24/Apr/2024
Editoriales

JLP, ascenso y ocaso de un Presidente

En la ví­spera del primero de septiembre, fecha en que tradicionalmente el primer mandatario de la Nación rinde su Informa al paí­s, queremos recordar un histórico informe: el último del Lic. José López Portillo, cuyas palabras serán difí­ciles de olvidar por el pueblo mexicano.

Del primero de diciembre de 1976 al 30 de noviembre de 1982 gobernó a México el Lic. José López Portillo, quien habí­a nacido el 16 de junio de 1920 en la Ciudad de México y falleció el: 17 de febrero del 2004 en la Ciudad de México. Su nombre completo fue José Guillermo Abel López Portillo y Pacheco. Abogado y polí­tico mexicano, sus padres fueron: José López Partillo y Wéber y Refugio Pacheco y Villa Gordoa.

Sucedió en el poder al Lic. Luis Echeverrí­a ílvarez. Su candidatura se recibió con gran entusiasmo y esperanza. Nos tocó estar presentes en varias de las ciudades que recorrió durante su campaña como candidato. Aún recuerdo su visita a Guanajuato, en donde tuvimos oportunidad de conversar con nuestro amigo el Lic. Santiago Roel Garcí­a, regiomontano hijo del historiador Santiago Roel Melo.

Mientras el autobús en que realizaba su campaña López Portillo recorrí­a esa ciudad colonial, platicaba con nosotros el Lic. Roel Garcí­a quien nos comentó acerca de su cercaní­a con el candidato, lo cual quedó de manifiesto al ordenar el Lic. López Portillo que la comitiva se detuviese precisamente en la calle donde estaba el Lic. Roel con nosotros. Fue así­ como pudimos constatar de primera mano la cercaní­a entre ambos.

Al llegar a la Presidencia, el Lic. López Portillo designó al Lic. Santiago Roel Secretario de Relaciones Exteriores

ADMINISTRAR

LA ABUNDANCIA

El gobierno de JLP arrancó con grandes esperanzas. Su sexenio estuvo caracterizado por el alza del precio del petróleo.. En una de sus frases célebres, López Portillo pidió a los mexicanos que estuviéramos preparados para "administrar la abundancia". Pero al final, esa abundancia no fue tal y llegaron las grandes devaluaciones de la Historia de México.

Emprendió su gobierno con decisiones muy personales. Invitó a puestos claves a sus amigos y familiares.

Después de la primera mitad de la administración de López Portillo, su gobierno cambió porque tomó decisiones inoportunas en muchos aspectos así­ como otras en cuanto a financiamiento de proyectos que provocaron una de las crisis económicas más severas en todo el paí­s desde la época de la revolución.

Su gobierno inició bien, con grandes esperanzas, pero lamentablemente no continuó con todo lo que habí­a planeado para el paí­s. El presidente tramitó en la banca extranjera un conjunto de préstamos para contribuir a la exploración e infraestructura de explotación de los depósitos petroleros. Inició varios proyectos de desarrollo que fracasaron por su ostentación y falta de interés durante el proceso y el final en los resultados.

Algunos de dichos planes fueron los siguientes: * El Plan Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos Magistrados. * La Alianza para la Producción. * El Sistema Alimentario Mexicano (Plan Global de Desarrollo).

Aumentó la deuda externa, se redujeron a cero los excedentes del petróleo, se fomentó una sociedad sin bases sólidas, la corrupción subió al máximo. También, aumentaron las tasas de interés, las cuentas bancarias fueron manipuladas y eso hizo que se redujera el gasto corriente y la baja del precio del barril de crudo.

La moneda mexicana se devaluó en un 400%. Cuando ofreció su último informe de gobierno, el primero de septiembre de 1982, el Presidente dio la cara a los mexicanos y nos informó sobre el caos que habí­a en el paí­s, Culpó a los banqueros de la crisis económica.

Señaló que a pesar de todos los problemas que se suscitaron durante su gobierno, México seguí­a de pie. El presidente lloró frente a millones de mexicanos y aceptó su responsabilidad personal al haberle fallado al paí­s y sus habitantes. Muchas personas se conmovieron al ver el arrepentimiento de López Portillo pero muchas otras mostraron un evidente descontento por dicha situación.

Muchas personas se burlaron del presidente e hicieron parodias de lo que pasó el dí­a de su informe de gobierno ya que la mayorí­a de los mexicanos tení­as altas expectativas sobre el gobierno de JLP, el cual al final sólo defraudó a la población.

EL DíA DEL

PRESIDENTE

El primero de septiembre de 1982 –mañana se cumplen 34 años--, en su último informe de gobierno, el presidente José López Portillo y Pacheco ofreció uno de los discursos más amargos y más recordados de este que fue llamado «el dí­a del presidente», desde que Venustiano Carranza lo inventó a fines de la década de los veinte del siglo XX, el dí­a del Informe presidencial a la Cámara de Diputados y a todo el paí­s.

López Portillo fue un funcionario de mucha fama en el terreno económico y en el financiero. También era un hombre culto. Sin embargo, en estas materias, su administración presidencial se caracterizó por tomar decisiones arbitrarias y financieramente ineptas, que detonaron la crisis más severa en la historia de México desde la Revolución hasta entonces.

RESPONSABLE DEL TIMí“N,

NO DE LA TORMENTA

Ese primero de septiembre de 1982, dí­a de su último informe de gobierno, López Portillo habrí­a de estar frente a la nación para anunciar al paí­s la crisis. Culpó del desastre de la economí­a a los banqueros y a los «saca dólares». No admitió tener responsabilidad en la crisis. «Soy responsable del timón pero no de la tormenta», dijo, y nacionalizó la banca.

Al recordar a los pobres, a los marginados, a quienes hací­a seis años les habí­a ofrecido un futuro prometedor, ahora les pedí­a perdón por haberles fallado. José López Portillo lloró frente a millones de mexicanos, en una acción que, lejos de consolarlos los sumió en la más profunda pesadumbre que recuerda la gente.

Mí‰XICO NO SE

HA ACABADO

Tras decir en su informe que la pobreza estaba en su apogeo y la banca de capa caí­da, dijo unas palabras que llenaron de asombro a los mexicanos: «Para responder a ellas (a las circunstancias adversas) he expedido en consecuencia dos decretos: uno que nacionaliza los bancos privados del paí­s y otro que establece el control generalizado de cambios, no como una polí­tica superviviente del más vale tarde que nunca, sino porque hasta ahora se han dado las condiciones crí­ticas que los requieren y justifican. Es ahora o nunca. ¡Ya nos saquearon, México no se ha acabado! ¡No nos volverán a saquear!».

En efecto, México no se acabó entonces. Ni lo han logrado acabar oleadas de corrupción. Como dirí­a años más adelante en su el historiador Jaime Septién: «México es más grande que sus problemas». Y también que sus polí­ticos.