26/Apr/2024
Editoriales

El año nuevo en Monterrey

Todas las grandes culturas del mundo tienen su propia fecha de año nuevo. En oriente predomina la celebración del año nuevo Chino, es decir, el primer día del mes zhÄ“ng yuè que corresponde al cinco de febrero del año Cristiano; el año nuevo Musulmán es el primer día del mes de muharram y puede corresponder tanto al día nueve como al diez de agosto. Sin embargo, para efecto de negocios internacionales y festividades, casi todo el mundo acepta lo estipulado por el calendario Cristiano o Gregoriano. 

 

El año Cristiano se basa en el antiguo calendario Romano - Juliano-, que iniciaba en la primavera; el primer mes era marzo -martius- en honor a Marte, dios de la Guerra.  Otros meses llevaban nombres agrícolas, como abril -aprilis-, la apertura de la tierra; y otros más con su orden numérico, como septiembre -september-, que era el séptimo mes. 

 

Por razones astronómicas relacionadas con el solsticio de invierno, los cambios militares y de gobiernos se hacían al iniciar el año. Pero el día primero de enero, los romanos celebraban el año nuevo con grandes bacanales y orgías, por lo que difirieron los cambios gubernamentales hasta marzo. No fue sino hasta el año de 153 antes de Cristo cuando los meses tomaron su orden actual: enero, febrero, marzo... 

 

Luego del nacimiento e inmolación de Cristo, la Iglesia Católica hubo de construir su propio calendario religioso aprovechando el romano. Conservó los nombres de los meses aunque fuesen paganos, como marzo -Marte-, julio -en honor al emperador Julio César-, o agosto -en honor a César Octavio Augustus-. 

 

Cómo se construyó el calendario Gregoriano

La Iglesia instauró el 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Jesús y la Pascua en fecha móvil, según la primera luna llena de primavera. Esto fue en el Primer Concilio de Nicea en el año de 325, y después acomodó en los demás días a los santos. 

 

El año Litúrgico Católico comienza el primer domingo de adviento, es decir, cuatro domingos antes de Navidad. La Iglesia buscaba evitar la coincidencia de su calendario con las festividades romanas de año nuevo -las de Baco o Venus-, que eran propicias para el pecado. Pero cuando en el año de 476 cayó el Imperio Romano, se inició el empoderamiento de la Iglesia Católica, y su expansión por todo el planeta. 

 

En 1515 empezó a notarse que el equinoccio de primavera se alejaba de marzo, por lo que se hizo una amplia investigación en los papados de León X, hasta Gregorio XIII -papa de 1572 a 1585-, concluyendo que el año era de 365.25 días -no de 365- por lo que se decidió crear cada cuatro años un año bisiesto que tuviera un día más -29 de febrero-, sustituyéndose el antiguo calendario Romano -o Juliano- por el nuevo calendario Gregoriano, que continuaba iniciando el día primero de enero. 

 

Pero faltaba resolver el desfase entre equinoccio y el mes de marzo. El papa Gregorio tomó una radical decisión: al jueves 4 de octubre de 1582 le siguió el viernes 15 de octubre de 1582. Con semejante determinación, desapareció de un plumazo el desfase.

 

Solucionado el conflicto cronológico, la Iglesia Católica impuso su nuevo calendario en naciones católicas como España, Italia, Portugal y otras, pero la Inglaterra Anglicana siguió con su propio calendario hasta 1752. Los anglicanos ignoraban el Adviento Católico y su calendario, celebrando la llegada del año nuevo según marcaba su propio calendario sin año bisiesto. Esto implicó graves problemas en el día a día de los negocios.

 

Y otras iglesias nacionales, como las de Noruega y Suecia, separadas del papado romano, también comenzaron a celebrar el año nuevo con su propio calendario. En el mismo Estados Unidos, como ex - colonia británica, se vino celebrando el año nuevo conforme al calendario Gregoriano hasta el año de su independencia en 1776. 

 

El año nuevo en el Nuevo Reino de León se celebraba

el Primer Domingo de Adviento

En el Nuevo Reino  de León, fundado pocos años después -1596- del cambio gregoriano, se privilegiaba la celebración del año nuevo religioso, es decir, el primer Domingo de Adviento. Y el día primero de enero se quedaba nomás como: fecha de los cambios administrativos, el inicio del año fiscal, y para renovar los ayuntamientos, mayordomías de las Iglesias y otros cargos públicos. 

