06/May/2024
Editoriales

Epidemias en el Monterrey antiguo

El estrés que provoca la actual Pandemia nos hace pensar que se trata de algo inédito, cuando en Monterrey siempre han existido enfermedades contagiosas. Por ejemplo, hace 360 años -en diciembre de 1661- la Ciudad sufría tremenda epidemia de Viruela. Pero antes y después de esa fecha hubo otras enfermedades, de manera que ahora en diciembre de 2021, ciertamente vamos saliendo de la crisis sanitaria del Covid 19, y ya surgió una nueva amenaza con el inminente arribo de la cepa Ómicron del mismo virus que es mucho más transmisible. 

 

¿Esto significa que debemos regresar al claustro voluntario? ¿De nuevo se detendrá la economía? No lo sabemos aún, es más, ni siquiera se ha estudiado cabalmente este nuevo ataque del mini mundo viral. Dicen que la Cepa Ómicron es mucho más contagiosa, pero algunas versiones afirman -sin bases- que es menos mortífera.   

 

Ante la incertidumbre, lo único que procede es aplicar lo aprendido en estos dos últimos años así como de las experiencias históricas documentadas. Porque antes, como las enfermedades contagiosas eran un misterio, se adjudicaban a fuerzas sobrenaturales. 

 

La historia de las enfermedades virales en nuestro Continente inicia con el arribo de los europeos en 1492, y la estadística mundial es que se presenta una pandemia y 150 epidemias cada siglo. En 1859 comenzó a iluminarse el lóbrego escenario cuando Luis Pasteur descubrió las bacterias y en 1928 Alexander Fleming desarrolló la penicilina. La diferencia entre bacterias y virus fue comprendida en 1931 con las investigaciones de William Goodpasture, y a pesar de que no se sabe cómo destruirlos, al menos ya existen vacunas que preparan al organismo con anticuerpos para la llegada del virus. 

 
 

Se ha avanzado tan poco en esta materia que la pandemia de COVID 19 es la primera que la humanidad enfrenta sabiendo cuál es su patógeno, y la secuencia de su ADN, lo que ayuda mucho a su comprensión y combate. Además ya se escuchahablar de virus satélites, de protones y viroides, aunque no se sabe aún qué enfermedades causan, ni cómo combatirlos.Pero los científicos están avocados a su estudio, así que pronto habrá novedades favorables.  

 

Breve recuento de las epidemias

La primera epidemia en lo que sería la nueva España fue el Sarampión que llegó con la expedición de Pánfilo de Narváez -descubridor y poblador de Florida- a Veracruz en 1519. Le siguieron: otra de Sarampión en 1534, y luego en 1588 el Cocoliztli, en 1595 la Viruela, y el mismo año de la fundación de Monterrey -en 1596- regresó el Cocoliztli, que en náhuatl literalmente significa El Mal. Como antes de 1588 pasó el Cometa Halley, se le achacaba un mal presagio de enfermedades contagiosas.

 

Durante siglos se creyó que el Cocoliztli era Sarampión, pero hoy se sabe que era la Salmonela que se expandió por los territorios conquistados y colonizados con el consumo de huevo de gallina (Gallus gallus domesticus) porque los huevos de guajolote, perdices y aves silvestres no trasmiten la Salmonela. La gallina fue traída por los europeos y como ellos ya tenían anticuerpos para esa bacteria, sólo un 15% de españoles murió de Cocoliztli, mientras entre los indígenas murieron millones.   

Después de la fundación de la Ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey, entre 1596 y 1602, hubo algunos casos del Cocoliztli -nombre utilizado en las zonas de habla náhuatl-, en otras tomó nombres como tabardete, tabardillo, causón, fiebre pútrida, tiphus exantematicus. Los reineros le decían tabardete o tabardillo, y no existe un registro exacto de víctimas en nuestra Ciudad.

