28/Apr/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Julio 25 de 1844: Presenta Antonio López de Santa Anna iniciativa al Congreso solicitando facultades extraordinarias para imponer las contribuciones que considerara necesarias, para afrontar los crecientes gastos del Gobierno debido a que la guerra de Texas requería dinero fresco. Era tanto control que tenía entre los legisladores que, para el 2 de agosto, ya estaba investido con las facultades extraordinarias que le permitirían reorganizar el gobierno y reintegrar a Texas al territorio nacional. Así que el 21 de agosto se decretó un fondo extraordinario de ¡cuatro millones de pesos! Para la mencionada guerra. Sin embargo, Santa Anna era un político bien habilidoso con trucos inimaginables, como  cuando se requería hacer alguna tarea sucia, el señor renunciaba a la Presidencia, claro, dejando a gente de su confianza para que el desgaste político no recayera en su popularidad.

Tal fue el caso en esta ocasión, pues el 7 de septiembre, el Congreso le concedió licencia por “motivos de salud”, dejando de presidente interino a nuestro paisano Vicente Canalizo, el único regiomontano que ha ocupado ese sitial en toda la historia. Sin embargo, Canalizo debía antes hacer otro servicio a Santa Anna: asumir el mando de operaciones en Texas. A eso se debe que haya pedido, a su vez, licencia y dejado en la silla presidencial al general José Joaquín Herrera, del 12 de septiembre al día 21 de ese mismo mes. Canalizo, reconocido como un leal agente santanista, regresó a la Presidencia interina para seguir sirviendo a su jefe histórico. Y penosamente, el Presidente nuevoleonés hubo de realizar actos que no le favorecían políticamente, pero que eran ordenados por Santa Anna. Así que, cuando Su Alteza Serenísima cayó, Canalizo hasta pisó la cárcel. Es que, como dice un pensamiento hebreo, si una paloma blanca convive con cuervos, cuando menos sus alas se tornan negras.