06/May/2024
Editoriales

Amo el bolero mexicano

El sentido del gusto, el olfato y la música son tres elementos que invocan recuerdos de nuestra historia personal. Una comida y un aroma conocidos nos transportan a épocas, situaciones o sentimientos antiguos, por lo general agradables. 

Pero la música tiene otras virtudes y efectos que impactan nuestro estado de ánimo; por ello las naciones conservan sus himnos patrióticos musicales, porque despiertan el nacionalismo de los suyos. 

La música puede enviar el mismo mensaje a todos los escuchas, pero éstos lo captan diferente, dependiendo de sus antecedentes y condiciones personales. 

Cada generación tiene sus propias sinfonías que son vínculos sentimentales generalizados. La música de moda en los tiempos idos es carta de identidad de las diversas progenies, y puede ser música clásica, vals, salsa, soul, Rock, metal, country o reggaetón. 

Para quienes nacimos en la primera mitad del siglo XX hay un género musical, el bolero, que nos identifica. 

Aunque llegó de Cuba a finales del siglo XIX, nuestro México es considerado su padre adoptivo, toda vez que en la Bella Isla hay talento musical de sobra, y el gusto popular estaba entre el bolero, la rumba o guaguancó, el danzón, la habanera, etcétera. 

Pero aquí gustó tanto el bolero que nuestros compositores le dieron su propio sello característico. Así nació el Bolero Mexicano que algunos expertos consideran como el género musical más importante y perdurable en el gusto popular, más que el mismísimo Rock and Roll, que se extendió por el mundo unas décadas después. 

En el primer cuarto del siglo XX, fue la Trova Yucateca el estandarte mexicano, porque si bien el ritmo se parecía al de Cuba, nuestros compositores de aquella época eran realmente poetas -Guty Cárdenas, Ricardo Palmerín, Ricardo López Méndez-, con inolvidables y exquisitas letras. 

Después vinieron Manuel Esperón, Agustín Lara, Consuelo Velázquez, Álvaro Carrillo, Roberto Cantoral, María Grever, y Armando Manzanero, entre otros grandes poetas – compositores musicales que le dieron al bolero mexicano fama mundial. 

En Nuevo León hemos tenido a un Carlos A. González autor de ‘Ojos Cafés’, y a Armando Villarreal, de ‘Morenita mía’, entre otros, que impactaron a mi generación de románticos, y paradójicamente casi todos también somos amantes del Rock, con su hija suave La Balada romántica.   

Nada iguala a una velada con buena comida, rica bebida, añosos olores y boleros mexicanos. Ese sí es un agasajo para los sentidos, la mente… y el espíritu.