09/May/2024
Editoriales

El que se enoja pierde. Cuentete

Lencho temblaba de coraje porque Chucho había declarado a un periódico amarillista, que era un traidor, cuando la realidad era al revés, el traidor era Chucho.

Afortunadamente estaba presente Mario, su principal asesor, hombre reposado y de experiencia, quien le aconsejó que se calmara o que no asistiera al debate programado para esa noche en una estación de radio, pues tendría enfrente a su adversario Jesús Martínez ‘El Chucho’.

_Si no te tranquilizas candidato, no debes asistir al debate, porque te van a derrotar; esa declaración de hoy en la prensa no es casual; saben que irás furioso a buscar camorra y eso te bajará puntos ante el electorado.

Florencio Pérez ‘Lencho’ era candidato de oposición a la diputación del distrito más importante, en donde viven las familias más poderosas del estado.

Chucho, por su parte, era el candidato a vencer, pues su partido gobernaba el estado, y tenía todo el apoyo del sistema de gobierno. 

Pero Lencho no se tranquilizaba, así que Mario, viejo lobo de mar, le recordó la anécdota de cuando ambos trabajaban en el gobierno, y que Lencho iba enojadísimo rumbo a la dirección general para renunciar.

Todo porque otro director de área, del mismo nivel, había incursionado en su jurisdicción sin avisarle, ordenando a los funcionarios dependientes de Lencho, cosas contrarias a las instrucciones que él había dado.

La gente le hizo caso al otro director de área porque sabían que era cercano al director general e interpretaron -no sin temor- que se trataba de una instrucción superior.

_Ibas fúrico, le dijo Mario, y aquella vez te aconsejé que no entraras a renunciar porque terminarías muy mal con el jefe.

Que mejor te esperaras al día siguiente, y más calmado le explicaras tranquilamente tus razones para retirarte del gobierno.

Me hiciste caso y fuiste hasta al otro día a hablar con el director general con documentos probatorios de que su orden, transmitida por conducto de tu colega, era un error.

Cuando saliste, venías feliz y me explicaste que el director general se asombró de todo el lío porque él no había ordenado nada al otro funcionario -que era su amigo-, y no estaba de acuerdo con lo que había hecho.

No renunciaste, y luego de la regañada pública que le dieron al otro tipo, nos fuimos esa noche a festejarlo.   

Recuerda la conseja popular de que ‘antes de responder con ira, cuenta hasta cien’.

_Tienes razón, Mario, asistiré al debate tranquilo y no mencionaré la declaración de Chucho, dijo Florencio.

Se celebró el debate en la radio, y quien sacó el tema fue Chucho, buscando que Lencho explotara, pero éste se limitó a responder que ése no era el tema del debate, que se calmara y se ajustara a los temas anunciados, pues ‘el público merece respeto’. 

El conductor del programa le dio la razón a Andrés y el que se salió de sus casillas fue Chucho quien desde luego, perdió el importante debate.