03/May/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Enero 28 de 2011: muere Don Arturo de la Garza González, afligiendo a la sociedad neoleonesa y devastando a cientos de familiares y amigos de todo el noreste mexicano.  Nació en Monterrey el 1º de agosto de 1936 en el hogar formado por el licenciado Arturo B. de la Garza y doña Morena González Salinas, siendo el segundo hijo. El mayor es Lucas, y le siguen Morena, Félix, Arnulfo, y Dolores de la Garza González. Su padre gobernó el estado cuando Arturo tenía siete años de edad, así que desde que aprendió a hablar la política era la especia que daba sabor al proceso de formación de su carácter. Como el Lic. Arturo B. de la Garza murió cuando Arturo tenía dieciséis años, se dedicó a estudiar y trabajar en los ranchos familiares, mostrando una voluntad férrea para vencer los retos que enfrentaba y que le formó un carácter ad – hoc a lo que necesitaban los ganaderos. A temprana edad ya era experto en esa actividad productiva, y pronto se perfiló para ser un dirigente natural de ese gremio, urgido de liderazgos políticos fuertes. Casó con la señorita María de la Luz Tijerina y procrearon cinco hijos: Arturo Bonifacio, Lucas, Alejandro, Adrián y Abelardo de la Garza Tijerina. Pasó por la dirigencia estatal y nacional de los ganaderos organizados (Confederación Nacional Ganadera), así como por la Confederación Interamericana de Ganaderos. A esas alturas Arturo ya era, además de una celebridad, un hombre generoso con un dilatado repertorio intelectual cargado de filosofía ranchera que aplicaba en los negocios y en la política, con singular éxito en ambas actividades. 

  Su talento natural le llevaba a destacar en cualquier actividad, y siendo un hombre maduro ingresó a la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística, convirtiéndose rápidamente en uno de los historiadores más buscados, pues su libro “Lo que viví así lo recuerdo” fue premiado como el mejor libro de historia con el Trofeo bianual Santiago Roel Melo, en el año de 2016.

 

 Ayer montamos una guardia en su monumento ubicado en la Unión Ganadera Regional de Nuevo León, en donde estaba el dirigente de esa organización Adrián de la Garza Tijerina, Lucas de la Garza Tijerina, Cristina Díaz Salazar, Marco González, Servando Cantú, Carlota Vargas, varios familiares, los cronistas de Monterrey, Cadereyta, Guadalupe, Juárez y Escobedo, y muchos, muchos amigos, que de muy buena gana recordamos a Don Arturo de la Garza González. Este señor en vida ya era una leyenda, y ahora con su ausencia física ha llegado a los niveles más altos que pueda aspirar un ser humano, a la trascendencia, pues en su caso, la vida fue sólo la niñez de la inmortalidad.