03/May/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Julio 30 de 1811: Muere fusilado en Chihuahua, Miguel Hidalgo y Costilla, El Padre de la Patria. En un juicio sumario le hicieron 53 cargos que iban desde que había negado la autenticidad de la Biblia, hasta haberse sublevado en contra de la corona española, y todo lo contestó en sólo 12 puntos. El proceso fue tardado pues antes lo degradaron eclesiásticamente y torturaron para que aceptara su culpabilidad. 

El cura Hidalgo se dio tiempo para escribir en la pared con un carboncillo algunos versos como éste, en la víspera de su ejecución, la del 29 de julio: Ortega, tu crianza fina/ tu índole y estilo amable, / siempre te harán apreciable/ aun con gente peregrina./ Tiene protección divina/ la piedad que has ejercido/ con un pobre desvalido/ que mañana va a morir./ Y no puede retribuir / ningún favor merecido. 

Esa noche Hidalgo durmió tranquilo, desayunando en la mañana se quejó de que el chocolate tenía menos leche que la acostumbrada, reclamaba que no porque lo fueran a fusilar le debían dar menos leche. 

Cuando caminaba rumbo al paredón recordó que había dejado unos dulces en la celda y pidió que se los trajeran por lo que se detuvo a esperarlos. Comió algunos en el camino y repartió los demás entre los soldados del pelotón, diciéndoles que los perdonaba por lo que iban a hacer. Al sentirlos nerviosos, los tranquilizó diciéndoles dónde debían apuntar para que su muerte fuera rápida, pero los tipos en vez de pegarle en el corazón le destrozaron el estómago, así que se requirió el tiro de gracia. Desprendieron su cabeza del cuerpo que, junto a las de Allende, Aldama y Jiménez, estuvo colgada en una de las cuatro esquinas en la Alhóndiga de Granaditas, en Guanajuato. Es tan fuerte la figura de Miguel Hidalgo que en México celebramos la Independencia Nacional cuando él dio el grito en Dolores, en vez de cuando se consumó esa condición libertaria, encabezada por Agustín de Iturbide. Su nombre encabeza la nomenclatura de todas las ciudades y pueblos del país.