27/Apr/2024
Editoriales

LA INVASIÓN NORTEAMERICANA. EL CUATRIENIO DEL CAOS. Tercera parte

 

En los dos textos anteriores estudiamos antecedentes coloniales de Nueva España hasta la Independencia nacional. La formación y caída del Imperio Mexicano, los gobiernos de Guadalupe Victoria, Vicente Guerrero, Anastacio Bustamante, y los primeros problemas con Estados Unidos, así como el Primer Tratado Comercial entre ese país y el nuestro. Cómo operó López de Santa Anna para derrocar a Bustamante y regresar a Manuel Gómez Pedraza a la Presidencia de la República, colocándose como el hombre indicado para conducir al país en el futuro.     

 

El cuatrienio 1828-1832 fue complicado, pero el proceso para elegir a un nuevo Presidente de la República parecía tranquilo, pues los conservadores -masones de rito escocés- se habían desacreditado con la revuelta de Nicolás Bravo (Plan Rincón), y carecían de un candidato fuerte. Mientras los liberales -masones de rito yorquino- vivían un buen momento; cualquiera de sus candidatos triunfaría con holgura, pues habían vencido al brigadier español Isidro Barradas quien intentó reconquistar para la Madre Patria, a la extinta Nueva España en el año de 1829.  

 

La fallida Expedición Barradas

Barradas y su tropa desembarcaron en costas tamaulipecas. El presidente Vicente Guerrero comisionó a Manuel Mier y Terán, y a Antonio López de Santa Anna quienes lo derrotaron. Por ello los liberales podían postular a cualquiera de esos dos héroes y triunfarían: El ingeniero -liberal moderado- Mier y Terán se inició luchando junto a los insurgentes de Hidalgo en 1810, y a su muerte en 1811, continuó a las órdenes de Nicolás Bravo. Fue ministro de guerra con Victoria, y titular de la Comisión de Límites Territoriales con Estados Unidos. Sin embargo, en 1832 Mier y Terán se suicidó en Padilla Tamaulipas, sobre la tumba del emperador Iturbide.   

  

El jarocho Antonio López de Santa Anna que también era liberal moderado militó en el ejército realista, y a las órdenes de Joaquín de Arredondo luchó contra los insurgentes en el noreste del virreinato. Durante el Plan de Iguala derrotó a los insurgentes en Veracruz, y fue nombrado por el virrey, comandante del Castillo de San Juan de Ulúa. Pero era un saltimbanqui político, y su primer ‘brinco’ fue cambiarse en favor del Plan de Iguala.

 

Antonio López de Santa Anna, el ajonjolí de todos los moles

Iturbide no confiaba en él, y en 1823 con el Plan Casa Mata, Santa Anna lo derrocó. Fue marginado por Victoria, pero cuando Gómez Pedraza ganó la presidencia, se sumó a los desórdenes callejeros exigiendo que Guerrero fuera presidente, como así sucedió, pero pronto fue destituido y ejecutado por Bustamante. Santa Anna se alzó contra Bustamante para reinstalar a Gómez Pedraza en la presidencia y, a partir de ese momento, Antonio López de Santa Anna fue el político más célebre de su tiempo. 


Valentín Gómez Farías, el adversario ideológico de Santa Anna

Muerto Mier y Terán, el médico tapatío Valentín Gómez Farías -liberal radical- se presentó como candidato. Había sido diputado a las Cortes de Cádiz, y se sumó al Plan de Iguala; fue diputado al Congreso Constituyente del Imperio y uno de los diputados que Iturbide encarceló. Luego, en el Constituyente de 1824, siendo diputado por Zacatecas realizó importantes aportaciones a la redacción de la primera Carta Magna.

 

También fue senador por Jalisco y ministro de Hacienda en el breve gobierno de Gómez Pedraza. Participó en todas las gestas de la patria, siendo conocido el hecho de que lo llevaron a jurar la Constitución de 1857 en camilla. En 1858 falleció, y se le negó a ser sepultado en “tierra sagrada” siendo enterrado en una huerta de su propiedad; pero sus restos se encuentran hoy en la Rotonda de las Personas Ilustres. 

