02/May/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Diciembre 20 de 1933: Se inaugura oficialmente la Primera Universidad de Nuevo León en la antigua sede del Colegio Civil. Los gobernadores Aarón Sáenz y Francisco A. Cárdenas impulsaron la instauración de la educación universitaria con una nueva Ley de Instrucción Pública que urgía al Colegio Civil a convertir sus cátedras en universitarias, y numerosos profesionistas se sumaron a ello. Se pretendía crear una universidad en el norte de México para desahogar a la de la capital, pues para los norteños era mejor irse a estudiar a Estados Unidos, sin embargo, Chihuahua y Coahuila también deseaban la sede de esa universidad regional. Finalmente se desmanteló el concepto de universidad regional y se formó una coordinación para gestionar la creación de una Universidad para Nuevo León, encabezada por el gobernador Francisco A. Cárdenas y un grupo entusiasta formado por Juan Manuel Elizondo, José Alvarado, Raúl Rangel, más representantes de la empresa, la banca, profesionistas, maestros y estudiantes que redactarían las bases orgánicas de la Universidad.

El 31 de mayo de 1933 culminaron los trabajos con la primera Ley Orgánica de la Universidad de Nuevo León, para “procurar la educación integral del hombre en un plano de absoluta igualdad y en justo equilibrio de fuerzas, valores y actividades”. Los cursos iniciaron el 25 de septiembre de 1933 en cuatro facultades y seis escuelas con 197 alumnos de licenciatura y mil 229 de bachillerato. Se integraron las escuelas de Medicina, Derecho, Ingeniería Civil, Química y Farmacia, la Normal, el Colegio Civil -como Escuela de Bachilleres- la “Álvaro Obregón”, la “Pablo Livas”, Enfermería y Obstetricia. La Universidad de Nuevo León tenía por lema “Mi raza como norma, la humanidad como horizonte”, convirtiéndose en el centro de la cultura de Nuevo León y del noreste. Pero duró muy poco el gusto, pues al llegar la “socialización de la educación” del presidente Lázaro Cárdenas, el rector Ángel Martínez Villarreal hizo la conversión ideológica sin libertad de cátedra. Y como era lógico en una entidad como la nuestra, hubo protestas y estalló una huelga que culminó en la disolución de la Universidad, el 28 de septiembre de 1934 y en su lugar se creó la Comisión Organizadora de la Universidad Socialista. El 7 de septiembre de 1935, el gobernador Pablo Quiroga erigió el Servicio de Cultura Superior y creó el Instituto de Orientación Social, la Escuela de Cooperativismo y la Escuela Normal Socialista. En diciembre de 1937 se creó la Escuela de Bachilleres nocturna, hoy Preparatoria 3, para que los obreros pudieran acceder a estudios profesionales. Afortunadamente llegó Ávila Camacho en 1940 a la Presidencia de la República, y pronto regresó la libertad de cátedra y se restableció la Universidad de Nuevo León, un gran centro de estudios universitarios que es orgullo de Nuevo León y de México, muy bien “rankeada” en el Top Ten de Instituciones académicas y de Investigación en México. Nuestra Máxima Casa de Estudios ha vencido una y otra vez los embates de quienes quisieran tener el control de la enorme cantidad de estudiantes y maestros que conforman actualmente la gran comunidad universitaria de Nuevo León. Es repetitivo el fenómeno de criticarla, y en el fondo de tales críticas subyace ese perverso deseo, pero los neoloneses bien nacidos aplaudimos los logros de esta noble institución.