 

El primero de enero era una fecha cabalística, pues la gente creía que ese día abría la posibilidad de que empezara el Apocalipsis, y más cuando era un cambio de siglo o de milenio, pues los temores alcanzaban su máximo nivel. Los rumores en estos temas proliferan hasta la actualidad. Recordemos que, hace un par de décadas, se decía -y muchos lo creían- que el primero de enero del año dos mil, llegaría un Apocalipsis tecnológico, fallando todas las computadoras.   

 

Sin embargo, en el Monterrey colonial siempre se renovaba anualmente el Ayuntamiento cada día primero del mes de enero. Veamos algunos ejemplos:

 

“En la Ciudad de Nuestra Señora de Monterrey, del Nuevo Reyno de León, en primero día del mes de enero del año de mil y seiscientos años. El capitán Juan Pérez de los Ríos, alcalde ordinario y Manuel de Mederos y Lucas García, regidores y Diego de Montemayor, procurador general desta dicha ciudad, por el rey nuestro señor, dijeron que ellos han sido justicia, concejo y regimiento el año pasado y agora se han juntado en su concejo [...] hoy día de año nuevo para elegir alcaldes y regidores y otros oficiales para la administración de justicia, concejo y regimiento, que ha de administralla y regilla este presente año y en efecto dello estando de unánimes y en una voluntad conformes, se conformaron los más votos en que sean alcaldes ordinarios el capitán Diego Rodríguez y el capitán Diego Núñez de Miranda y Diego Díaz de Berlanga y Martín Jiménez por regidores y Hernán Blas Pérez por procurador general y por alguacil de cabildo Martín de Solís, vecinos y estantes en esta ciudad” 

 

 

“En la Ciudad de Nuestra Señora de Monterrey del Nuevo Reyno de León, en veinte y cuatro días del mes de agosto de mil y seiscientos y veinte y seis años… 

Certifico yo, Pedro Monzón, escribano de cabildo desta ciudad que en cumplimiento de obedecimiento que hicieron el justicia mayor y el capitán Bernabé de las Casas y el capitán Gonzalo Fernández de Castro alcaldes ordinarios y el capitán Joseph Treviño alcalde de la Santa Hermandad y Juan Buentello Guerrero alguacil mayor, entregaron las varas de la real justicia a el dicho señor gobernador, el cual las recibió en señal de posesión y atendiendo a la calidad de las personas y servicios que tienen hechos a Su Majestad, se las volvió a entregar para que usen sus oficios hasta el día de año nuevo y para que de ello conste, por su mandado puse el presente en este dicho libro de cabildo y lo firmó de su nombre” 

 

 

“(Foja 1) Don Joseph Antonio Fernández de Jauregui Urrutia gobernador y capitán general de este Nuevo Reyno de León sus provincias y conquistas por el Rey Nuestro Señor (que Dios guarde) por cuanto se halla en esta ciudad de Monterrey capital de este dicho reino sin regidores que formen ayuntamiento para la elección de alcaldes ordinarios que administren justicia y por que esta dicha ciudad no pierda este antiguo esplendor y honor que siempre ha gozado usando de la facultad real que en mi recide y haber llegado el día primero de enero de 1734 y por eso ser preciso nueva elección por haber sido costumbre se haga siempre en principio de año nuevo en cuya atención he tenido por bien de nombrar elegir y señalar por alcaldes ordinarios para este dicho año de treinta y cuatro mediante a la calidad y méritos que concurren en las personas de don Francisco Báez de Treviño y el capitán don Ildefonso de Tijerina de primer voto al dicho don Francisco Báez Treviño y dicho don Ildefonso de Tijerina de segundo de quienes me hallo satisfecho de que cumpliran exactamente con la obligación del expresado empleo de alcaldes ordinarios en cuya consecuencia en nombre de Su Majestad (que Dios guarde) les confiero jurisdicción civil y criminal para que administren justicia celando la honra de Dios Nuestro Señor y castigando los pecados públicos escandalosos y demás cosas” 

 

 

Porque la Constitución de Cádiz de 1812, en su artículo 314 mantenía el día de año nuevo como el inicio del periodo de los ayuntamientos, y se cumplía al pie de la letra: 

 

Artículo 314.- Los electores nombrarán en el mismo mes -diciembre-, a pluralidad absoluta de votos, el alcalde o alcaldes, regidores y procurador o procuradores síndicos, para que entren a ejercer sus cargos el día Primero de enero del siguiente año.” 

 

Por lo tanto, todos los Ayuntamientos nuevoleoneses continuaron renovándose el día primero de enero, hasta el año de 1997, fecha en la que se fijó el 31 de octubre para la instalación de los nuevos Ayuntamientos. 