 

Triunfan Santa Anna y Gómez Pedraza

Con todo esto ya no se veía tan tranquilo el proceso electoral que en diciembre de 1832 inició a nivel municipal y, para el 15 de marzo de 1833, ya estaba hecho el escrutinio de la votación de las legislaturas estatales. De los veinte estados existentes votaron dieciocho. A favor de que López de Santa Anna fuera presidente votaron: Yucatán, Puebla, México, Coahuila y Texas, Veracruz, Chiapas, Zacatecas, Tamaulipas, Durango, Tabasco, Michoacán, San Luis Potosí, Querétaro, Jalisco, Oaxaca y Nuevo León; Chihuahua votó por Trinidad Salgado y Guanajuato por Manuel Rincón. 

 

Para la Vicepresidencia diez estados votaron por Gómez Farías: Yucatán, México, Coahuila y Texas, Veracruz, Zacatecas, Tamaulipas, Tabasco, San Luis Potosí, Querétaro, Jalisco y Nuevo León. Por Trinidad Salgado: Puebla, Chiapas, Michoacán. Por Melchor Múzquiz: Chihuahua; Durango por Francisco García; Guanajuato por Ignacio Alas y Oaxaca por Juan Pablo Anaya. Sinaloa votó a destiempo por Bravo y Múzquiz; y Sonora aún no instalaba su Primer Congreso local. 

 

Con semejante resultado, los liberales eran los ‘mandamases’ y pensaban solucionar todos los temas de la agenda: la libertad de comercio internacional, la colonización de los territorios nórdicos, la regulación el Ejército; eran 3 mil oficiales -muchos héroes de la insurgencia, del ejército trigarante y de otras revueltas- que, además de sueldo cobraban premios, más 10 mil soldados; la libertad religiosa y la Hacienda. Para esto, Santa Anna “el invicto” sería el operador y Gómez Farías el estratega. 

 

Las noticias llegaron a Texas y los colonos sajones se alegraron pensando que habría libertad religiosa. Pero el clero y el ejército se inquietaban ante lo que parecía ser una pérdida de privilegios. 

 

De nueva cuenta, Santa Anna deja la Presidencia de la República

Cuando se acercaba la fecha del cambio de gobierno -el 1 de abril de 1833-, Santa Anna adujo que estaba enfermo y no se presentó a ejercer la Presidencia. Se recluyó en su hacienda de Veracruz hasta ver el desarrollo del proceso y así el 1 de abril,  como vicepresidente en funciones, Valentín Gómez Farías se hizo cargo del Ejecutivo. 

 
 

 
 

VALENTÍN GÓMEZ FARÍAS (1º de abril al 16 de mayo de 1833) 

 

En su discurso de toma de posesión del 1 de abril de 1833, Gómez Farías no mencionó al ejército ni a la religión, pero sí el asunto de la colonización, diciendo: “Otra ventaja de mucho interés resultaría también de la colonización, y es la de conservar la integridad del territorio mexicano, cubriendo con pobladores sus fronteras que están casi desiertas; pero (…) los dignos representantes de la Nación conocen mejor que yo sus necesidades, y los elementos de felicidad y de grandeza que hay por desarrollar”. 

 

A mediados de mayo, en forma sorpresiva y totalmente recuperado de su enfermedad, Antonio López de Santa Anna realizó una espectacular entrada triunfal a la Ciudad de México, ocupando la titularidad del Ejecutivo. 

 

 

ANTONIO LÓPEZ DE SANTA ANNA (16 de mayo al 2 de junio de 1833) 

 
 

El 16 de mayo de 1833, en su mensaje de toma de posesión, Antonio López de Santa Anna rompió con Gómez Farías y el grupo liberal, apoyando al Clero y al Ejército: “La religión (…), el mejor legado de nuestros padres, freno de las pasiones antisociales, apoyo y sostén de la libertad del hombre, de los derechos del ciudadano y de la independencia de las naciones, será respetada por deber y por convencimiento. 

