03/May/2024
Editoriales

Hay cosas buenas de segunda mano

Las pacas de ropa usada sigue siendo un buen negocio, pues hay prendas de vestir que están en perfecto estado, pero el dueño considera que están pasadas de moda y se deshace de ellas. Hay empresas, sobre todo en Estados Unidos que las rescatan, las lavan y las empacan para venderlas a precios asombrosamente bajos. La cadena del comercio nacional las adquiere y se revenden, posibilitando a quienes no cuentan con recursos suficientes para estrenar nuevas prendas, adquirirlas, dejando de lado los prejuicios sociales.

Así como existe mercado para la ropa usada, lo hay también para muchos artículos, como viviendas, automóviles, armas, etcétera y desde luego, lo hay para los instrumentos musicales.

Por ejemplo, George Harrison tuvo su primera guitarra cuando su madre Louis le compró por tres libras a su compañero de salón de clases Raymund Hughes, una de origen español (de las que llamamos pajarera) usada. Esta guitarra hoy día se expone en el Museo de The Beatles en Liverpool, misma que si se vendiera, cuando menos valdría unos 800 mil euros. Pasaron dos años y Louis le compró otra, ya era acústica de la marca Hofner, que ya le costó 30 libras, misma que George modificó –tal como le hacen los grandes guitarristas- y en 1959 la cambió por una parecida de la misma marca pero modelo Club. 

Esta última Harrison se la compró a Ray Enis, del Swinging Blue Jeans, un grupo que hasta 2010 seguía apareciendo para actuar en eventos especiales. 

Esta historia me recuerda que cuando yo tenía unos doce años, mi padre me regaló una guitarra parecida a la primera de George Harrison (pero la mía era nueva y de Paracho), entonces no me explico por qué hay tanta diferencia entre lo conseguido por él en materia musical y mis torpes avances como guitarrista. Jeje.