04/May/2024
Editoriales

Concesionar las nuevas líneas del Metro

La crisis del agua obliga al gobierno a redireccionar recursos económicos que se habían destinado a la construcción de obras relacionadas con la movilidad urbana. 

Se advierte que habrá un recorte presupuestal cercenando los proyectos de las líneas del Metro que el gobernador Samuel García había anunciado. 

Por lo pronto se anticipa que estudian reconvertir el proyecto de transporte colectivo para que sea más ligero, tipo monoriel, pero tiene el problema de compatibilidad con las unidades usadas en las Líneas 1, 2, y 3.     

Este tipo de problemas con el transporte se iniciaron hace 140 años, cuando llegó el Ferrocarril a Monterrey, pues su arrobadora presencia contrastaba con los rústicos medios de movilidad urbana de aquel tiempo; las calles no estaban pavimentadas, las carretas eran incómodas, sus trayectorias un total desorden, y la Hacienda Estatal estaba seca.

El gobernador Genaro Garza García no tenía presupuesto para la pavimentación y como hasta 1866 comenzó en Estados Unidos el uso de automóviles, aquí ni idea había de que podría existir una máquina que transportara por las calles y caminos sin necesidad de animales de tiro.

En febrero de 1882 GGG aprobó a Modesto Villarreal y Enrique Reiss la formación de la empresa ‘Compañía del Ferrocarril Urbano de Monterrey’, para construir una red de vías férreas en las calles citadinas y treparles unos carros de tranvía, tirados por mulitas.  

Luego de un año de instalación los rieles cruzaban la Ciudad partiendo del lado norte de la Plaza Zaragoza, por la calle del Puente Nuevo (Zuazua) hasta la plaza de 5 de Mayo, pasando por la del 15 de Mayo, hasta la del Roble (Juárez), luego por Washington hasta la Alameda nueva (Mariano Escobedo), volteando rumbo al Norte, hasta la Estación del Ferrocarril Nacional (en la avenida Colón). 

Sin embargo, los empresarios locales vendieron su concesión, ya con sus vías instaladas, a inversionistas de New York, representados por Mr. Tileston. 

Y como suele suceder, al saberse que se podía concesionar a inversionistas extranjeros, vinieron otros, y en 1888 el gobernador Jerónimo Treviño otorgó otra concesión a un tal A. C. Schryver, quien instaló más rieles, ahora al norte, hasta el Topo Chico, para conectar el balneario de Julio Randle, que era de aguas termales.

Mientras el Ferrocarril conectaba a Monterrey con muchas ciudades del país, en la Ciudad había tres compañías de tranvías de tracción animal: La Mexicana, La Randall y La Oriente.

Luego se construyó otra ruta que se volvió muy popular, llamada ‘Cuarteles’, que conectaba con el Cuartel militar que estaba en donde ahora se encuentra la Escuela Monumental Calles. Y otra ruta más que terminó siendo la de mayor demanda: la de San Luisito, que complementaba la de Cuarteles que llevaba pasajeros hasta la antigua Basílica de Guadalupe y la colonia San Luisito, que en 1910 se llamaría Colonia Independencia.  

‘El motor’ de los tranvías era de mulas jóvenes que sudaban la gota gorda para subir al norte hasta el Topo Chico y al sur hasta San Luisito, cruzando el río Santa Catarina.

Eran lugares tan altos que se requería reforzar el grupo de animales de tiro, con un par de mulitas adicionales.

Claro que cuando vieron los inversionistas locales que eran extranjeros los concesionarios, sobraron quienes quisieran participar en el negocio. Entre ellos se anotaron: Ramón N. Sepúlveda, Crecencio D. Arce, Pánfilo García, J. A. Robertson, Domingo M. Treviño, Miguel Margáin, y Aurelio Morelos y Zaragoza, que compraron acciones y algunos hasta consiguieron concesiones para instalar ciertos tramos de tranvía.

Aprovechando esa añeja experiencia local ¿no valdría la pena intentar concesionar alguna Línea del Metro a inversionistas privados?  

Desde luego que habría que subsidiar al concesionario para que la tarifa sea accesible al segmento social que se dirija, pero ¿a poco no está subsidiado actualmente el servicio de transporte público? 

La inflación ayuda a que los inversionistas busquen alternativas de negocio y, tal vez, esta sea una oportunidad de que tengamos por fin un sistema de Metro que solucione buena parte del problema de la compleja movilidad urbana.