos armados bajo el lema de "Religión y fueros". En 1859 el Arzobispo De la Garza Ballesteros publicó cinco cartas pastorales atacando las Leyes de Reforma, y al término de la Guerra de Reforma, Melchor Ocampo, giró Orden de destierro en su contra. Nuestro paisano zarpó de Veracruz el 27 de enero de 1861 llegando a Cuba e instalándose en Guanabacoa, donde enfermó, y recibió invitación del papa Pío IX para irse a Roma. Viajó a Cádiz y llegó hasta Barcelona, en donde murió, evento que hoy se conmemora. Sus restos fueron sepultados en la Catedral de esa Ciudad española para después ser trasladados a nuestro país y ser inhumados en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México.