 

El Ejército, integrado por tropas permanentes, activas y nacionales, continuará siendo un firme sostén de las instituciones, y mi Gobierno (…) impetrará de los legisladores su reorganización, conforme á nuestras necesidades, y la recompensa á que sea merecedor” 

 

Comienza a trabajar la maquinaria en favor de Santa Anna

Aún cuando las reformas al Ejército y al Clero eran sólo rumores, el comandante general de Michoacán, Ignacio Escalada -exrealista-, lanzó en nombre de su tropa un plan contra dichas reformas el 26 de mayo de 1833. Los primeros dos artículos del plan mostraban la nueva realidad política:  

 
 

“1º.- Esta guarnición protesta sostener a tu trance la santa religión de Jesucristo y los fueros y privilegios del clero y del ejército, amenazados por las autoridades intrusas. 

2º.- proclaman, en consecuencia, por protector de esta causa y por supremo jefe de la nación, al ilustre vencedor de los españoles, general D. Antonio López de Santa Anna” 

 
 

A esta revuelta de Escalada se sumó Gabriel Durán, comandante militar de Tlalpan, muy cerca de la Ciudad de México. Los primeros dos artículos del plan de Durán eran semejantes a los de Escalada: 

 
 

“Art 1º Esta división protesta sostener la religión católica, apostólica, romana, y los fueros y privilegios del clero y del ejército, amenazados por las autoridades intrusas. 

Art 2º. Proclama protector de esta causa y magistrado supremo de la nación al ilustre vencedor de los españoles, general don Antonio López de Santa Anna” 

 
 

Conseguido el objetivo de pronunciamientos favorables, López de Santa Anna volvió a ‘enfermarse’ y el 2 de junio de 1833 dejó el poder regresando Gómez Farías a la presidencia, cuando estaban las revueltas de Escalada y de Gabriel Durán en marcha. 

 
 

VALENTÍN GÓMEZ FARÍAS (2 de junio al 17 de junio de 1833) 

 
 

López de Santa Anna sabía que Gómez Farías era un civil de exiguos vínculos con el Ejército y sus generales, es decir, no tenía apoyos fuertes y sí una rebelión en occidente y otra en el mismísimo corazón del país. Esto significaba que no podría sostener sus reformas que hasta ese momento eran sólo teóricas.

 

Y como Santa Anna calculó, militares y sacerdotes desde sus respectivas trincheras criticaban duro a las reformas, orillaron a que Gómez Farías emitiera una circular el 6 de junio de 1833, prohibiendo a los clérigos hablar de política en los púlpitos, pues los religiosos no debían: 

 

“abusar aún de lo más sagrado para propagar sus errores ó desahogar sus pasiones, extendieron su vigilancia aun sobre el ministerio de la predicación. Así es que por la ley 23, tít. 1°, lib. 1° de la Novísima Recopilación de Castilla, se prohíbe á los eclesiásticos todo abuso que se dirija á turbar los ánimos con cuestiones impertinentes, doctrinas dudosas ó controvertibles, ó á saciar deseos de rivalidades; y por la ley 19, tít. 12, libro 1° de las de Indias, se encarga (…) el cuidado de que los clérigos y religiosos no digan ni prediquen en los púlpitos palabras escandalosas tocantes al gobierno público...” 
 

Recordemos que en esa época aún no se dictaban leyes mexicanas, continuando en vigor las antiguas leyes coloniales con el único requisito de que no se opusieran a la Constitución y al sistema federal. Presionado por la milicia y el clero, Gómez Farías presentó iniciativas ante el Congreso federal que reformaban al Ejército y a la libertad religiosa, eliminando fueros militares y religiosos, reduciendo al Ejército, eliminando los diezmos obligatorios, así como los monásticos y restablecer la libertad religiosa. 

