Mayo 24 de 1911: en la ciudad de México, el gobierno de Porfirio Díaz disuelve con plomo una manifestación en su contra. Se trató de la última y definitiva manifestación contra Porfirio Díaz, así como también su última matanza. Este disturbio da el tiro de gracia al porfiriato e inicia la larga historia de modernización de la democracia mexicana.
Los hechos fueron estos: La elección presidencial de 1910 fue fraudulenta, pues el único candidato opositor serio era Francisco I. Madero, pero el presidente Porfirio Díaz lo mandó detener en Monterrey y quedó recluido en San Luis Potosí. Así se celebraron las “elecciones”, que ganó Díaz. Sin embargo, cuando Díaz creyó que todo estaba de nuevo en calma, como había sucedido a lo largo de tres décadas, Madero escapó ayudado por amigos ferrocarrileros de San Luis Potosí y huyó a San Antonio, Texas, desde donde emitió su famoso Plan de San Luis. Este manifiesto convocaba al derrocamiento del porfiriato, al establecimiento de elecciones libres y democráticas, así como también se comprometía a restituir a los campesinos las tierras que les habían sido arrebatadas por los hacendados.
El levantamiento empezó justo el 20 de noviembre de 1910, sobre todo en el norte de México. En el distrito de Guerrero, y Chihuahua, Pascual Orozco atacó a las tropas federales y envió los cadáveres a Díaz con el mensaje: "Ahí te van las hojas, mándame más tamales". Después comenzaron las operaciones para tomar Ciudad Juárez. El triunfo fue para Madero en Ciudad Juárez y ante ello Porfirio Díaz se da cuenta que estaba vencido. Así que el 21 de Mayo se firmaron los llamados Tratados de Ciudad Juárez, con el tema único: la renuncia de Porfirio Díaz, el interinato de León de la Barra, y unas nuevas elecciones e inmunidad para Díaz. Tras la firma de esos tratados, Porfirio Díaz –socarrón- no hacía efectiva su renuncia ante la Cámara de Diputados, hasta que el 24 de mayo el pueblo se desbordó en manifestaciones violentas por las calles de la ciudad de México. A las nueve de la noche ya era un tumulto.
La calle de La Cadena se encontraba ocupada por fuerzas federales a la espera de órdenes y soldados resguardaban el domicilio de Díaz. Todo estaba más o menos tranquilo hasta que un imprudente gendarme provocó que los manifestantes lo atacaran, y el genízaro descargó su arma contra ellos, propiciando que los soldados apostados en Palacio Nacional comenzaran a dispararle a la multitud. Murieron suficientes personas (la prensa consigna desde 13 hasta 32) para acelerar los hechos: A eso de las dos y media de la tarde del 25 de mayo de 1911, Porfirio Díaz firmó su renuncia, que fue aprobada por el Congreso dos horas más tarde. Al saberse la noticia, brotaron manifestaciones de júbilo en el país y Díaz se prepara para partir, escoltado por Victoriano Huerta, rumbo al puerto de Veracruz, desde donde abandonaría México a bordo del mítico barco El Ypiranga, para siempre.