28/Apr/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Enero 9 de 2000: muere a la edad de 57 años, el humanista Celso Garza Guajardo, escritor, político e historiador. Nacido en Sabinas Hidalgo, pueblo que desentierra la frase de César en las Galias: “Mejor quisiera ser el primero en esa aldea que el segundo en Roma”. Allí se tituló de maestro en la Escuela Normal Pablo Livas y se especializó en ciencias sociales en la Escuela Normal Superior del Estado. De espíritu liberal, le gustaba la política, demostrándolo al organizar el Primer Festival de la Juventud y Estudiantes por la Paz, la Amistad y la Liberación Nacional, con sede en Sabinas, Hidalgo. Este evento fue reprimido por las autoridades y conocido posteriormente como “El sabinazo”.

Celso era dueño de un carácter férreo y de amplia cultura, lo que no pasó desapercibido por las organizaciones políticas de izquierda, y fue invitado a organizar eventos políticos entre los intelectuales mexicanos y, eventualmente, una corriente política y cultural de carácter nacional. Viajó por varios continentes estudiando sus culturas políticas, y regresó a México tocándole vivir de cerca los lamentables hechos violentos de 1968. Derivado de ello pasó un tiempo moviéndose discretamente por el bajío mexicano. Al regresar a Nuevo León ya venía casado, y empezó su desarrollo en las letras y la historia local, relacionándose con los maestros Timoteo L. Hernández e Israel Cavazos Garza, quienes le apoyaron para que pudiera aplicar su bagaje cultural en bien del Estado.

El Cabildo de Sabinas Hidalgo lo nombró cronista oficial, siendo el primero de su querido municipio; y de inmediato se dedicó a recorrer el territorio estatal, municipio por municipio, para que en todos ellos existiera un cronista. Su legado escrito es de alta calidad y sus crónicas municipales de 1983 a 1991 con su título de “Aquellos años que soñé” inician localmente la tendencia a las narraciones de cosas y hechos cotidianos. Con él pasa de moda la narrativa farragosa de principios y hasta mediados del siglo XX, trocándola por otra de lenguaje llano, que expresa con claridad la riqueza de nuestra cultura regional. Hoy hace veintiún años que nos sorprendió la mala noticia de que Celso Garza Guajardo había emprendido el vuelo a otras alturas y dimensiones. Pero como El Cid Campeador, Celso sigue ganando batallas, pues sus escasos detractores han terminado reconociendo que la crónica histórica moderna del Estado, así como las organizaciones de cronistas son obra de Celso Garza Guajardo.