26/Apr/2024
Editoriales

La hamburguesa

La primera hamburguesa aparece en el ajuar funerario de una tumba egipcia de hace cuatro mil años: dos tortas de pan con un trozo de carne en medio. Desde entonces, al igual que hoy, era una comida rápida y de ricos, pues los pobres casi nunca comían carne. Eran los pueblos nómadas los que consumían carne porque los sedentarios eran vegetarianos y los nómadas comían carne casi todos en forma de hamburguesa.

Los mongoles consumían carne picada y también lo hacían en forma de hamburguesa de un estilo peculiar, pues ponían la carne bajo la silla de montar y luego de cabalgar un buen trecho, la cocinaban cubierta de especias. Eran los filetes tártaros, hoy llamados filetes rusos, con alcaparra y yema de huevo. La hamburguesa en su actual presentación, nació en Alemania siglo XIV, pues los alemanes usaban carne de baja calidad cocida y aderezada, cuyo nombre viene de la ciudad de Hamburgo, donde se le llamó filete hamburgués.

A Inglaterra llegó hasta el siglo XIX, donde el famoso doctor J. H. Salisbury aconsejaba tomar carne tres veces al día en forma de “tres grandes hamburguesas del tamaño de la boina de un marinero francés”. Tanto pegó esa receta que se le llamó por un tiempo Salisbury steak. En 1880 llegó la hamburguesa a América por conducto de los migrantes ingleses y alemanes y tomó su nombre actual: hamburguer steak, o simplemente hamburger.

En la Exposición de Saint Louis Misssouri de 1904, la gente acudía a los stands de comida rápida en donde la estrella era la hamburguesa ya en la presentación que hoy conocemos. En lo personal, me gusta esta comida rápida, sólo que últimamente a los médicos que me dan dietas, me la prohíben, y he estado pensando seriamente en cambiar de dietista, porque igual me impiden que ingiera los ricos tacos mexicanos. Comer sólo con tenedor será muy sano, pero poco agradable.