29/Mar/2024
Editoriales

¿Y cómo es que dijiste?

Cada mañana, al despertar, el amor de mi vida siempre me escribe lindos mensajes sin importar donde se encuentre, y eso, es algo que valoro muchísimo, porque el darme los buenos días de esa manera tan especial, transforma mis mañanas, motivándome y acariciando mi alma con una mezcla de fabulosos escritos que combinan lo tierno, romántico y erótico. Eso es un verdadero aliciente para mi alma. Qué más le puedo pedir a la vida teniendo algo tan bello como ese tipo de detalles que son como el agua que mantiene con vida a una flor. No obstante, eso no significa que nuestra relación sea perfecta. Y es que, ¿quién dijo que el amor es perfecto? porque para empezar ¿qué es el amor? Tal vez ese sentimiento tan poderoso es la suma de los mejores momentos, aquellos que al recordarlos te hacen esbozar una gran sonrisa.

Y ¿saben algo? En varias ocasiones, él me ha dicho que cuando estamos lejos puede oler mi perfume mas no le es posible tocarme y también puede oír los latidos de mi corazón mas no puede estirar su mano para apretar la mía, sin embargo, así a lo lejos, siempre está cerca de mí. Y es que nuestro amor, a veces toca la distancia y la lejanía en un instante. Algo perfecto e imperfecto a la vez.

Siendo así, hablando de perfecciones e imperfecciones, debemos considerar que una relación entre dos amantes o enamorados, nunca podrá ser perfecta a pesar de los tantos momentos bellos, únicos e inolvidables que en complicidad se disfruten. Porque, sin despegar los pies de la tierra, toda relación de pareja siempre enfrentara amargas experiencias en determinados momentos de su historia, y sin que ese sea el deseo de ambos, de vez en cuando, deberán enfrentar experiencias amargas. Aquí el reto es evitar las desavenencias, porque el amor en pareja, es algo que se vive entre dos cómplices que un día acordaron caminar tomados de la mano para compartir experiencias.

Verán, siempre he pensado que toda historia de amor recorre caminos, escribe versos y canta canciones, pero, cuando transita por un camino lleno de obstáculos, tarde o temprano se escuchará el silencio. Y cuando eso suceda, ambas partes deberán ponerse frente a frente para dialogar con la finalidad de llegar a acuerdos equitativos. Y será importante también, comprenderse y apoyarse mutuamente para evitar que esos pequeños o grandes obstáculos los dividan o lo separen.

Hoy, quise abordar un tema que involucra parte de mi vida personal, porque ayer, tras proyectar una grata sonrisa al leer el mensaje que él me envió y con el cual me despertó, pensé que ambos viviríamos un día perfecto debido a que sus palabras me hicieron notar alegría y entusiasmo en su alma. En consecuencia, con la alegría que él me transmitió, mi corazón latió aceleradamente y me hizo caminar sobre las nubes más altas que puedan imaginar; levantándome de la cama de muy buen humor sin sospechar que sería un día lleno de sorpresas de todo tipo. Para que entiendan un poco más, les compartiré lo que me dijo a través de un mensaje de WhatsApp:

-          Pórtate mal, diviértete mucho, no hagas locuras de las cuales más tarde tengas que arrepentirte, pero si piensas hacer alguna, invítame. Y recuerda siempre esto: Si la vida te da la espalda… ¡Disfrútala!

Por consejo de él, había que disfrutar el día, ¡desde luego que sí!, con lo bueno y malo que hubiera, procurando minimizar aquello que pudiera empañar nuestra felicidad para disfrutar al máximo las cosas buenas que siempre nos regala la vida. Pero, el día terminó complicado debido a que algo tan simple pero no menos importante como la comunicación no se dio y nos fuimos a dormir enojados.

Al siguiente día, ya de mejor humor y con pensamientos muy positivos quise aclarar la situación, sin embargo, me di cuenta de que había sido bloqueada en los diferentes medios de comunicación que con frecuencia utilizamos, llámense estos WhatsApp, Messenger, Twitter, Instagram y Facebook. Entonces me dije a mi misma: Caray, que poco aguanta.

Sin embargo, muy poco de este bloqueo aguantó mi corazón, porque en un abrir y cerrar de ojos,  sentí un terrorífico frío que recorrió cada centímetro de mi ser. Entonces puse en una balanza todo lo bueno y malo que hemos vivido y el peso de las cosas bellas destrozó mi orgullo, ¡y no pude más!, ¡y le llamé! para entablar un dialogo honesto. Creo que así deben resolverse las cosas entre dos adultos que se aman, aunque ese amor los haga sentirse como adolescentes.

Lo vivido, me llevó a comprender que teniendo una pobre o nula comunicación es muy fácil construir murallas que dividen y separan, pero, no teniéndola perdemos la oportunidad de arreglar las cosas.