24/Apr/2024
Editoriales

Alimentos, vacunas y energéticos; las 3 soberanías que urge recuperar

 

La utilidad de las crisis como la de la pandemia Covid-19 y el colapso del suministro de gas natural desde Texas a nuestro país, es que nos hace ver, sin dejar lugar a dudas, aquello que  se ha hecho mal en México. La pandemia, por ejemplo, ha dejado a simple vista el desmantelamiento y precarización del sistema de salud pública (IMSS, ISSSTE, SS etc.),  que es el que atiende a más del 90% de los enfermos de Covid-19, un sistema de salud que urge reconstruir y reequipar sin que nadie pueda dudarlo. Sin embargo, la pandemia también ha dejado ver otra deficiencia enorme de la economía nacional y ésta se expresa en el hecho de que más del 80% de los muertos por Covid-19 tenían comorbilidades asociadas a la mala alimentación,  como el “síndrome metabólico” (Cintura amplia, sobrepeso, hipertensión) y  la  diabetes.  Nuestro país tiene un déficit de 56% en los alimentos que consume, debido, en gran medida, a que desde los años 80s hasta el 2018, se impuso la tesis de que “es muy caro producir en México, es mejor importar alimentos baratos”.  Todavía el año pasado, producíamos sólo un 25% del trigo empanizable; un 20 del arroz que consumimos; sólo un 15% del maíz amarillo que se usa para forrajes.  En cuanto a la carne y la leche importamos de otros países un 18% del total que consumimos y de carne de cerdo importamos el 60% del consumo.  En los últimos 3 años, se aplicó en la producción agropecuaria el criterio del “precio de garantía”-- mismo que se abandonó desde los años 80s--, y esto ha permitido el incremento de la producción de maíz blanco en un 30% y de maíz amarillo en un 3.6%

  Recuperar la producción de todos estos alimentos requiere una política soberana de estimular la producción y proteger al productor garantizando buen precio, comercialización y créditos, todo lo que se eliminó hasta antes del 2018.  

  Por otro lado, la pandemia Covid-19 ha obligado al país a comprar 224 millones de vacunas a lo largo de un año y meses, los cuales costarán alrededor de 60 mil millones de pesos (mdp). De ellas de Astra Zeneca (inglesa) serán 77 millones; de Pfizer (EU) serán 34 millones; de CanSino Biologic (China) 35 millones; de Sputnik  (Rusia) 24 millones. Aunque la vacuna AstraZeneca será procesada en nuestro país en base a una fórmula inglesa, México dejó de producir todas sus vacunas a partir de 1999 cuando se decidió que “Es más barato importar que producir en México”. El Instituto de Virología, creado en 1960 y que le dio al país autosuficiencia total en vacunas (polio, viruela, influenza, tuberculosis, tétano, la triple, etc) y además era gran exportador, desapareció y fue Birmex SA, una especie de Asociación Público Privada, la que ocupó su lugar como “comercializador” (o  sea importador) de vacunas y en la actualidad sólo produce 3 de ellas.  México tendrá que rehabilitar su planta productora de vacunas aprovechando la coyuntura del Covid-19 y produciendo una propia contra ese virus que se llamará “Patria”, según anunció el presidente AMLO.  

   Sobre la pandemia nos atacó otra crisis inesperada: El colapso del suministro de gas natural desde el estado de Texas (USA) a nuestro país.  Desde el año 2000, el sistema eléctrico mexicano fue “reconvertido” paulatinamente para que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) dejara de ser hegemónica y los “generadores privados” tomaran prominencia. En el año 2000, la CFE generaba el 80% de la electricidad del país y ahora sólo el 50%.  La mitad que generan los privados se hace en su mayor parte en plantas de “ciclo combinado” (gas y vapor), dizque porque contamina menos que las plantas de carbón o combustóleo. Actualmente, un 40% de la generación de energía en el país se hace mediante esas plantas de ciclo combinado y el 80% son de empresas privadas como Iberdrola, Mitsubishi, Mitsui, Naturgy (antes Gas Natural) Saavi y otras.  Existen 24 conexiones de Texas a México para el suministro del gas natural que requieren esas plantas. Al dispararse el consumo de gas en Texas en un 20% (equivalente a todo el consumo de México) en medio de un clima ártico que colapsó plantas y pozos, así como las “energías renovables” eólica y solar, Texas dejó de suministrar gas y las empresas privadas simplemente pararon. La CFE recurrió a plantas de carbón e hidroeléctricas y a cortes de 1 a 3 horas intermitentes,  en 26 estados de la República,  para restituir el servicio en 2 días, desde el 15 al 17 de febrero. Cabe señalar que lo que ocurrió con el suministro del gas natural a nuestro país podría repetirse en otra ocasión de crisis  en el caso de las gasolinas. México de ser autosuficiente en gasolina, como lo fue de petróleo   hasta el año 2000 aproximadamente, depende ahora de un 75% de su consumo de gasolina y el 90% proviene de refinerías texanas.  La producción de gas, que se abandonó por décadas, igual que se abandonaron las refinerías productoras de gasolina y diesel tienen que ser recuperadas, es otra área de la soberanía que se nos arrebató mediante políticas dictadas desde los organismos internacionales como el FMI, la OCDE, la OMC y los grandes bancos internacionales. Si el gobierno de la 4T logra esto, estará justificado ante la historia.