Milagro, lo que se dice milagro, es la Creación y todo lo que nos rodea. Desafortunadamente la cotidianidad nos lleva a no verlo o a hacerlo sin ninguna clase de asombro, con ese despreciable concepto llamado rutina. Tan solo de estudiar un poco el cuerpo humano, sus proporciones, sus órganos y funcionamiento entenderemos que es todo un milagro. Porque milagro viene de miraculum, aquello que está ante la vista pero que de pronto emerge y nos lleva a una mirada ad-mirada. En esa admiración de lo común, de lo rutinario nace el milagro. Y nosotros desgastamos el concepto diciendo: ¡qué milagro que vienes al café! ¡y milagrosamente llegaste a tiempo! Las frases de ese tipo nos dicen mucho, pero son de forma. No. La verdad es que en el fondo todos esperamos un milagro “milagroso”, uno que mueva las voluntades para que se nos dé una posición sobresaliente respecto a los demás, o que nos encontremos un billete de lotería y que salga premiado, aunque sea con el avión presidencial. Entendamos que los milagros mayores son: vivir, ver, amar, sentir, creer …
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