28/Apr/2024
Editoriales

Devolverle al pueblo lo robado

El ex gobernador Jaime Rodríguez “El bronco”, está preso acusado de delitos electorales en el proceso de recolección de firmas para registrar su candidatura en la contienda presidencial de 2018. Además, el gobernador Samuel García lo acusa de robar dinero del erario, algo que aún no se ha probado fehacientemente.

Acusar de robo a un ex gobernador es historia recurrente, aunque muchas veces ha terminado sólo en un escándalo que pronto se olvida.

A guisa de ejemplo, durante la Revolución Mexicana, cuando Victoriano Huerta tomó el poder asesinando al presidente Madero, en Nuevo León hubo cambios de gobernantes tales como Viviano L. Villarreal, vinculado familiarmente a Madero; Salomé Botello, amigo de Huerta, y Antonio I. Villarreal, representante del carrancismo. 

Don Viviano renunció el 22 de febrero de 1913, antes de que lo cesaran, y se nombró momentáneamente al general Jerónimo Treviño. 

De inmediato el Congreso del estado, formado por Eusebio Cuevas, Generoso Garza, Jesús González, Jorge Warden, Antonio de la Paz Guerra, Juan C. Doria, Ramón Martínez, Adolfo Castillo, Cresencio Alvarado y José Dolores Cárdenas, se pronunció en favor del presidente golpista Victoriano Huerta, reconociendo su legitimidad como gobernante.

Tres semanas después Jerónimo Treviño renunció a la gubernatura y de pronto, haciendo caso a una ‘sutil’ sugerencia del jefe militar Emiliano Lojero, invadió a los diputados una fuerte simpatía por el síndico municipal de Monterrey, Salomé Botello, a quien nombraron gobernador y así rindió la protesta de ley el 24 de marzo de 1913.

Entre abril y mayo de ese año, Botello recibió ‘donativos para gastos de la guerra’ por más de 27 mil pesos provenientes de particulares, más una fuerte cantidad de la Cámara de Comercio -unos 75 mil pesos al final del año 1913- más una mensualidad donada por un grupo de abogados litigantes.

La primera intentona de tomar Monterrey por los generales carrancistas Pablo González y Jesús Carranza, se llevó a cabo los días 23 y 24 de octubre de 1913.

Pero el gobierno de Botello sufrió una falta de recursos económicos que suplió con nuevas cargas fiscales, tales como impuestos a las herencias, a las matrículas del Colegio Civil, y a los alumnos de las escuelas de Medicina y Jurisprudencia, más un ‘subsidio de guerra’ del 20% a partir del 1º de marzo, exceptuándose solamente de pagarlo a los jueces, policías y cuarteleros.

Sin embargo, los constitucionalistas regresaron a pelear la plaza y el día 1º de abril de 1914, en la Villa de los Aldamas, el lampacense Antonio I. Villarreal recibió el nombramiento de gobernador de parte del jefe revolucionario constitucionalista Venustiano Carranza, quien así lo decretó.

En un día como hoy, 19 de abril, del año 1914 se escucharon en Monterrey las primeras detonaciones para el día siguiente iniciar la batalla de Monterrey, con ataques sincronizados de Antonio I. Villarreal -de la Cervecería Cuauhtémoc rumbo a la fundición número 3; Cesáreo Castro desde la Cervecería hasta el Obispado, Teodoro Elizondo por la margen norte del Río Santa Catarina, y Pablo A. de la Garza de San Luisito hasta el Obispado.

Así que para el día 25 de abril por la mañana ya estaban instalados en el palacio de gobierno los generales Antonio I. Villarreal como gobernador y Pablo González en la Planta Baja del hermoso inmueble.

Un día antes, el gobernador Salomé Botello había huido rumbo a la Ciudad de México, en donde se presentó con Huerta, quien lo nombró Ministro de Industria y Comercio, cargo que pudo ejercer sólo del día 10 al 15 de julio de 1914, porque Huerta renunció, huyendo a Jamaica mientras Botello hizo lo mismo pero a San Antonio, Texas.        

Después se supo que desde el día 18 de abril de 1914, en la víspera de su huida, Botello dispuso de 250 mil pesos para ‘ponerlos a salvo’ distribuyéndolos así: 188 mil pesos depositados en Casa Milmo; 25 mil pesos en Banco Mercantil de Monterrey, en Vales de la Federación había 30 mil pesos y en metálico 6 mil 628 pesos, sumando un total de 250 mil 411. 42 pesos.

Antonio I. Villarreal rescató el dinero del Banco Mercantil, y los vales federales se entregaron al general Massieu, quien era el jefe de las fuerzas huertistas.

Del dinero depositado en Casa Milmo -la cantidad más grande- Botello se quedó con el Pagaré, mismo que recuperó Villarreal, pero Casa Milmo sólo pudo regresar 114 mil pesos y tardaron dos años para devolver el resto.

Se le embargaron a Botello sus propiedades en Monterrey, en Cuauhtémoc y Aramberri, y otra casa en Aramberri 111-A, más el Taller ‘La Prensa’ de su propiedad. Además se intervinieron las minas ‘Dolores’, ‘Puerto Cacho’, ‘Saturno’, ‘Milpillas’, ‘Porvenir’, ‘Victoria’, ‘Purísima’, y ‘Perla’ que también eran suyas.

El gobernador Antonio I. Villarreal, muy a su estilo, mandó detener al tío de Salomé Botello, don Arnulfo Botello, para presionar al ex gobernador a que se entregara.

Sin embargo, el 11 de marzo de 1920, el general gobernador José E. Santos, recibió la instrucción de la Capital del país de que liberara las propiedades de Salomé Botello, y que dichas pertenencias fueran exentadas un 50% de las contribuciones pendientes de pago. 

Y de ese tipo de antecedentes hay otros, pues nuestra política no es precisamente algo muy serio. La prueba es que el ‘Instituto para Devolver al Pueblo lo robado’, ha sido acusado de malos manejos.