Hay entre los universitarios de Nuevo León personajes que se han distinguido en las diversas ramas del quehacer humano. Su vida y su obra son ejemplo a seguir. Hay uno entre ellos que destaca en el contexto por su amor a la Universidad, por su contribución al engrandecimiento académico y material de la Máxima Casa de Estudios. Me refiero, al humanista, escritor, maestro universitario, promotor cultural, gobernante y Rector de nuestra Máxima Casa de Estudios: el Lic. Raúl Rangel Frías.
El maestro Rangel Frías es, sin duda alguna, una de las personas que más ha trabajado por la Universidad a través de su historia. Primero, como estudiante; después, como maestro; más tarde en el Departamento de Acción Social, y posteriormente como Rector, laboró incansablemente y con gran cariño por esta Universidad.
CREACIí“N DE LA
CIUDAD UNIVERSITARIA
Muchas cosas le debemos: Entre otras, la Escuela de Verano, la Biblioteca Universitaria, las revistas "Armas y Letras" y "Universidad", varias escuelas y facultades. Ya como Gobernador, consiguió realizar uno de sus más grandes sueños: la creación de esta Ciudad Universitaria. También fue el principal impulsor de la idea de traer hasta aquí la Capilla Alfonsina.
Después de haber sido Jefe del Departamento de Acción Social y Rector de la Universidad, el maestro Rangel Frías tuvo que dejar la Universidad para aceptar la candidatura al gobierno del Estado.
Aquella memorable noche del l7 de abril de l955, don Raúl pronunció en el Colegio Civil uno de los más bellos discursos de que se tenga memoria. Sus palabras aún resuenan en los corredores del antiguo edificio y en las mentes de los nuevoleoneses.
Ante quienes esperaban una despedida, les dijo: "¿Podré yo despedirme de la Universidad? ¿Podrá ser cierto que en esta noche yo haya venido a despedirme de esta juventud generosa, de estos maestros abnegados, de esta Casa que es mi vida?
"En medio de esta noche magnífica, mienten las estrellas si responden que yo me voy a despedir de la Universidad de Nuevo León. Podrá existir en términos generales una distancia; podrá en el tiempo establecerse un cierto olvido; pero hay en la esencia misma de la vida cosas eternas y definitivas y con esas cosas eternas y definitivas yo estoy solemnemente enlazado. Y esto que declaro hoy es la confesión del estudiante de ayer, del incipiente maestro de apenas hace poco y del Rector que fue vuestro amigo, enlazado en forma tal a su propia Casa, que sólo destruyéndose su vida podría derrumbarse su fe y su esperanza en la Universidad.
"Mi Universidad va conmigo. Ella no me dejará", dijo esa noche don Raúl. Y no se equivocó.
Años después, concluida su tarea al frente del gobierno estatal, se dirigió al claustro universitario en esta forma: "Ha corrido el tiempo y otra vez estoy aquí, quizás ahora para no irme jamás. En una noche cuyo firmamento estrellado fue testigo de mi palabra hice la afirmación de que jamás me podría despedir de la Universidad; que ella me acompañaría, que segura conmigo y que algún día habría de reclamar de nuevo el derecho de pasar por sus muros, bajo sus arcos y bóvedas antiguas. Y de nuevo, con la misma emoción del estudiante que ingresó al Colegio Civil, vengo tras duro bregar nuevamente a vosotros, mis jóvenes amigos, mis viejos maestros, mis compañeros.
"Nuestra Universidad --dijo el maestro Rangel Frías en palabras que podemos aplicar el día de hoy--, nuestra Universidad me hace volver al ámbito de su claustro. Aquí nada ha pasado, el antiguo Rector, el incipiente Maestro, el estudiante alucinado, es el mismo de hoy. Nada ha pasado; la vida nos espera: lo hecho, hecho está y ahora vamos a continuar el camino una vez más. La estrella de la tarde es la misma del amanecer. La vida está a las puertas en miles de corazones jóvenes; vayamos hacia ellos, volvamos al aula, regresemos de nuevo al espíritu de esta Casa".