 

Se pronuncia Mariano Arista en favor de que Santa Anna sea dictador

Cuando el general potosino Mariano Arista, prestigiado militar ex realista y comandante en Puebla se enteró de estas iniciativas de reforma, reaccionó el 8 de junio de 1833 lanzando el Plan de Huejotzingo, que iba mucho más allá de los dos planes anteriores, pues no sólo protegía a la Iglesia, sino que declaraba dictador a Santa Anna. En sus primeros dos artículos iniciales decía:

 
 

“1º.- El ejército protege y defenderá la religión de sus mayores, conservando la iglesia, y el clero secular irregular todo sus sueldos, premios, esencias y propiedades que siempre disfrutado. 

2.- Proclama supremo dictador al general don Antonio López de Santa Anna para que remediar los males que hoy sufre nación, hasta que él mismo ponga en el goce de su verdadera felicidad” 

 
 

La intervención de Arista en esa convulsión era un problema grave por la magnitud del Ejército destacamentado en Puebla y por la respetabilidad del propio personaje, que tenía posibilidades reales ser Presidente de la República. 

 

Hasta la epidemia de Cólera apoyó a Santa Anna

Y además sobrevino una tragedia que favoreció al Ejército, a la Iglesia, y desde luego a Santa Anna, pues cundió por el país una terrible epidemia de cólera, misma que adjudicaban a la ira de Dios por las reformas de Gómez Farías. 

 
 

ANTONIO LÓPEZ DE SANTA ANNA (17 de junio al 10 de julio de 1833) 

 
 

Para acallar rumores y el miedo que producía la idea de una dictadura, Antonio López de Santa Anna regresó el 17 de junio de 1833 al ejercicio de la Presidencia.  Y tres días después, el 20 de junio de 1833, Lino Alcorta, ex insurgente y jefe de la División de los Estados Internos de Oriente, se sumó al manifiesto de Arista, secundado por militares de Monterrey, Saltillo, y San Carlos, Tamaulipas más algunos tejanos.  
 

Ante la coyuntura de poder recibir apoyos que le pedían ser dictador y no se pensara que él los estaba induciendo, antes de completar un mes en la Presidencia, el 10 de julio de 1833, Antonio López de Santa Anna vuelve a dejarla en manos de su adversario ideológico Gómez Farías aduciendo que iba en persecución de Arista. 

 
 

VALENTÍN GÓMEZ FARÍAS (10 de julio al 28 de noviembre de 1833) 

 
 

Como era lógico, el gobierno de Gómez Farías estaba cada vez más copado; en los cuatro meses que duró en esta ocasión, se sumaron a la revuelta, las tropas de Chilapa, Ocotlán, San Felipe del Obraje, Arizpe (entonces capital de Sonora), Tlaxcala, San Cristóbal de Chiapas, además de personajes importantes como Nicolás Bravo. 
 

Buscan los texanos separarse de Coahuila, pero dentro de México

Y por si fuera poco, el 2 de octubre de 1833, los colonos sajones de Texas rompieron el silencio con un oficio de Esteban Austin. En él informaban a Gómez Farías la decisión de los tejanos de separarse de Coahuila, pero aún perteneciendo a México, es decir, pretendían formar un Estado por su propia voluntad y no por medio de los procesos constitucionales, en lo medular decía:  

 
 

Los acontecimientos de la guerra civil también han embarazado todos los negocios públicos, de modo que hasta ahora nada se ha hecho, y tengo el sentimiento de decir que en mi opinión nada se hará, y que es difícil formar idea del resultado de la guerra civil. 

En este estado de cosas, recomiendo que todos los ayuntamientos de Texas se pongan en comunicación sin demora ninguna, a fin de organizar un gobierno local para Texas en clase de Estado de la Federación mexicana, fundado en la ley de 7 de mayo de 1824, y de tener todo preparado para verificarlo en unión y armonía, luego que se sepa que el congreso general ha rehusado su aprobación. 

Este paso es de indispensable necesidad como medida preparatoria, porque ya no hay duda que la suerte de Texas depende de sí mismo y no de este gobierno; ni lo hay en que si los habitantes de Texas no toman sus asuntos en sus propias manos, ese país está perdido. 

