02/May/2024
Editoriales

Es chino quien compite con Da Vinci; inventó el primer detector de terremotos

Lo que sucede en oriente es, muchas veces, ajeno a nosotros. Tan solo por mencionar un ejemplo, muy poca gente sabe que en China existió un sabio que se compara al mismísimo Leonardo da Vinci, y se llamó a Zhang Heng (78 - 139 dC.). Este erudito nació en la actual ciudad de Nayiang, y llegó a dominar destacadamente la astronomía, las matemáticas, la geografía, la literatura, la poesía y muchas otras artes.                                                         

Entre sus múltiples inventos se encuentra el Primer Detector de Terremotos, que data del año 132, es decir, mil 700 años antes que el primero europeo. Con este viejo artilugio Heng podía identificar no sólo la presencia de un movimiento telúrico sino que también permitía detectar la dirección en la que se había producido un terremoto a más de 600 kilómetros de distancia. 

Se trataba de una gran cazuela de bronce que tenía adosados ocho dragones en su parte externa, que marcaban las ocho direcciones primarias del territorio chino. 

Estos dragones sujetaban en su boca una bola de bronce y debajo de cada uno de ellos una rana también de bronce, que tenía la boca abierta esperando la bola mencionada. Cuando se producía un temblor, caía la bola en la boca de una de las ranas, y dependiendo de cuál de ellas hubiese sido la recipiendaria, se obtenía la dirección del lugar en el que se había producido el epicentro del temblor. 

En el año 2005, algunos científicos de la ciudad de Zengzhou, lograron replicar el detector de Zhang y lo pusieron a prueba. 

Simularon cuatro terremotos ocurridos en China y Vietnam, y el sismómetro de Zhang consiguió detectar a los cuatro, y no sólo eso, pues el sismómetro de Zhang consiguió localizar la dirección del epicentro. 

Este erudito no era el único, sino que en esos tiempos China tuvo muchos otros sabios que le permitieron a esa gran nación ocupar un lugar preponderante en materia de avances científicos, muchos de los cuales fueron copiados en Europa y patentados como propios.

Sin embargo, su increíble crecimiento demográfico arrastró al Gran País amarillo a niveles económicos miserables, pues su producción no había crecido en la misma proporción, pero una vez superados sus graves problemas económicos y políticos internos, hoy resurge como la potencia económica más temible de la historia, pues tiene un desarrollo productivo muy superior a cualquiera otra nación occidental, y sus científicos están al mismo nivel que los de cualquiera otra nación desarrollada.