04/May/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Mayo 5 de 1862: se celebra en Puebla, la Batalla del 5 de Mayo. Las tropas francesas, dirigidas por el conde de Lorencez; y el ejército nacional, dirigido por el general regiomontano Ignacio Zaragoza, libraron un enfrentamiento que es considerado como la gesta militar más importante en la primera parte de la segunda intervención francesa, en la que, habiendo una gran diferencia en armamento y preparación, el ejército de Napoleón III, considerado el mejor del mundo, derrotado por los mexicanos.

Este sonado triunfo fue gracias a la estrategia de Zaragoza, quien se formó en el Ejército Liberal de Nuevo León, luego de abandonar sus estudios en el Seminario de Monterrey. El presidente Juárez había declarado una moratoria de dos años para pagar la deuda externa pues la Guerra de Reforma había dado al traste con la economía nacional. Sin embargo, tres naciones decidieron invadir México: España, Inglaterra y Francia. Venía a cobrase por la fuerza su dinero, aunque pero en realidad las tres tenían otro interés: España quería recuperar México; Inglaterra extender su imperio en América al haber perdido las trece colonias que se le habían independizado y convertido en Estados Unidos; y Francia, quería abrir nuevos mercados cercanos precisamente a Estados Unidos. Juárez propuso el acuerdo llamado Tratados de la Soledad, aceptado por España e Inglaterra retirando sus tropas, pero Francia, al contrario, inició una invasión al país.

Juárez convocó a todos los mexicanos a defender la patria y conformó un Ejército de 4 mil 800 hombres. Ignacio Zaragoza, inteligente militar que había nacido en Bahía del Espíritu Santo, del estado de Coahuila y Texas, fue nombrado el 15 de enero de 1862, jefe del Ejército de Oriente, esperando en Puebla el primer zarpazo de la fiera francesa que se encaminaba a la ciudad de México. El 5 de mayo de 1862, Lorencez ordenó atacar los fuertes de Loreto y Guadalupe, siendo rechazado una y otra vez con grandes pérdidas humanas pues intentó tomar varias veces esas fortificaciones, pero ante el fracaso evidente hubo de ordenar la retirada, con una indignante (para Napoleón III) persecución de la caballería mexicana.

El general Ignacio Zaragoza envió un telegrama al presidente Juárez como preludio del parte de guerra iniciando con una frase que se hizo famosa: “Las armas nacionales se han cubierto de gloria”. Desafortunadamente, en septiembre de ese mismo 1862, Zaragoza enfermó de fiebre tifoidea y murió a los 33 años de edad. No alcanzó a ver cómo otro nuevoleonés, Mariano Escobedo, de nuevo derrotaría a los invasores en la Batalla de Santa Gertrudis y luego el 15 de mayo de 1867, en Querétaro, al mismísimo emperador Maximiliano quien le entregó -sin tener el apoyo documental de este hecho- su espada en señal de rendición. Es sabido que en Estados Unidos se festeja más esta batalla del 5 de Mayo que en nuestro país, porque si Napoleón III hubiese tenido el control de México, la historia tal vez habría dado una más de sus acostumbradas volteretas.