03/May/2024
Editoriales

“París era una fiesta” *

De los Mundiales de Fútbol a los que hemos asistido, ya sea como directivo o como simple aficionado, sin duda el mejor - por mucho - ha sido el de Francia 98, y coinciden los aficionados y directivos que tuvimos la suerte de presenciarlo completo ya que el país anfitrión se preparó con tiempo para que dicha justa se llevara a cabo con una organización excelente sin que fallara nada en cuanto orden y logística.

 Se llevó a cabo del 10 de junio al 12 de julio de ese año correspondiendo a la decimosexta edición de la Copa Mundial de Fútbol, con la participación por primera vez de 32 selecciones divididas en 8 grupos, clasificando los primeros 2 a octavos de final. El sorteo se realizó en Marsella el 4 de diciembre de 1997, donde estuvimos presentes como participantes y miembros del Comité Organizador, a partir de esa fecha, inició una incansable actividad con reuniones y visitas a todas las sedes para inspeccionar que todo se estuviera llevando de acuerdo al Cuaderno de Cargos que en todos los mundiales se debe llevar al día y cuidar todos los detalles de la organización.

  A México le tocó en el grupo “E”,  compuesto por Países Bajos, México, Bélgica y Corea del Sur, pudiéramos decir que un grupo fuerte. Habría que mencionar que México, bajo la dirección de Manuel Lapuente se concentró por primera vez, tres meses antes del Mundial y buscamos el lugar ideal para que el equipo estuviera verdaderamente concentrado, lejos de las visitas de aficionados que por primera vez fue una asistencia nunca vista a pesar de ser en otro Continente, como resultado, escogimos un castillo a 50 kilómetros de París, un lugar precioso en la campiña francesa alejado de todo, pero con las instalaciones necesarias para que el equipo pudiera entrenar en un magnífico campo de golf dentro de las instalaciones. Nosotros estábamos alojados en París en el Hotel sede de la FIFA desde donde nos trasladábamos diariamente a la concentración del equipo para resolver cualquier inconveniente que se presentara.

  Las sedes del Mundial fueron 10,  Burdeos, Lens, Marsella, Montpellier, Toulouse, Saint-Etienne, Nantes, Lyon y por supuesto París con sus dos magníficos Estadios, El Parque de los Príncipes y Saint-Denisse que se construyó especialmente para ese mundial donde se jugaría la final.

  Nuestro equipo llegaba bien preparado, con figuras que jugaban muy bien, encabezados por Cuauhtémoc Blanco, Jorge Campos, Ramón Ramírez, Claudio Suárez ,Ricardo Peláez, Raúl Rodrigo Lara, Alberto García Aspe y Luis Hernández que sin duda, fue la sensación del torneo, recibiendo muchas propuestas para quedarse a jugar en Europa, sólo por mencionar algunos que dejaron todo en la cancha ante el asombro de los europeos. Son memorables los 3 primeros juegos; el primero contra Corea del Sur, el 13 de junio en el estadio Garland de Lyon, donde México logró un buen resultado de 3-1 con goles de Ricardo Peláez al minuto 51 y dos de Luis Hernández en el minuto 74 y 84, para remontar un marcador en contra de 1-0 , el segundo partido se realizó en el Estadio Lescure de Burdeos, el 20 de junio enfrentando a Bélgica en donde, para variar, nuestra selección remontó un marcador con goles de Garcia Aspe de penalti en el minuto 55 y un extraordinario gol de Cuauhtémoc Blanco en el minuto 62. Vendría el tercero contra Países Bajos,  en Saint-Etienne, el más difícil para pasar a la siguiente ronda. Empezamos perdiendo ya que en el minuto 4 nos metieron el primer gol, (Cocu) y al 18 el segundo (Boer). Vendría una heroica reacción de México y casi al final, Peláez marcaría el primero y en la agonía del partido, Luis Hernández al minuto 90 anotaría el de el empate para pasar a la siguiente ronda. Hay que mencionar que para desplazarse y debido a la gran cantidad de aficionados mexicanos, nos dimos a la tarea de alquilar trenes completos para que los aficionados viajaran juntos y seguros y una vez terminados los partidos, regresaran a París.

  Pasaría México a octavos de final jugando nada menos que contra Alemania el 29 de junio en Montpellier, donde nos ilusionamos cuando Luis Hernández anotaría el gol que nos daba la ventaja momentánea en el minuto 47, pero vendría el gol del empate al 75  anotado por Klinsmann y una falla de marcación, permitió que al final del partido, minuto 86, Bierhoff  nos quitara la ilusión del ansiado quinto partido. Mención especial merecen las autoridades de la Embajada de México en Francia que nos facilitaron sus instalaciones para que los aficionados mexicanos adquirieran sus boletos para ese cuarto partido ya que se venden sólo para la primera ronda. Para evitar la reventa,  les exigíamos a los aficionados su pasaporte para comprobar que eran mexicanos y secretamente, les poníamos una marca a dicho pasaporte, así evitamos que algunos aficionados hicieran mal uso de los boletos.

  La gran Final fue un partido entre el equipo anfitrión, Francia contra Brasil en el  majestuoso Estadio Saint Denisse en donde la figura fue Zidane con dos goles más otro de Petit  en el minuto 92 . Se iniciaba una fiesta en el centro de París que parecía que nunca terminaría. Los franceses se mostraban felices y nosotros observando dicho festejo. Dos días antes, el 10 de julio en el Campo Marte y como fondo la Torre Eiffel, se realizó el concierto de “Los Tres Tenores”, José Carreras, Plácido Domingo y Luciano Pavarotti, acompañados de la Orquesta Sinfónica de París donde fuimos invitados en una noche esplendorosa y memorable. Con todos  estos elementos y a punto de cumplirse 25 años de dicho evento,  hacen que el Mundial de Francia 98 sea a nuestro juicio, el mejor que se haya celebrado hasta la fecha.

 

*Ernest Hemingway, Autobiografía