Estoy firmemente persuadido que la medida que recomiendo, es la única que se puede adoptar para salvarnos de la anarquía, y de la ruina entera. En tal concepto, espero que no perderá V. S. un solo momento en dirigir una comunicación a todos los ayuntamientos de Texas, excitándoles a reunirse en la medida de organizar un gobierno local independiente de Coahuila, aunque negase el gobierno general su consentimiento.” 

 

Desde el 23 de julio anterior, el Congreso Federal había dictado una ley que buscaba expulsar del país a todos los opositores del régimen reformista. Sin embargo, esa ley tuvo poco éxito y fue pretexto para que más militares, más aristócratas y hacendados se unieran a la revuelta de Escalada, Durán y Arista. 

 

Fue hasta el día 7 de Octubre de 1833 cuando el Congreso de La Unión aprobaba una de las reformas de Gómez Farías, la que eliminaba la obligación de los diezmos y establecía un impuesto sobre las ofrendas voluntarias de los fieles, ley que decía: 

 
 

Art. 1. Cesa en toda la República la obligación civil de pagar el diezmo eclesiástico, dejándose á cada ciudadano en entera libertad para obrar en esto con arreglo á lo que su conciencia le dicte. 

2. Del contingente con que deben contribuir los Estados para los gastos de la Federación, se les rebajará una cantidad igual á la que dejen de percibir de la renta decimal á virtud de lo prevenido en el artículo anterior. 

3. El producto del diezmo, computado por el último quinquenio, servirá, al gobierno general para el arreglo de la indemnización de que habla el artículo 2 de esta ley” 

 

 

Santa Anna venció formalmente a Arista el 8 de octubre de 1835 y en Guanajuato firmaron un convenio en el que Santa Anna recibía las tropas de Arista quien, aparentemente vencido, partió exiliado a Estados Unidos. 

 

El día 6 de noviembre de 1833 se promulgó una segunda ley reformista. Acerca de la prohibición de los votos monásticos, que suponen una violación a la libertad personal, es decir, una forma de esclavitud cuándo sean perpetuos y forzados, la ley señala lo siguiente 

 
 

Se derogan las leyes civiles que imponen cualquier género de coacción, directa o indirecta, para el cumplimiento de los votos monásticos. 

Y para que lo dispuesto en esta ley, tenga su más exacto cumplimiento, se ha servido del Excmo. Sr. presidente, acordar los artículos siguientes: 

Art. 1. Los religiosos de ambos sexos quedan en absoluta libertad, por lo que respecta a la autoridad y orden civil, para continuar o no, en la clausura y obediencia de sus prelados. 

2. Los que se resuelvan a continuar en la comunidad de los conventos y monasterios respectivos, deberán observar su instituto y sujetarse a la autoridad de los prelados que quedaren o elijan nuevamente por su falta. 

3. El gobierno, así como protegerá la justa libertad de los religiosos de ambos sexos, que voluntariamente quieran abandonar los claustros, en conformidad de lo dispuesto en esta ley, auxiliará también a los prelados en los casos en que sus súbditos que se resuelvan a seguir la comunidad, les faIten al respeto, o desconozcan su autoridad y disposiciones dirigidas al cumplimiento de sus deberes y observancia de su instituto” 

 
 

Ya encaminado en favor de la ideología liberal, el Congreso desafió directamente a Santa Anna, aprobando el 15 de noviembre de 1833 una ley que suprimía todas las unidades del ejército que hubieran participado en las sublevaciones recientes sin que pudieran ser sustituidas ni reacomodados sus miembros. 

 
 

ANTONIO LÓPEZ DE SANTA ANNA (28 de noviembre de 1833 al 15 de diciembre de 1833) 

 
 

La reacción de Santa Anna fue regresar a la Presidencia a finales de noviembre de 1833, pero sólo por escasos 15 días,pues la mayoría liberal del Congreso lo obligó a ‘enfermarse’ una vez más y se retiró de nuevo a su Hacienda la Manga de Clavo en Veracruz. 

