Desde luego que la historia del lenguaje es deducida con elementos imaginarios. Pero todas las tesis lo vinculan al pensamiento, pues la necesidad de comunicar la existencia de peligros, las órdenes y las ideas nació con la humanidad. La mitología griega explica que Prometeo corrigió el error de Epimeteo quien dotó equivocadamente a todos los seres vivos de facultades, olvidándose del hombre al que le asignó muy pocas.
Así que Prometeo quiso hacer justicia y le dio al hombre la habilidad mecánica y el arte de hablar. Después intervino el mismísimo Zeus, quien le propició al ser humano la facultad de dominar el arte político iniciándose con ello una serie de transformaciones sociales. Actualmente los científicos creen que el lenguaje surgió hace unos 100 mil años, cuando el Homo Sapiens abandonó África, y que las formas escritas aparecieron hace apenas 5 mil.
Las lenguas históricamente relacionadas se agrupan en familias, y se desarrollaron a partir de una lengua madre común. A eso se debe que haya palabras muy parecidas en lenguas diversas, como “padre” que en latín, pater, suena parecido a padre en italiano y en español; así como père, en francés, y fadar, en alemán antiguo. Se cree que después de la última Edad del Hielo –hace 12 mil años- la elevación de los mares separó a los diversos grupos de humanos iniciándose las diferentes familias lingüísticas. Pero luego las migraciones iniciaron las fusiones y adaptaciones. Los lingüistas calculan que han existido decenas de miles de lenguas, de las que sólo unas 5 mil de ellas se han podido identificar. Hoy día es un agasajo escuchar lenguas diferentes a la propia, aunque no las podamos entender, pues nos da idea del mosaico de la humanidad. En la Alameda de Monterrey, por ejemplo, se escuchan conversaciones en varias lenguas o dialectos, mientras que en la Colonia Del Valle ya es común escuchar lenguas asiáticas como las japonesa, china y coreana.