Editoriales

El Grito de Dolores, la Revolución anti napoleónica

 

En septiembre de 1810 ya gobernaba España José Bonaparte impuesto por su hermano Napoleón quien invadió ese país en febrero de 1808. Carlos IV abdicó en junio de ese año y dejó a su hijo Fernando VII quien no se distinguió por defender el trono ni a España. 

  Pero era el legítimo sucesor y Rey.  En México Hidalgo y Morelos se reunieron el 20 de octubre de 1810, un mes después del grito de Dolores,  en San Miguel Charo,  Michoacán  y  acordaron seguir con la lucha armada porque sabían que Bonaparte intentaría apropiarse de las colonias españolas y “tratara de exterminar  las razas de piel obscura”.

   Bonaparte había sido el fruto de la Revolución francesa que después del terror jacobino terminó en la restauración de la monarquía y del poder de la nobleza colonialista y esclavista de Francia y otros lugares de Europa. Hidalgo y Morelos eran seguidores de la Revolución americana e Hidalgo era considerado el “Benjamín Franklin de México” por su inclinación hacia la ciencia y la industria.

    Morelos fue juzgado por la inquisición por ser simpatizante del “permisivismo religioso y las doctrinas” de los Estados Unidos.  Morelos rompió con la oposición española porque ésta pactó con Wellington y, decía, “con los comerciantes de Manchester a favor del libre comercio” y propuso un sistema proteccionista como el de EU para México como se refleja en sus Sentimientos de la Nación.