 
 

VALENTÍN GÓMEZ FARÍAS (15 de diciembre de 1833 al 24 de abril de 1834) 

 
 

Este fue el periodo gubernamental más difícil para Gómez Farías, pues sólo gobernaba dentro del Palacio Nacional. Los comandantes militares de los estados habían sustituido a los funcionarios liberales, tal como sucedió en Nuevo León en donde el gobernador Manuel María de Llano, gran liberal y reformador, fue obligado a renunciar por Domingo Ugartechea, el jefe de las fuerzas federales en la entidad. 

 

Gómez Farías gobernaba con un marco legal reformado y liberal, pero inaplicable, pues los verdaderos detentadores del poder en la República eran los conservadores dependientes del ejército y el clero. 

 

El Plan de Cuernavaca cancela alternativas a los liberales

 

Una vez que Santa Anna controlaba a los grupos más poderosos del país, utilizó a un militar de medio pelo -Ignacio Echevarría-, para dictar el Plan de Cuernavaca promulgado el 25 de mayo de 1834 que ponía fuera de la ley a los liberales, y así ‘El Seductor de la Patria’ volvió a dar otro brinco para ser de nuevo conservador y en la elección de diciembre de 1834 se instaló un Congreso conservador, que luego se convertiría en Constituyente y promulgaría las Siete Leyes que más adelante veremos. Por ahora veamos qué decía el Plan Cuernavaca:

 
 

“1. Que su voluntad está en abierta repugnancia con las leyes y decretos de proscripción de personas; las que se han dictado sobre reformas religiosas; la tolerancia de las sectas masónicas y con todas las demás disposiciones que traspasan los limites prescritos en la Constitución general y en las particulares de los Estados. 

2. Que es conforme a esta misma voluntad y al consentimiento del pueblo, que no pudiendo funcionar el Congreso general y legislaturas particulares sino en virtud de las facultades que les prescriben sus respectivas constituciones, todas las leyes y providencias que han dictado saliéndose notoriamente fuera de aquel circulo, deben declararse nulas, de ningún valor ni efecto, y como si hubieran emanado de alguna persona privada. 

3. Que el pueblo reclame respetuosamente la protección de estas bases justas y legales al Exmo. Sr. presidente de la República don Antonio López de Santa Anna, como única autoridad que hoy se halla en la posibilidad de dispensarla. 

4. El pueblo declara que no han correspondido a su confianza los diputados que han tomado parte en la sanción de las leyes y decretos referidos, y espera que así ellos como los demás funcionarios que se han obstinado en llevar adelante las resoluciones de esta clase, se separen de sus pueblos y no intervengan ni en contra ni en favor de esta manifestación hasta que la nación, representada de nuevo, se reorganice conforme a la Constitución y del modo más conveniente a su felicidad. 

5. Que para sostenimiento de las providencias que dicte el Exmo. Sr. presidente, de conformidad con las ideas que van expresadas, se le ofrece la eficaz cooperación de la fuerza que tiene aquí reunida. 

Estos artículos han sido proclamados por el pueblo en masa y otorgados por la junta que al efecto se ha celebrado por el ayuntamiento y principales vecinos de esta villa, por lo que se da cuenta inmediatamente al Exmo. Sr. primer magistrado de la República para que este plan obre sus efectos en su superior conocimiento. 

Cuernavaca. 25 de Mayo de 1834. Exmo. Sr. Ignacio Echeverría. – José Mariano Campos 

 

 
 

ANTONIO LÓPEZ DE SANTA ANNA (24 de abril de 1834 al 28 de enero de 1835) 

 
 

Con el Plan de Cuernavaca el Ejército justificó la persecución de los liberales civiles indefensos, y en esas condiciones se celebraron las elecciones intermedias para renovar toda la Cámara de Diputados y la mitad de Senadores. En consecuencia, con los liberales en fuga u ocultos, los conservadores, es decir los elementos del club del Clero, el Ejército y la aristocracia, obtuvieron una mayoría conservadora en el Congreso. Y ya con ella se deshicieron las reformas de Gómez Farías, mismas que no se retomarían sino hasta 1857 por Comonfort, Álvarez y Juárez. 

