02/May/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Febrero 21 de 1794: nace en Jalapa, Veracruz, Antonio López de Santa Anna, quien sería militar y presidente de México. Su nombre completo era Antonio de Padua María Severino López de Santa Anna y Pérez de Lebrón, quien ingresó a temprana edad al Ejército Real de Nueva España. Para 1810 ya era capitán del ejército español, y en ese bando luchó en contra de la insurgencia. Cuando se dio el Plan de Iguala, López de Santa Anna lo firmó de inmediato, pensando que se establecería una monarquía extranjera independiente de España. Sólo que en 1821 el indicado para ser monarca fue Agustín de Iturbide, y en 1822 López de Santa Anna encabezó un alzamiento en su contra derrocándolo. Ciertamente ya convertido en República, México tuvo en Guadalupe Victoria a su primer presidente en 1824, pero en el proceso nació un caudillo que se convertiría en ‘el’ personaje del país, pues pronto todo giraría en torno suyo.

En 1828 Santa Anna se atravesó en la elección de Manuel Gómez Pedraza, apoyando a Vicente Guerrero, quien llegó a la presidencia, pero luego ayudó al vicepresidente Bustamante a tumbarlo, sólo para después darle la espalda para que el inquilino de Palacio Nacional fuera Gómez Pedraza, a quien se le había atravesado antes. Después le cayó “como anillo al dedo” que España intentara reconquistar México con la expedición Barradas en 1829, porque Antonio López de Santa Anna lo enfrentó y se alzó con la victoria militar quedando en la mente de los mexicanos que era el héroe de Tampico. Hasta aquí podríamos decir que llega la parte buena de la trayectoria de Santa Anna, pues todo lo que sigue se puede definir como actos de egocentrismo -se hizo llamar Su Alteza Serenísima, presidente vitalicio-; de demagogia -se retiraba de la presidencia para regresar como dictador-; o de traición -la venta de La Mesilla-. En 1833 asumió por primera vez la presidencia de la República y veinte años después -en 1855- cayó del poder a causa del Plan de Ayutla, con récord de ser once veces presidente. Antonio López de Santa Anna es considerado ‘el villano favorito’ de tirios y troyanos, pues perdió sospechosamente las batallas más relevantes, negoció con los norteamericanos su libertad luego de ser aprehendido tras la batalla de San Jacinto, y cometió cualquier cantidad de actos frívolos, y corruptelas. Sin embargo, a pesar de todo, inexplicablemente mucha gente lo quería.