 

A nivel federal también se le daba su lugar al día primero de enero

Por su parte, en tiempos de la Primera República Federal (1824-1836 y 1847-1853), el periodo legislativo del Congreso de la Unión era el día primero de enero como lo marcaba el artículo 67 de la Carta Magna de 1824: 

 

“Artículo 67.- El Congreso general se reunirá todos los años el día 1 de enero en el lugar que se designará por una ley. En el reglamento de gobierno interior del mismo, se prescribirán las operaciones previas a la apertura de sus sesiones, y las formalidades que se han de observar en su instalación.” 

 

En esta Primera República Central, organizada bajo la Constitución llamada de Las Siete Leyes, el primer periodo de sesiones iniciaba el 1 de enero, según el artículo 14 de la Segunda Ley Constitucional: 

 

“Artículo 14.- Las sesiones del Congreso general se abrirán en 1 de enero y en 1 de julio de cada año. Las del primer período se podrán cerrar en 31 de marzo, y las del segundo durarán hasta que se concluyan los asuntos a que exclusivamente se dedican. El objeto de dicho segundo período de sesiones, será el examen y aprobación del presupuesto del año siguiente y de la cuenta del Ministerio de Hacienda respectiva al año penúltimo.” 

 

La excepción era la toma de posesión del Presidente de la República

Además, en la Tercera Ley, artículo 4º, se establecía que el presidente de la República tomaría el cargo el día 2 de enero, no es año nuevo, pero sí muy próximo: 

 

“Artículo 4.- Se expedirá decreto declaratorio de la elección, el cual se publicará solemnemente por el Gobierno, y se comunicará al interesado para que se presente a otorgar el juramento, y a tomar posesión el día 2 del próximo enero.” 

 

Inician en 1898 las festividades de Año Nuevo en Nuevo León

Regresando a Nuevo León, a partir de 1857 se conservó el cambio de gobierno municipal el día 1° de enero, una fecha que sólo era de cambio cronológico. Y no fue sino hasta el porfiriato que el intercambio cultural con Estados Unidos se fue haciendo más profundo, importándose poco a poco las festividades del Año Nuevo, por lo que hasta 1898 por primera vez el Cabildo felicitaba al gobernador: 

 

“En la Ciudad de Monterrey, Capital del Estado de Nuevo León, las 9 de la mañana del día 1o. de Enero de 1898, estando presentes en el Palacio Municipal los miembros del Nuevo Ayuntamiento y los del que funcionó en 1897, así como los Alcaldes Locales nombrados para el año que principia…  por indicación del Señor alcalde 1o. fueron designados los Regidores Peña y Doctor Rafael Garza Cantú para pasar felicitar al Señor Gobernador del Estado por el año nuevo y al mismo tiempo comunicarle haber quedado instalado este cuerpo. Se acordó por último que mientras permanezca ausente el Regidor Guzm n, continue encargado de la Comición dé Obra Pública el Regidor Peña. Con lo cual se dió terminada la sesión, levantandose la presente acta: doy fé. Firmas” 

 

El presidente Díaz festeja por primera vez el Año Nuevo

con una cena en el Palacio Nacional

El Año Nuevo no estaba incluido en las fechas festivas. Pero como el presidente Porfirio Díaz aumentó la diplomacia con el resto de los países del mundo, se recibían telegramas de felicitación por el Año Nuevo de otras naciones. México se vio obligado a corresponder la cortesía al grado que se empezó a ofrecer una cena de Año Nuevo en Palacio Nacional o en el de Chapultepec.  

 

Comienzan en Monterrey las tarjetas de felicitación por el Año Nuevo

Y en el Monterrey de 1926 ya acusaba de recibido las tarjetas de felicitación de otras entidades como la enviada por la administración municipal de Villahermosa, Tabasco: 

 

“Correspondencia de los estados de la república mexicana, recibida durante el primer semestre del presente año en el municipio de Monterrey. 

 

1.- Tarjeta de felicitación en la cual le desea un feliz Año Nuevo emitida por el Ayuntamiento constitucional de Villahermosa, tabasco.” 

 

Ese mismo año el periódico Excelsior ofrecía un espacio para que el Municipio de Monterrey hiciera una felicitación pública por el año nuevo: 

 

“Correspondencia de los estados de la república, recibida durante el segundo semestre del presente  
año en el municipio de Monterrey.  
… 
47.- Oficio que emite el Dpto. de Publicidad Ediciones especiales del Excelsior, en el cual hace promoción para ofrecerle un espacio para anuncio con motivo del año nuevo. 15 de Noviembre de 1926”  
 
 
En 1927 el Ayuntamiento regiomontano felicitó al ministro Aarón Sáenz 

y al presidente de la República Plutarco Elías Calles: 
 
 
“Telegramas relacionados con el Municipio de Monterrey durante el año 1927. Dirigidos:

1) Al Lic. Aarón Sáenz, Ministro de Relaciones Exteriores, felicitándolo por el año nuevo. 