 

Se retira Santa Anna por enésima vez pero ahora deja a Barragán de presidente

Santa Anna estaba seguro de que había quedado como el paladín de la religión, así que se retiró de nuevo a su hacienda de Veracruz, cerciorándose que el Congreso anulara el nombramiento de Vicepresidente de la República que ostentaba Gómez Farías. Y en su lugar como jefe del Ejecutivo, dejó al general potosino Miguel Barragán. 


 
Barragán era un exrealista qué abrazó el Plan de Iguala a última hora y fue el primer gobernador de Veracruz. Se alzó contra el presidente Victoria, apoyó al gobierno de Bustamante y después fue ministro de Guerra con Santa Anna. 

  

Ya tenía Santa Anna todos los elementos para transformar a su gusto el país.

 

Santa Ana estaba seguro de que un Congreso Conservador convertido en Constituyente establecería una República Centralista donde él cómo héroe invicto de la religión y el ejército sería fácilmente el hombre más poderoso del país, su presidente y tal vez su dictador. 

 
 Pero tampoco quería ser el verdugo de la Federación, por eso se fue a su hacienda Manga de Clavo, dejando que Barragán y el Congreso construyeran por su cuenta el sistema Centralista.

 

  

MIGUEL BARRAGÁN (28 de enero de 1835 al 27 de febrero de 1836) 

 
 

Miguel Barragán, de alta cuna y finos modales, se dedicó a reuniones sociales y actos de caridad mientras dirigía los trabajos del Congreso Constituyente, para la elaboración de un documento constitucional llamado a las Siete Leyes Constitucionales. Barragán deshizo las leyes colonizadoras de Coahuila y Texas, cancelando los títulos de propiedad legítimamente otorgados por España y por el gobierno coahuiltexano: 

 
 

1. Decreto de la legislatura de Coahuila y Tejas, de 14 de Marzo del presente año, es contrario en sus artículos 1º y 2º, a la ley de 18 de Agosto de 1824; en consecuencia, las enajenaciones hechas a virtud del citado decreto, son nulas y de ningún valor. 

2. En uso de la facultad que se reservó el congreso general en el art. 7º de la citada ley de 18 de Agosto de 1824, se prohíbe a los Estados limítrofes y litorales enajenar sus terrenos baldíos para colonizar en ellos, hasta que se establezcan las reglas que deben observar para hacerlo. 

3. Si alguno de ellos quisiere enajenar alguna parte de sus baldíos, no podrá hacerlo sin la previa aprobación del gobierno general, el que en todo caso será preferido si le conviniere tomarla, y dará al Estado la indemnización correspondiente. 

4. Puede el gobierno general, con arreglo a los artículos 3º y 4º de la ley de 6 de Abril de 1830, comprar por el tanto al Estado de Coahuila y Tejas, los cuatrocientos sitios que dice tiene necesidad de vender. 

EL DECRETO CITADO EN EL ART. 1º DE LA LEY QUE ANTECEDE, ES EL SIGUIENTE: 

Gobierno Supremo del Estado de Coahuila y Tejas.-–El gobernador interino del Estado de Coahuila y Tejas, en ejercicio del supremo poder ejecutivo, a todos sus habitantes, sabed: que el congreso del mismo Estado ha decretado lo que sigue: 

El congreso constitucional del Estado libre, independiente y soberano de Coahuila y Tejas, ha tenido a bien decretar: 

Art. 1. Puede el gobierno disponer hasta de la cantidad de cuatrocientos sitios de tierra de los baldíos del Estado, para atender a las urgencias públicas en que actualmente se encuentra. 

2. Reglamentará la colonización de dichos terrenos, bajo las bases y condiciones que estime convenientes, sin sujeción a lo que dispone la ley de 26 de Marzo del año próximo pasado. 