Al honrar hoy la figura de este gran hombre, la Universidad se honra a sí misma, retoma el rumbo y reitera su compromiso de impulsar las tareas del espíritu, elevar la calidad de la educación y fomentar la investigación, para servir mejor a la comunidad y a la Patria.
La Universidad, por conducto de su Rector, de sus maestros y alumnos, reconoce en acto que se lleva a cabo esta mañana en la Explanada de Rectoría, una vez más, su trayectoria, su generosidad, su dimensión humana y la toma con respeto, como ejemplo de dedicación y de entrega a las mejores causas.
Poco más tarde, en la Capilla Alfonsina se presentará un libro con palabras de los amigos dedicadas a Don Raúl. Coincidentemente, este día se inicia la Feria Universitaria del Libro, organizada por la Secretaría de Extensión y Cultura.
RANGEL FRíAS
SEí‘ALA EL RUMBO
La figura de Raúl Rangel Frías continuará señalando el rumbo y servirá de ejemplo a las nuevas generaciones. Hombres como él y como don Alfonso Reyes seguirán presidiendo el destino de la Universidad y alentando la llama de la verdad.
Al recordarlo, vienen a nuestra memoria los gratos momentos que compartimos. Su compañía era una constante enseñanza por la que desfilaban desde los clásicos hasta los dichos populares. Supo amar la naturaleza: las flores, los árboles, los animales, el aire, el cielo y el sol. Nos enseñó a valorar las pequeñas cosas de que está hecha la vida.
Siempre había en él una palabra de optimismo, de consuelo, de aliento; nunca una queja, un lamento. Nos enseñó a aceptar los malos tiempos y a disfrutar los buenos momentos. Le gustaba destacar las virtudes y disculpar los defectos. Era un hombre que gozaba hablando bien de los demás. Nos demostró también que se puede --y se debe-- crecer con los demás.
Vivió siempre con entusiasmo y lo transmitió a sus amigos. Supo dirigir la mirada y la acción hacia lo bueno y lo bello. Recomendaba que para sobrellevar mejor la vida es necesaria una dosis de humor que nos saque de la rutina.
Sembró ideales y proyectos, pero sobre todo logró humanizar más la vida. Llevó los años con dignidad, sin dejar nunca de trabajar y con el espíritu siempre joven.
SU OBRA, EXPRESIí“N
DE NUESTRO TIEMPO
Su obra fue la expresión de nuestro tiempo. Estaba plenamente consciente de que el mundo del futuro se construye hoy. Su presencia contribuyó a iluminar el camino para las nuevas generaciones. Fue como don Alfonso Reyes --otro regiomontano ilustre-- un ser humano abierto a las corrientes del pensamiento universal.
Un hombre como Rangel Frías no podía conformarse simplemente con vivir; necesitaba crear. Y así lo hizo.
La presencia de don Raúl en este mundo contribuyó a iluminarlo. Su figura se elevará a través del tiempo hasta alcanzar su justa dimensión. Ahora que su voz se ha apagado es cuando más fuerte se escuchará. Su voz seguirá viva al pie de la montaña, en las aulas y bibliotecas, en el agua de la fuente y de los ríos, en el brillo del sol y en la flama universitaria que alienta la verdad.
Raúl Rangel Frías vivirá en cada nuevoleonés, en cada universitario y maestro. Raúl Rangel Frías vivirá en cada uno de nosotros
Esta noche, cuando se apague el día, a la entrada de Rectoría y frente a la Capilla Alfonsina, las estrellas contemplarán desde el cielo, la venerable figura del antiguo alumno del Colegio Civil, del excelente Rector y del magnífico gobernante, que ha regresado a su Casa, en la cual vivirá por siempre.