02/May/2024
Editoriales

La veleta y el político saltimbanqui giran a donde sople el viento

 

 

Desde que empezó el mes de marzo se sintió un cambio en el clima, y más con la llegada de la primavera, hace cinco días. En marzo siempre hay novedades, pues como dice un refrán español: cuando marzo vuelve el rabo, no queda oveja con pelleja ni pastor desamarrado. 

Hoy es común decir que el cambio climático ya sustituyó todos los códigos de comportamiento del clima, pero la tradición sigue siendo que marzo traiga vientos fuertes: “Febrero loco y marzo otro poco” decían nuestros abuelos. Tan es así, que los meteorólogos tomaron como suyo un antiguo refrán de marineros: En marzo, la veleta, ni dos horas está quieta. 

Sin embargo, este dicho popular también aplica para otras actividades humanas, como por ejemplo, la política y en forma especial para la proclividad de los políticos que se manifiesta cuando salen a buscar un nuevo puesto sin cuidar los principios de veracidad, congruencia y lealtad.

Porque ahora en marzo, al igual que en enero, febrero, abril, mayo, junio, julio, agosto, septiembre, octubre, noviembre y en diciembre, abundan las manifestaciones de hombres y mujeres saltimbanqui.

No es que nos interese que cambien su ideología en un santiamén, pues cada quien construye el prestigio que heredará a sus descendientes. 

Sin embargo, cuando los votamos consideramos elementos como capacidad, honestidad, biografía, y partido político que lo postuló.

Debería haber un cambio en las leyes que obliguen a los funcionarios electos por un partido, para que cuando decidan cambiar su militancia, renuncien a su partido político y también al puesto que obtuvieron gracias a la marca política que los postuló.