3. El gobierno dictará las providencias necesarias para el cobro de cuantas cantidades se adeuden al Estado, cualquiera que sea su origen y procedencia. 

Lo tendrá entendido el gobernador constitucional interino del Estado para su cumplimiento, haciéndolo imprimir, publicar y circular.-–José Antonio Tijerina, presidente.-–Andrés de la Viesca y Montes, diputado secretario.-–Diego Grand, diputado secretario. 

  

Monclova, marzo 14 de 1835 

 

                                      Desesperados, los texanos se separan de México
 
Mientras esto sucedía, Texas se separaba de facto de la Unión Mexicana el 22 de junio de 1835, y Barragán vio el asunto con indiferencia.

 

El pueblo de Tejas tiempo ha que observa y palpa los abusos del gobierno general, y hace mucho tiempo que se ha convencido que la tendencia del gobierno ha sido la destruccion de la Constitución y del establecimiento de diferente forma; pero siendo pobladores tan recientes y solo ciudadanos por adopcion, enseñados desde su niñez a reverenciar y respetará la legislacion nacional, han mirado en silencio agresiones que no podrían ser justificadas, y usurpaciones que han manifestado peligro, se han contentado con vivir sin quejarse y aun sin sujerir la inconstitucionalidad de tales medidas. Han dejado á los estados nativos á los hombres y ciudadanos del pais el derecho de protestar, y el deber de oponerse. Aun ahora la voz de queja no se habria abrazado á no haber sido las usurpaciones y pasos abanzados del gobierno general que se han estendido hasta el estado de nuestra adopcion y aun amenazado la destruccion de nuestras personas. Nuestros sentimientos, nuestras nociones y nuestras miras han sido materia de revoluciones y malas interpretaciones entre nuestros hermanos mejicanos. Jamás hemos sido enemigos de los mejicanos, jamás opositores de la Constitución”

 

Pésimos resultados durante todo un fatal cuatrienio

Éste caótico cuatrienio fue un tiempo desperdiciado para México. No se dieron las reformas, ni hubo estabilidad del sistema anterior. Los tejanos se vieron abandonados por el gobierno mexicano, y otros regionalismos separatistas florecieron como el de Nuevo León, el yucateco, el zacatecano. Se abolió el sistema federal.

 
 

En cuatro años hubo cinco ministros de Hacienda; otro cinco de relaciones exteriores e interiores; cuatro ministros de justicia y negocios eclesiásticos, entre ellos Joaquín Iturbide pariente del extinto emperador; y Y seis ministros de Marina y guerra. Aunado a los nueve cambios de mando en un solo cuatrienio las esperanzas de que el país estabilizara estaban lejos. 

 
 

Los colonos sajones de Texas por el momento tuvieron la ilusión de qué se les permitiría ejercer públicamente su religión, sin embargo, pronto se dieron cuenta qué sería imposible, si acaso quedaban algunos colonos tejanos “de buena voluntad” pronto se decepcionaron del país al que había migrado, de ahí había un paso a la seducción de la propaganda primeramente independentista y luego partidaria de la unión de los Estados Unidos. 

 
 

La Guerra de Texas había comenzado, y los problemas internos en México presagiaban una tragedia mayor. 

Continuará…

 
 

 
 

FUENTES 

Dublán Manuel y José María Lozano. Legislación mexicana ó colección completa de las disposiciones legislativas expedidas desde la Independencia de la República. 1200 

Vito Alessio Robles, “El viaje de Mier y Terán” en Coahuila y Texas. Desde la consumación de la independencia hasta el tratado de paz de Guadalupe Hidalgo, México, José Ignacio Conde, 1945 

Reyes Heroles, Jesús. El liberalismo mexicano. Fondo de Cultura Económica. 1994. 

Michael P. Costeros, La primera República Federal de México, fondo de cultura económica, 1996. 

Senado de la República, planes de la nación, colegio de México, 1987 

Vicente Riva Palacio et Altre, México a través de los siglos, Editorial Cumbres, 1983