27/Apr/2024
Editoriales

Hallé el suéter… y el recuerdo de mi madre

Cierto día, al mover en casa un ropero, inexplicablemente encontré caído en el piso un suéter que desde nuevo se había extraviado. El lapso entre la compra y su hallazgo fue de varios años, tantos, que ya se me había olvidado la prenda y hasta el coraje que hice en su momento, al concluir que lo había olvidado en el avión que me trajo de regreso cuando fui a California a visitar a mi hermano Nacho, QEPD. 

Aunque la temperatura no justificaba plenamente su uso, pues recién había terminado el periodo estival, el primer día que amaneció medio fresco, lo estrené. 

Sin embargo, al momento de ponérmelo cuando pasaba por mi cabeza el cuello en V del suéter, su olor me retrotrajo entrañables recuerdos infantiles, pues olía como una tienda en Brónsvil a la que mis padres me llevaban cuando vivíamos en Matamoros, y su aroma me fascinaba. 

Mi mente recreó una escena desde que entrábamos a una tienda de la calle Elizabet, hasta que mi madre compraba una bolsa de los riquísimos dulces de gomitas que yo quería. 

Ese recuerdo estaba más escondido en mi memoria que el suéter encontrado, y mágicamente apareció. 

Investigué el fenómeno y aprendí que el olfato es el sentido que se encuentra más cerca del hipocampo, la estructura cerebral responsable de la fijación de los recuerdos y que se conecta directamente con el sistema límbico, que constituye el centro emotivo del cerebro. 

Los demás sentidos tienen que recorrer un largo camino para llegar a los circuitos de la memoria y a los emocionales del cerebro. 

Esta es la explicación: la geografía del cerebro es la que hace que un olor familiar pueda despertar vívidos recuerdos antiguos, algo que podríamos llamar nostalgia; y todos tenemos esa facilidad. 

A ello se debe que los olores a sudor, a gasolina, a humo, etcétera, nos recuerden instantáneamente algo que vivimos.

Para entendernos mejor, le diré que esto explica por qué los perfumes nos recuerden a las personas que los usaban, aunque hayan pasado muchos años sin verlas.