20/Apr/2024
Editoriales

El Ajedrez, siempre el ajedrez

 

           El Ajedrez por encima de todo… ¡es una pelea!

                                 Emmanuel Lasker 

 

En agosto de 1575, el italiano Leonardo da Cutri venció al español Ruy López en la primera batalla importante documentada de ajedrez. ¿Quiénes eran estos dos ajedrecistas? Da Cutri, había estudiado derecho en Roma, donde le decían Il Puttino por su baja estatura, y en esa época jugó tres partidas contra el maestro Ruy López, perdiendo dos y empatando una. López ya tenía en ese tiempo “patentada” una estrategia de defensa con las piezas negras que sigue vigente ¡seis siglos después!; todos los aficionados la hemos utilizado alguna vez y lleva el nombre de Ruy López. El derrotado Cutri se fue a Nápoles para entrenar con Paolo Boi, el mejor jugador de Italia. Por cierto, el Ajedrez le sirvió para salir bien librado cuando su hermano (de Leonardo) fue secuestrado por los sarracenos, pues sabía que entre los piratas el ajedrez era muy popular. Por ello retó a enfrentarse en el tablero al mero capo de los piratas apostando esto: si Leonardo triunfaba, liberarían a su hermano, y si perdía, el rehén sería él mismo en vez del hermano. El sarraceno aceptó y Leonardo lo derrotó, llevándose además 200 ducados que el vanidoso pirata se atrevió a apostar. Por ese trance cobró fama en Europa, así que cuando Felipe II convocó en 1575 a un torneo mundial asistieron Leonardo y Boi, mientras que por España se inscribieron Ruy López y Alfonso Cerón, siendo este el primer torneo de ajedrez internacional documentado. Cutri venció en la final a López y ganó mil ducados de premio, una capa de armiño y una carta felicitación del rey español. En su tierra lo condecoran y le exentaron de pagar tributos por veinte años. Lo que le dolía a Ruy López era que falló la estrategia recomendada en su libro: _Cuando juegue de día, procure que el enemigo tenga el sol de cara, porque así se ciega. Si jugara de noche con iluminación de fuego, que él tenga la luz en su mano derecha, para que le perturbe la vista, pues la mano sobre el tablero le hará sombra y no verá bien todo el tablero. Estas recomendaciones de Ruy López, de quien olvidé mencionar que era clérigo, se parecen a las de Sun Tzu en su obra “El arte de la guerra”, pero Cutri ya había leído el libro. Lo dicho, el Ajedrez sigue siendo lo máximo.