04/May/2024
Editoriales

El perdón al traidor

Cómo batallo para perdonar a quien me hizo daño, sobre todo a quien traicionó mi confianza, pues el enemigo mayor es el que trae rostro de amigo.

He soñado escenas en las que me veo perdonando a los traidores y despierto sintiéndome peor, como un desleal a mis amigos probos.

Sin embargo, necesito quitarme esas telarañas del cerebro, requiero perdonar para liberar las ataduras que amargan el alma y enferman el cuerpo.

Tal vez el quid del asunto sea encontrar un ángulo de observancia distinto de la traición, para aceptarla como algo ya pasado, y a lo pasado ni el cielo tiene remedio.

Perdonar no debe ser el olvido, porque si me espero hasta que eso ocurra puede transcurrir el resto de mi vida, pues lo que duele se graba más que lo que agrada.

Tampoco es justificar la traición, o negar el dolor causado, ni darle la razón al traidor.

Creo que es tratar de soslayar los pensamientos negativos que me causaron dolor y aceptar lo que ya pasó.

En realidad al único que tengo qué perdonar es a mí mismo, por todas las cosas que no fueron de la manera que yo pensaba serían.

Así que me haré una declaración íntima de que puedo y debo renovarme diariamente, para que conforme pasen los días, el perdón sea cosa del pasado. 

Pero mientras eso sucede, al traidor le digo que se vaya a … Chihuahua a un baile