Residentes y funcionarios del estado de Texas se preparaban para la llegada de Harvey, que ganó fuerza hasta convertirse en un huracán de categoría 2, anunció a primera hora del viernes el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos.

  Harvey pasó rápidamente el jueves de depresión tropical a huracán de categoría 1. En la madrugada del viernes, el centro actualizó su estatus elevando su peligrosidad en un grado.

  La última tormenta de igual potencia en Estados Unidos fue el huracán Wilma, que llegó a Florida en octubre de 2005.

  “Lo que hemos pronosticado es que continuará intensificándose hasta que toque tierra”, dijo el portavoz del Centro Nacional de Huracanes, Dennis Feltgen. “Es el tiempo de correr  y esconderse de los vientos” que están a punto de llegar, agregó el centro. “Si no lo hace, podría resultar lesionado, perder la vida o padecer sufrimiento inmenso”.

  Se espera que el meteoro, que alimentado por las cálidas aguas del Golfo de México podría alcanzar categoría 3 durante el viernes, deje hasta tres pies de lluvia, vientos de 125 millas por hora y olas de hasta 12 pies de alto.

  Está previsto que Harvey, calificado de “tormenta peligrosa” por los meteorólogos, toque tierra a última hora del viernes o a primera del sábado entre Port O’Connor y la bahía de Matagorda, una franja de 30 millas de costa a unas 70 millas de Corpus Christi, Texas.

  La supertormenta Sandy, que azotó Nueva York y Nueva Jersey en 2012, nunca tuvo vientos tan potentes y perdió su categoría tropical antes de tocar tierra. Sin embargo, causó gran devastación sin haber sido catalogada nunca como un importante huracán.

  Los siete condados costeros de Texas desde Corpus Christi hasta el extremo occidental de la isla Galveston ordenaron el desalojo obligatorio de miles de habitantes de las zonas bajas. En cuatro de esos condados, las autoridades ordenaron evacuación total y advirtieron a quienes decidieron quedarse que no podrían garantizarles el rescate.

  Las evacuaciones voluntarias fueron recomendadas para Corpus Christi y la península Bolivar, donde una marejada causada por el huracán Ike se llevó muchas casas en 2008.

  Funcionarios estatales expresaron su preocupación por el bajo número de evacuaciones con respecto a supertormentas anteriores.

  “Muchas personas dan por sentado que no representará mucho peligro para ellas”, dijo el gobernador Greg Abbott a la televisora KPRC de Houston. “Por favor, atiendan las advertencias y desalojen cuanto antes”.

  El anuncio surge minutos después de que el gobernador del estado, Gregg Abbott, dijera en conferencia de prensa que ha solicitado al presidente Donald Trump que decrete un declaratoria presidencial de desastre antes de la llegada del huracán, lo que podría dirigir fondos federales a las áreas que se verán impactadas.

  “Este será un gran desastre”, dijo Abbott luego de una reunión con autoridades de emergencia del Departamento de Seguridad Pública de Texas (DPS). “Mi meta es que pasemos por esto en una forma en que perdamos vidas”.

  Durante una conferencia acerca de los preparativos finales, Abbott urgió a los residentes de las zonas costeras a evacuara, aún si los condados en los que residen no están bajo una orden de evacuación obligatoria.

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Abbott ha llamado a servicio a unos 700 miembros de la Guardia Nacional de Texas ante la llegada de Harvey, que es el primer huracán que golpea el estado desde Ike en 2008.