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Desastre en Puerto Rico: “Pitbull ya ha hecho más que Trump”

 

Puerto Rico - Una semana después del paso de María por Puerto Rico, la catástrofe humanitaria a consecuencia del huracán no parece dar demasiadas señales de mejoría. La ausencia de electricidad y agua corriente sigue siendo prácticamente generalizada, algunas zonas permanecen incomunicadas y lograr hablar por teléfono o conectarse a internet es todavía una odisea. Mientras tanto, miles de personas siguen sin hogar en la isla, territorio no incorporado de Estados Unidos en el que habitan 3,4 millones de personas.

Este jueves el presidente de EE.UU., Donald Trump, dio luz verde a una de las medidas consideradas más urgentes: la suspensión temporal del llamado Jones Act, una ley de 1920 cuya regulación comercial establece que cualquier transporte de personas o mercancías entre dos puertos del país tiene que hacerse con un barco de bandera estadounidense.

En la práctica, esto impedía la llegada de ayuda de otros países, que debían descargar en Florida para que los productos sean llevados en barcos estadounidenses. Es posible llegar directamente, pero solo mediante el pago de unos aranceles que luego son transferidos a los consumidores de la isla. El resultado: según un estudio de la Universidad de Puerto Rico, entre 1990 y 2010 esta ley centenaria implicó pérdidas por valor de 17.000 millones de dólares para la economía de la isla. Hasta este jueves, además obstaculizaba la llegada directa de ayuda internacional.

"Tienes al lado Cuba. Es un país muy solidario en catástrofes. Igual no puede enviar materiales de construcción, pero médicos sí”, critica en una entrevista con DW Marcos Ortiz, madrileño de origen puertorriqueño.

"Parece que han soltado una bomba sobre la isla"

El joven pudo hablar por última vez con su familia el lunes. "Mi abuelo dice que nunca ha visto nada así, que parece que han soltado una bomba sobre la isla”, cuenta Ortiz. Como muchos habitantes de la isla, opina que esta situación "colonial” demuestra una vez más que en EE.UU. los puertorriqueños son "ciudadanos de segunda categoría”: "Nos ven como una pobre islita que tienen en el Caribe y donde se habla español”.

No son pocas las críticas respecto de la respuesta de Washington ante una catástrofe humanitaria de esta magnitud. "La gente no debe olvidarse de que somos ciudadanos estadounidenses”, recordó el gobernador de la isla, Ricardo Rosselló, al hacer un llamamiento a la ayuda, en concreto de la capital estadounidense. Para muchos, incluida la excandidata demócrata Hillary Clinton, la ayuda es insuficiente y llega tarde.

"Está bastante claro que se tendría que haber hecho esto antes, quizás incluso antes de que el huracán golpease Puerto Rico, porque se sabía que esto iba a ser una tormenta grave”, señaló a DW la investigadora Tatiana Deryugina, que ha estudiado el impacto económico y social de desastres naturales como el huracán Katrina. Ella cree que todavía se podría hacer más, especialmente en relación con el envío de suministros y embarcaciones. Además, insiste en la posibilidad de evacuar temporalmente a personas al continente: "Con tanta gente atrapada en la isla es más difícil proveer ayuda y suministros adecuados, al estar destruidas las infraestructuras”.

Trump, ¿más pendiente de otros asuntos?

La sensación entre muchos puertorriqueños es que las celebridades latinas están más preocupadas que Trump por la isla. En efecto, famosos como Jennifer López, Ricky Martin, Daddy Yankee, Luis Fonsi o Pitbull han puesto en marcha diferentes iniciativas para ayudar en mayor o menor medida. "Pitbull ya ha hecho más que Trump”, ironiza Ortiz, reaccionando ante la noticia de que el cantante cederá un avión privado para evacuar a los enfermos de cáncer. A juicio de este joven, el presidente pone en evidencia sus prioridades "cuando se dedica a tuitear sobre la liga de fútbol americano mientras tiene lugar una catástrofe humanitaria en un territorio que es tuyo y en el que viven ciudadanos estadounidenses”, en referencia a la más reciente polémica del presidente.

Para evaluar la actuación de la Casa Blanca, la experta de la Universidad de Illinois se inclina por analizar una serie de factores en la coyuntura posterior a la catástrofe: muertes, enfermedades, malnutrición o ausencia de refugios, entre otros. "Si no puedes lograr suficiente ayuda como para mantener viva a la gente, o si vemos a gente morir en los hospitales, o por falta de agua potable, eso en mi opinión sería un fracaso”, subraya Deryugina.

Ahora Puerto Rico tiene que afrontar el desafío de la reconstrucción. Pero junto a ello acechan otros fantasmas. La gran preocupación es la situación financiera de la isla, que acumula una deuda multimillonaria y se declaró en quiebra en marzo de este año. En opinión de la investigadora, "no hay manera de que pueda pagar su deuda y reconstruirse al mismo tiempo”. En esta situación, agrega, se plantea un enorme desafío político en Washington: "Probablemente no será muy fácil”.