03/May/2024
Editoriales

Las Escuelas de Monterrey. Escuelas Coloniales

La educación en las nuevas colonias españolas de América fue importante para la corona española, y tenía dos fines principales: catequizar e hispanizar a los naturales. Lo primero era más importante que lo segundo porque el papa Alejandro VI había autorizado en 1493 a los reinos de España y Portugal a que colonizaran y explotaran las tierras descubiertas, a condición de que catequizaran a los nativos, y ninguno quería quedar mal con el papa.  

Esta tarea se facilitó en la Nueva España porque las culturas mexica, tlaxcalteca, purépecha, mixteca, maya y otras, ya tenían instalados sus sistemas escolares. Sólo había que sustituir a los maestros y los contenidos educativos para enseñar la catequesis, el castellano, las primeras letras y matemáticas. El problema estaba al norte del virrreinato, porque las tribus eran bárbaras y no contaban con un sistema formal de transmisión de conocimientos.

En cuanto a la educación superior, la corona fundó Entidades educativas en las ciudades de México, Michoacán y Guadalajara, impartiéndose el grado de Bachiller, una especie de Secundaria, preparatoria de oficios menores dentro del gobierno y la milicia, como escribano o pagador. Además, en los Seminarios se estudiaba el sacerdocio, las leyes, las ciencias de la tierra y la medicina. 

Los reyes españoles estaban atentos de que se cumpliera el compromiso de catequizar, por lo que se apoyaron en diversas órdenes religiosas, como franciscanos, jesuitas, dominicos, carmelitas y dieguinos, las que erigieron Misiones no sólo en Nueva España, sino en todo el Continente. Las Misiones eran pequeñas poblaciones dirigidas por frailes donde se educaba voluntariamente a los indios para la vida sedentaria enseñándoles castellano, agricultura y ganadería, sin faltar el catecismo.

Desde Zacatecas, convertida en Capital de la provincia franciscana, salían en pares algunos frailes a deambular por el noreste del virreinato para catequizar e  instaurar Misiones. Así, en 1592, cuatro años antes de que Diego de Montemayor fundara la Ciudad de Monterrey, se instaló la primera Escuela de la región.  

Fray Andrés de León colocó en el hueco de un roble una imagen de la Santísima Virgen, implementando un rústico altar para la celebración de la Misa. Esto fue en el predio que hoy ocupa la Basílica de nuestra Señora del Roble, Misión que se llamó “Piedra Blanca”. Los frailes Diego de Arcaya y Antonio de Salduendo convencieron a un grupo de indios Camalucos a adoptar la fe católica, a civilizarse y someterse a la Corona española.

 

La Primera Escuela de Monterrey

Los Camalucos eran nómadas que vivían “entre los ríos la Silla y Santa Lucía” y en consecuencia se mudaron a orillas del Ojo de Agua del Roble, donde los mayores aprendían agricultura y ganadería, las mujeres a hacer pan y tejido, además de la catequesis y el castellano; los niños aprendían en una especie de Escuela con techo de palma, el castellano, la catequesis, y las matemáticas.

Al fundarse la Ciudad en 1596, estos frailes, junto con fray Lorenzo González y fray Martín de Altamira, instauraron en 1602 un pequeño Convento, el de San Andrés; e instalaron ahí la Escuela que daba servicio de educación tanto a indígenas como a los hijos de colonizadores.

Luego de reubicarse la Ciudad a su locación actual, el Convento de San Andrés y su Escuela fueron instalados en el actual cruce de las calles de Ocampo y Zaragoza, donde hoy está el Círculo Mercantil Mutualista. El Convento incluía: el Templo de San Francisco, un cementerio, el claustro y las habitaciones de los frailes, más la Escuela, ya con paredes de material sólido y techos de madera. Esta estructura fue por más de un siglo, la de mejor calidad en toda la Ciudad y también su única Escuela.

A esta Escuela del Convento de San Andrés acudían por igual niños y niñas de todas clases sociales. Al parecer era grande y distribuía a los infantes por edades, enseñándoles además las artes agrícolas y ganaderas mientras las niñas aprendían la clase de textil.

 

El proceso educativo siempre ha sido complejo.

Al instaurarse las Reformas Borbónicas en 1700 se intentó secularizar la educación, como parte de estos cambios dictados por los nuevos reyes de la dinastía Borbona, tratando de modernizar al Imperio, pero la educación siempre ha sido un proceso complicado. 

En un predio ubicado al poniente de la Capilla de la Purísima -hoy Basílica-, así como en otro cercano a la actual Catedral Metropolitana de Monterrey, se intentó establecer escuelas públicas sostenidas por el Ayuntamiento. Pero los recursos escaseaban en ese nivel, prueba es que en 1764 el Cabildo acordó pagar el sueldo retrasado de un año al maestro Vicente Treviño, siendo esa la causa de que no había maestros laicos.

