19/Apr/2024
Editoriales

Juárez y sus amigos regiomontanos

Hago un paréntesis en la colección de textos relativa a los Templos de Monterrey, para estudiar algunos aspectos de la vida de Benito Juárez García, pues hace un par de días se cumplieron 214 años de su natalicio, que fue el 21 de marzo de 1806.

 

El presidente Juárez gobernó desde 1857 hasta 1872, pues diversas circunstancias lo llevaron a estar demasiado tiempo al frente de la Nación. Todo comenzó cuando era presidente de la Suprema Corte de la Nación, y el Congreso de la Unión lo nombró  presidente de México en 1857 debido a que al presidente Comonfort lo declaró fuera de la ley por haber renegado a la Constitución.    

 

Juárez llegó al poder porque la ley decía claramente que el Presidente de la Suprema Corte de Justicia era el sustituto legal del Presidente de la República. Y efectivamente Comonfort, apoyado por los conservadores, se había levantado contra la Constitución de 1857, así que fue destituido, detonándose con ello la Guerra de Reforma.  

 

La también llamada Guerra de los Tres Años duró hasta el año de 1861. Cuando los conservadores rebeldes marcharon sobre la Ciudad de México, Juárez partió de la Capital llevándose consigo la representación del Poder Ejecutivo a Guanajuato y a Veracruz. Hasta que venció a los conservadores, Juárez regresó en 1861 y se celebraron elecciones presidenciales. En ellas resultó electo para el periodo cuatrienal de 1861 a 1865 manteniendo la vigencia de la Constitución y las Leyes de Reforma. 

 

La Invasión Francesa

 

Sin embargo, en 1862 llegó la Invasión Francesa. Un ejército de franceses, belgas, austriacos, y mexicanos imperialistas tomaron la Ciudad de México y entronizaron al emperador Maximiliano. Juárez repitió el mismo esquema anterior; partió a un largo éxodo por el territorio nacional enarbolando el Gobierno de la República.  

 

Así, en 1865, durante la Guerra de Invasión se venció su periodo constitucional. Pero al estar el país en guerra, el Congreso extendió su periodo hasta que se restableciera la paz. Esto se logró el 15 de mayo de 1867, cuando el ejército nacional comandado por Mariano Escobedo irrumpió en Querétaro alzándose con la victoria para restablecer la República y la vigencia de la Constitución de 1857.

 

Después se convocó a elecciones que ganó Juárez, para gobernar el periodo de 1869 a 1872 y luego se reeligió para el periodo 1872-1876, compitiendo en esta última jornada electoral contra Porfirio Díaz y Lerdo de Tejada, obteniendo 5 mil 800 votos, contra 3 mil 500 de Díaz, y 2 mil 800 de Lerdo. Sin embargo, apenas iniciaba el nuevo periodo cuando la muerte lo sorprendió en julio de 1872. 

 

Juárez visitó Monterrey en dos ocasiones

Juárez pudo mantener el poder porque se rodeó de personajes capaces y leales.  En la invasión francesa, los liberales nuevoleoneses fueron determinantes para derrotar al invasor. En 1864 Juárez visitó Monterrey en dos ocasiones: la primera en febrero para exigir al gobernador Vidaurri la entrega de recursos generados por las aduanas del Estado de Nuevo León y Coahuila. Pero el otrora caudillo norestense de la Guerra de Reforma no aceptó, y estando Juárez en Saltillo decidió visitar a Vidaurri pues requería del dinero para enfrentar a los franceses. 

 

Llegó el 10 de febrero de 1864 a Santa Catarina. Al día siguiente salió rumbo a Monterrey, y Vidaurri se acuarteló en la Ciudadela. A la altura de San Jerónimo los enviados de Vidaurri esperaban a Juárez y su comitiva para pedirle que entrara sin tropa, pues le acompañaba el general Antillón con 2 mil hombres, más el general Doblado con otros tantos. Los militares pernoctaron en San Jerónimo, mientras Juárez lo hizo en la casa de Juan López Peña, ubicada en El Mirador -Hidalgo entre Martín de Zavala y América-. Acordó reunirse con Vidaurri en la casa de Manuel Z. Gómez ubicada en Padre Mier y Galeana. 