En ciudades más grandes como México, Tlaxcala, Valladolid -Morelia-, Guadalajara, Nochistlán y algunos centros de concentración indígena como Tzintzuntzan, Uruapan, Ometepec, entre muchos otros, se formaron Hospitales de Indios, atendidos por la Iglesia Católica. En Puebla, Oaxaca, Veracruz, Guadalajara, Guanajuato, San Luis Potosí y Monterrey, no hubo hospitales pero si unos ‘cuartillos’ donde aislar a los enfermos.

Como en aquellos tiempos nuestra Ciudad se desplantaba al norte del Río Santa Lucía, esos ‘cuartillos’ se ubicaron al poniente, con rumbo a la Misión de Piedra Blanca y su Capilla El Roble, en algún lugar alto, tal vez cercano a la actual Plaza del Colegio Civil alejados de las corrientes de agua para no contaminarlas.

En el año de 1646 al parecer por noviembre, según narración de Alonso de León, llegó a Cadereyta un forastero ‘mancebo’, que venía de algún lugar incierto de la Nueva España y “apestó la villa y todo el reino”. Sólo en el año de 1647 murieron más de 500 personas sin distingo de castas.

Había fogatas encendidas día y noche a la entrada de la Ciudad

Como era obligatorio en el Imperio Español, en las entradas de Monterrey se instalaron grandes fogatas encendidas día y noche para advertir a los forasteros que había alguna enfermedad contagiosa en la ciudad. Y era tal la mortandad que por temor al contagio casi no asistía gente a las misas ni a los entierros. En ese año de 1647 muchos de los “indios chichimecas” dejaron la Ciudad y se trasladaron a “sus rancherías” es decir, a algún poblado o campamento de indios.

Transcribo la narración de un fraile sobre el método de los indios de la región para protegerse de la desconocida viruela:

 

“es lo que observan estos bárbaros para libertarse, a su parecer, de las viruelas, que juzgan ser cosa viva y que se va tras de ellos. Luego que alguno de ellos está cubierto de esta inmunda enfermedad, lo ponen debajo de una sombra y lo cercan de espinas, dejándole algún bastimento y agua, si no la hay cerca y lo desamparan, con tanta soledad, que si él mismo no se ayuda y Dios, como padre, no lo socorre, muere sin remedio, quedando allí para pasto de los animales y aves carniceras. Cuando se mudan los que no están tocados de la epidemia, van sembrando, a trechos, por la senda, muchas espinas, persuadidos a que si van tras de ellos las viruelas, encontrándose con aquellas agudas espinas, se reventarán y no tendrán fuerza para seguirlos."

Hubo comunidades indígenas que fueron arrasadas completamente con reportes de que en cierta ‘.. ranchería que ya se ha ido acabando y no ha quedado más de uno de nación alazapa.’ 

Se recibe ayuda económica del Virreinato

En esa ocasión nuestra Ciudad y su economía quedaron devastadas, por primera vez hubo de utilizarse la “Bondad del Rey” trayendo convoyes de maíz, trigo y frijol de San Luis Potosí y de Matehuala. Y en consecuencia, durante los siguientes años hubo escasez de mano de obra ante la muerte de masiva de naturales.

La epidemia duró poco y para  principios de 1648 “purificó Dios los aires; quitando Dios este tósigo que por sus juicios secretos traían, quedando la tierra con algún resuello”. Sin embargo, la economía quedó tan deteriorada que el apoyo económico del Rey continuó utilizándose hasta el año de 1650. Una vez que se pudo, y retirada la ‘Bondad del Rey’ se inició la reconstrucción de la economía, pues habían quedado muchas milpas “enmontadas” dentro de la Ciudad, es decir, que nadie las trabajó todo ese tiempo, así que el alcalde Juan de Abrego mandó limpiarlas en 1653.

Nuestra amada Ciudad descansó unos años hasta la llegada de otra nueva epidemia. Continuará… 

Fuentes

Joaquín Escriche, Diccionario razonado de legislación, civil, penal, comercial y forense, facsímil. UNAM

Archivo Histórico de Monterrey. Colección Civil.

VOLUMEN 6. Expediente 49

Volumen 7. Expediente 5

Archivo General de la Nación. Hospitales: vol. 28, Exp. 10

Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de Nueva España. Sepan Cuantos. Porrúa.