En la Ciudad de Nuestra Señora de Monterrey (…) en primer día del mes de Henero [enero] de mil y seiscientos y sesenta y cuatro años, el cabildo, justicia y regimiento, desta dicha ciudad… se den a Vicente de Treviño, vecino desta ciudad y maestro de escuela, por la puntualidad con que acude a las cosas del culto divino, educación y enseñanza de los niños que tiene a su cargo; mandamos al dicho Joseph de Treviño (alférez de la ciudad) que cumplido que sea el año, dé y entregue al suso dicho los doce pesos y medio y para ello le libre mandamiento y en él dará carta de pago. Y así lo decretamos y firmamos de nuestros nombres. Blas de la Garza Falcón. Gregorio Fernández; Pedro de la Garza; Tomás García. 

Así sucedía siempre hasta que en 1780 el Cabildo de Monterrey abiertamente se declaró incapaz de pagar a los maestros de las escuelas públicas:

A 22 de abril de 1780;“ los señores, que componen el Ilustre Ayuntamiento, y por ausencia de su Síndico Procurador… hizo presente Don Manuel Antonio de la Rigada la falta que tenia esta Ciudad de un maestro de escuela de primeras letras, y su señoría dijo; se tuviera presente esta representación, hasta que los propios de esta Ciudad tenga caudales suficientes para establecer dicha escuela, por hallarse sin ningunos en el día para erogar sus costo, y estar en mayor necesidad el público. Doy fe. Herrera.  Urresti. Canales (Rúbricas) 

En 1787 el obispo Rafael Verger fundó una Escuela de Primeras Letras exclusiva para niñas en la llamada Casa del Gobernador -hoy Museo Estatal de Culturas Populares-, pero al morir Verger la obra quedó sin patrocinador y terminó.

Después, en junio de 1809 el Cabildo acordó apoyar a un maestro de nombre Francisco de Cuevas que había dedicado gran parte de su vida al mal pagado oficio de la enseñanza, con agua de la acequia:

22 de junio de 1809: “(…) los señores Don Pedro de Herrera y Leiva, Gobernador Político y Militar Interino de esta Provincia en el Nuevo Reino de León; Don Joaquín Canales Regidor Alférez Real, Don Bernardo Ussel y Guimbarda, Regidor Fidel Ejecutor y Don Valentín de Ugarte, Síndico Procurador… acordamos que por cuanto Don José Francisco de Cuevas maestro de primeras letras de esta ciudad (…)varios servicios (…) y atendiendo al principal de ellos que es el haberse dedicado desde su mocedad, a la educación y enseñanza de los niños en escuelas públicas (…) admitiendo en ella a los hijos de los pobres y enseñándolos con igual amor que a los demás sin estipendio alguno y que mediante esto y lo avanzado por su edad, intentaba beneficiar un día de agua de los que pertenecen a esta ciudad, para socorrer y sustentar a su familia... se lo concedemos, por los méritos contraídos sin estipendio alguno por el tiempo de su vida y preferentemente a los demás en tiempo de escasez de aguas …

Pedro de Herrera.- José Joaquín Canales, Bernardo Ussel y Guimbarda-Valentín de Ugarte.

 

Las tres Escuelas que inician el Periodo Independiente

Al final la época Colonial ya no pudieron aplicarse las reformas borbónicas, sufriendo los frailes franciscanos y los pocos maestros la falta de pago del Ayuntamiento. Al llegar la Independencia en 1821, las únicas Escuelas de primeras letras que funcionaban eran la del Convento de San Francisco -la mas grande y antigua- y dos pequeñas, la que estaba detrás de la Purísima y la otra cerca de Catedral sostenidas por la Iglesia.

Estas tres Escuelas cumplieron su misión de catequizar a la mayoría de la población y enseñar la lengua castellana, con un sistema primitivo de mucha repetición y dedicación especial al aspecto espiritual. Además del apoyo del Clero, los padres de los alumnos daban algún dinero en forma voluntaria, pues no se cobraban cuotas. 

La mejor prueba de que la educación en Monterrey era competente, es que los alumnos egresados de estas Escuelas entraban sin problemas a los Seminarios y Colegios de otros lugares del Virreinato.

Estamos hablando de una Época en que la Iglesia Católica -durante el virreinato y algunas décadas más, hasta 1857- cubrió las funciones sociales del Estado, como educación, salud y la seguridad social. Esto venía, como ya lo explicamos, desde los compromisos pactados entre el Estado y la Iglesia. Es decir, entre el rey de España y el papa Romano.

 Continuará…

 

FUENTES:

http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080069335/1080069335.PDF

 

 

Archivo de Monterrey, Actas de Cabildo de: 1º de enero de 1664; 22 de abril de 1780, y 22 de julio de 1809.