 

Pero Vidaurri no apareció hasta el día 14 que fue de la Ciudadela a la casa de Z. Gómez. Veamos la narración que hizo Guillermo Prieto de la entrevista en “Las lecciones de Historia Patria”: 

 

“La entrevista fue fría y llena de majestad por parte de Juárez. Un hijo de Vidaurri (Indalecio), sacando su pistola, rompió toda contestación y declaró el motín. Lerdo quién había previsto el desenlace y tenía listo el carruaje: con suma precipitación subieron a él, él mismo Lerdo, Juárez, Iglesias, Suárez y Navarro (...) Entonces se desencadenó el populacho y siguió al carruaje, haciendo disparos. El coronel Guiccione, con unos cuantos hombres y haciendo prodigios de valor, detuvo a la multitud enfurecida.” 

 

Desde luego que hay otras versiones menos fuertes donde no se habla de disparos, pero lo cierto es que Juárez volvió a Saltillo, disolvió al Estado de Nuevo León y Coahuila. Luego Vidaurri le pidió una audiencia para llegar a un acuerdo y Juárez la negó; después pidió apoyo a los nuevoleocoahuilenses y se la negaron, por lo que Vidaurri partió a Texas. Dejó a cargo del gobierno al general Julián Quiroga, su segundo de a bordo, quien no tardó en abandonar Monterrey ante la inminente llegada del general Miguel Negrete y su tropa. 

 

Segunda visita, Monterrey fue Capital de la República

 

La otra visita de Juárez a Monterrey fue en abril de ese mismo año 1864. El 2 de abril entró Miguel Negrete y no encontró resistencia, al contrario, la ciudad estaba adornada con cintas tricolores. Y al día siguiente, el 3 de abril, Juárez hizo su arribo a Monterrey acompañado de su esposa Margarita, sus hijas Manuela, Margarita, María Felícitas, María Guadalupe, Soledad, Amada, María de Jesús, Josefa, Jerónima Francisca y su hijo Benito. Además venía gran parte de su gabinete, y todos fueron recibidos entre flores, aplausos, y serenatas. Esta inolvidable visita duró cuatro meses.

 

La primera noche en Monterrey, hubo una recepción con baile en el Teatro Progreso, y  luego instaló el Gobierno Federal en la casona de las calles del Comercio y el Teatro (Morelos y Escobedo), compartiendo la sede con el gobierno estatal de José María Benítez y Pinillos, quien había sido designado por Juárez cuando separó los estados de Nuevo León y de Coahuila. 

 

El gabinete de Juárez vivió durante ese tiempo en Monterrey

 

El general y ministro de guerra Miguel Negrete, sólo estuvo unos días en la Ciudad, pues hubo de partir al sur de San Luis Potosí para contener al ejército imperial que perseguía al presidente Juárez. El que estuvo siempre fue Guillermo Prieto quien sin cargo oficial hacía las notas sobre los sucesos, entrevistando a personajes locales y como era un hombre alegre muy dado a la bohemia, siempre traía nuevas historias y chistes que alegraban los difíciles días de Juárez. 

 

Otro funcionario que despachó en Monterrey, fue el ministro de hacienda José María Iglesias. Un hombre serio que dedicaba todo su tiempo a recolectar recursos y distribuirlos entre los batallones de todo el país. Para Iglesias lo que más se necesitaba en la guerra era dinero. No salía de su oficina y acaso se distraía escribiendo una “revista” sobre la invasión. 

 

El ministro de Relaciones exteriores e interiores, Sebastián Lerdo de Tejada, atendía epistolarmente a gobernadores, alcaldes del país, representantes de México en el extranjero, ciudadanos, al bajo clero y a extranjeros residentes que se oponían a la invasión. Lerdo sí convivía con Juárez y con algunos regiomontanos liberales; departía con ellos sobre filosofía e historia. Pero de noche, dada su condición de soltero, bebía -no mucho- en bares, fumaba bastante y gustaba de las mujeres alegres, digamos. 

 

La inmutable presencia del general Manuel Doblado daba confianza a los soldados; y el jefe de las guardias presidenciales Suárez Pizarro, que tenía toda la confianza de Juárez, así como el yerno del presidente Pedro Santacilia, poeta liberal cubano que se desempeñaba como secretario particular, construían el clásico e inigualable ambiente gubernamental. 

