04/May/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Junio 29 de 1934: Asesina Adolfo Hitler a sus últimos posibles rivales para asumir el control total de Alemania. Ernst Röhm y otros “camisas marrones” estaban de vacaciones en Bad Wiesee (Baviera), y cuando aún dormían, a las seis de la mañana Hitler y sus guardias personales irrumpieron en el hotel. Hitler personalmente enfrentó a Röhm con una pistola, y a los que se rindieron les perdonó la vida enviándolos a la prisión de Stadelheim, en Munich, a la espera de su destino, mientras Joseph Goebbles, ministro  de propaganda, telegrafiaba una señal cifrada a Berlín, donde los secuaces nazis enviaron brigadas para que acabaran con los otros hombres de la SA (Tropas de Asalto), oponentes a Hitler.

El propio Adolf señaló sus nombres: su ex lugarteniente Gregor Strasser, el ex canciller Von Schleicher, y puede que otros cien durante el día siguiente en el acto conocido como La Noche de los Cuchillos Largos del 30 de junio. Los camisas marrones habían ayudado a Hitler para que llegara al poder, pero este no iba a concederles la autoridad que pretendían, así que decidió deshacerse de ellos. Algunas personas –los llamados bistecs, rojos por dentro y marrones por fuera- exigían una revolución socialista y Röhm alcanzó a criticar directamente a Hitler, quien era muy rencoroso. Salvado el asunto legal, Adolf Hitler informó con energía discursiva al Reichstag que el traidor Röhm y sus compinches habían sido ejecutados, recibiendo muchos aplausos. Luego se le alinearon los astros a Hitler, pues murió el presidente Paul von Hinderguburg, y Adolfo Hitler fue nombrado Fürher (guía) del imperio alemán. Ya nadie podría pararlo, iniciándose un proceso político y bélico que culminó en la Segunda Guerra Mundial, costando casi cincuenta millones de vidas, la destrucción de casi toda Europa y una serie de actos inhumanos para exterminar a millones de judíos en la persecución xenofóbica más terrible en la historia universal. Los líderes mesiánicos nunca han traído beneficios al mundo.