2) A Plutarco Elías Calles, Presidente de la República, felicitándolo por el año nuevo.” 
 

En los años cuarenta aparecen las calles adornadas y fuegos pirotécnicos

A partir de 1940 la Ciudad empezó a ser adornada con motivos navideños, algunas veces eran iluminados para ambientar las áreas públicas, y no pocas veces participaba la iniciativa privada en esa empresa.

 

En esa misma década aparecieron en los festejos por el Año Nuevo los fuegos pirotécnicos de origen filipino, mismos que, desde la época colonial, ya se agregaban a las manifestaciones -privadas o particulares- de alegría por el inicio del Año Nuevo, pero ya en cantidades mayores. 

 

Los festejos particulares y las excentricidades por el Año Nuevo

El Año Nuevo es motivo de alegría, y algunos segmentos de la población lo festejan con tradiciones populares mientras otros con excentricidades. Es más o menos común que algunos regiomontanos tomen a la medianoche del día último del año, doce uvas durante doce campanadas, tradición española de finales del siglo XIX, con el nombre de “uvas bienhechoras”, para llamar a la buena suerte durante los doce meses del nuevo año. Esta temporada coincide con el final de la cosecha de uva en la Madre Patria, que inicia en agosto, y algunas cepas tardías se cosechan en diciembre.

 

La ropa interior color rojo

No faltan quienes usen ropa interior color rojo, tradición que parece remontarse al Medioevo, cuando se relacionaba el rojo con lo pasional, llevando prendas ocultas de ese color para tener buena suerte en el amor durante el año siguiente. Algunos más dan vueltas a la manzana con maletas, según una tradición aparentemente de origen colombiano, para pedir un año pleno de viajes.  

 

También por esa época de los años cuarenta una compañía refresquera (Coca-Cola) empezó a hacer famosa la celebración de Año Nuevo con mucha publicidad, pues la promoción de Santa Claus en Navidad les había funcionado muy bien. Por una buena temporada estuvo de moda comer pierna de puerco al horno con pasta; así como los tamales de origen tlaxcalteca, y abundaban los fuegos pirotécnicos. 

 

En los años 80 del Siglo XX se organizaban las primeras verbenas populares en los bajos del Palacio Municipal, con pirotecnia y presencia de grupos musicales en vivo. Aunque se trata de una tradición relativamente reciente, al recibir el Año Nuevo es buen momento para recapitular y darle una vista crítica a nuestras vidas, así como para hacer propósitos de mejoría física, espiritual, y profesional. 

  

La Pandemia es el enemigo a vencer para poder enfrentar la crisis económica

Sin embargo, este año que termina nos ha traído una terrible pandemia que agobia a toda la humanidad, y desde luego que Monterrey no escapa a este impresionante virus conocido como Covid – 19. La mayor parte del año 2020 hemos estado de “vacaciones” por decirlo suavemente, con las consecuencias mortales y económicas devastadoras.  Nunca es tan apreciada la vida humana como cuando sucede una tragedia, y hoy nuestras vidas y las de nuestros familiares son sumamente valiosas. 

 

Debemos cuidarlas porque existe una sorprendente y nueva segunda causa de muerte en el estado: la primera son las enfermedades cardiacas, y después el Covid 19, que ya  desbancó a los tumores malignos. En Nuevo León mueren anualmente entre 20 y 25 mil personas y ahora se agregaron más de 6 mil por la pandemia. 

 

El año que termina es uno de los más dramáticos de la humanidad, pues el peligro del contagio catapulta el estrés que acelera el deterioro del organismo. Aunque ya se ve con la llegada de la vacuna una luz al final del túnel, además la inmunidad de rebaño no está demasiado lejos, ni debemos descartar alguna milagrosa mutación del virus que lo vuelva inofensivo.    

  

Por lo pronto, despidamos el año viejo y démosle la bienvenida al Año Nuevo, un año 2021 que huele a esperanza. Feliz Año nuevo. 

 

 

FUENTES: 

COLECCIÓN ACTAS DE CABILDO: 1° de enero de 1600; 24 de agosto de 1626 

COLECCIÓN CIVIL, Volumen 488, Expediente 82; Volumen 488, Expediente 83; Expediente 529, volumen 16. 

Las Constituciones de México, Cámara de Diputados.