 

Todo esto impactó en la población. La rutina diaria cambió, pues la gente conversaba con los grandes funcionarios y terminó creyendo la realidad: Monterrey era la Capital de México. En la Plaza Mayor, que durante esa visita y con esos testigos cambió de nombre a Plaza Zaragoza, los ciudadanos le hacían peticiones al presidente Juárez y muchos le ofrecían regalos, a él y a los altos funcionarios federales. Guillermo Prieto narra que cuando alguien quería besar la mano de Juárez, les respondía: “no, eso no, usted y yo somos iguales, bese a su mamá, a su esposa o a sus hijos”. 

 

Nace en Monterrey Antonio Juárez Maza

 

El municipio de Monterrey, por su parte, agasajaba al pueblo y a los visitantes con bailes y comidas populares. Juárez y el gabinete asistían, dejándose querer siempre que no se recurriera a excesos ni a segregaciones sociales. Margarita Maza de Juárez y sus hijas mayores, Manuela y Margarita atendían a quienes pedían ayuda médica, alimentos, y mantas. Por su parte, los regiomontanos obsequiaban a las distinguidas visitantes flores, rebosos y dulces. El día 13 de junio de 1864 hubo un evento muy importante: nació en la Ciudad, Antonio Juárez Meza, y fue el gran médico José Eleuterio González “Gonzalitos” quien asistió en el parto a Doña Margarita. 

 

Sin embargo, el avance del ejército imperialista que en agosto tomó a la ciudad de Matamoros obligó a que el presidente Juárez y el Gobierno de la República continuaran con su periplo, saliendo de Monterrey rumbo a Chihuahua. Luego la Ciudad vivió dos años de alternancia gubernamental entre imperialistas y republicanos. 

 

Algunos de los amigos de Juárez en Monterrey

 

Nuevo León hizo grandes aportaciones a la República en tiempos del presidente Juárez. Destacan los nombres de héroes militares como Mariano Escobedo, quien combatió por la patria desde la invasión norteamericana, fue leal al movimiento liberal, se desprendió de Vidaurri, y consiguió en 1867 derrotar y capturar al emperador Maximiliano. Juárez lo nombró dos veces gobernador, en 1865 y 1866. 

 

Jerónimo Treviño, que participó en 35 batallas contra los franceses, fue gobernador al final de la vida de Juárez, entre 1867 y 1871; y después en 1877 y en 1913. Francisco Naranjo, que sirvió a las órdenes de Escobedo. José Silvestre Aramberri, quien se enfrentó a Vidaurri, y acompañó a Juárez en su peregrinaje por el norte del país.  

Lázaro Garza Ayala, abogado que desde 1859 estaba enemistado con Vidaurri, peleó en la Bataalla de Puebla y Juárez lo nombró Jefe de la línea del Río Bravo. Todos fueron amigos de Don Benito.

 

Entre los civiles liberales amigos de Juárez, destacaban: Jesús María Benítez y Pinillos uno de los primeros funcionarios públicos en oponerse a Vidaurri, siendo nombrado su sustituto por Juárez y fue uno de sus hombres de confianza en Nuevo León. José Eleuterio Gonzalez “Gonzalitos” conocido médico y filántropo, fue promotor y aplicador de las Leyes de Reforma siendo gobernador en 1870, 1872-1873, y en 1874 sobre todo en lo concerniente a cementerios, y al uso del sistema métrico decimal. 

 

El caso de Manuel Z. Gómez, un abogado que se relacionó con Sebastián Lerdo por su afición a la filosofía, en forma indirecta Juárez lo valoró bien y lo nombró gobernador, sitial desde donde combatió científicamente el colera morbus.Benito Juárez García tuvo muchos otros amigos nuevoleoneses, y estos que se mencionaron son los más representativos. Monterrey le debe al Benemérito de las Américas el honor de haber sido Capital de la república mexicana, durante su estancia en nuestra Ciudad.  

  

    

 

 

FUENTES 

 

Visitas del Presidente de la República Don Benito Juárez a Monterrey, José P. Saldaña, Universidad de Nuevo León 1967. 

Revistas históricas sobre la intervención francesa en México, José María Iglesias, CONACULTA, 1991. 

Algunas memorias de mis tiempos, Guillermo Prieto, CONALCULTA, 2001