En un día que pasó de gris fresco mate, a soleado de esperanza y alegría, tuve la dicha de celebrar mi cumpleaños con mi familia, con compañeras y compañeros de trabajo, también de amigas, amigos y hasta con personas que no eran lo segundo ni lo tercero.(Así pasa no?) No sin antes recibir los tradicionales mensajes instantáneos de WhatsApp, Messenger, e Instagram, Impregnándome de abrazos y stickers cibernéticos con psicodélicos diseños de Happy Birthday. Por lo que me considero afortunado. Y doy gracias por ello. Sin necesidad de entrar en polémica sobre los cumpleaños, habrá algunas personas que opinen que la mejor edad, es cuando dejas de contar años y cumples tus sueños más anhelados.
Al cumplir los años que represento, desde el punto de vista espiritual,” tiene una connotación metafórica; dar una vuelta más en una espiral ascendente. “esperando no descender para seguir en lo plano. Ello me recuerda, que los amigos como decía Platón, se convierten con frecuencia en ladrones de nuestro tiempo. Mientras que la familia puede enfadarte como nadie, pero también eso, hace que la vida valga la pena. Al renovarse un ciclo de vida, hacemos un compromiso con Dios padre, de seguir en la perseverancia del reto, el gozo, la alegría, sabiduría, amor, paz, salud, armonía, plenitud, crecimiento y por qué no? Bonanza económica.
Nuestro tiempo, en el mundo que vivimos, siempre nos acompañará a lo largo o corto de nuestro vivir. Ya que este, es inexorable. La física nos ha enseñado que, al menos en teoría, el paso de los años no siempre se produce hacia adelante, sino que también puede retroceder. Así mismo, la filosofía ha encontrado que lo temporal no siempre es pasajero, ni lo establecido es eterno.
Lógico, la mayoría deseamos vivir por muchos años. Pero recordemos que tenemos la vida prestada. Por ello es necesario ser constantes en nuestros actos para llegar a buen destino. La vida está llena de minutos, segundos, convertidas en horas, que tenemos que hacerlas efectivas en grandes oportunidades, o como decía Charles Chaplin, “Un día sin reír es un día perdido.” Al alcanzar un año más de vida, la mayoría celebramos con entusiasmo y dicha. Sabemos que habrá pastel, te prenderán la vela cohete, te recordarán que pidas un deseo, se servirán antojitos y bebidas espirituales por doquier. Y eso no necesariamente está mal. Pero lo que sí debes tomar más en cuenta, es que tu tiempo invertido en cualquier fiesta, aniversario, momento único familiar o logro personal, sea pleno en la conciencia. En la renovación espiritual. Que te renueves en alma y mente, para llegar a ser mejor persona. Que practiques la empatía, que trabajes la gratitud y el altruismo, para hacer el bien sin esperar nada a cambio. Que apoyes y escuches a quien lo necesite, que no juzgues tanto y apoyes más. Que demostremos con hechos, cuánto queremos a alguien. Por eso en el ayer del ocaso y en el mañana del porvenir, al pedir los deseos en el pastel de tres leches o de fresas con queso, o el de tu preferencia, pídele a Dios, que te permita ser mejor persona en todos los sentidos y que tu ejemplo sea motivo para que, tiempo después, al ya no estar entre los tuyos, (hijos, nietos, bisnietos). Te sigan perennemente recordando como un ejemplo a seguir, y como una persona que luchó por alcanzar los referidos objetivos de vida.
Por lo pronto: disfrutemos al literato universal español Miguel de Cervantes Saavedra, quien escribió. “No hay recuerdo que el tiempo no borre ni pena que la muerte no acabe”. Miguel de Cervantes.
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