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Como Churchill, Oldman realiza su mejor acto de desaparición

Toronto — Es un gran giro pasar de Sid Vicious a Winston Churchill, y un salto aún mayor de Drácula a “Darkest Hour”.

Gary Oldman asume un enorme reto, incluso para un actor camaleónico como él, al representar tal gigante heroico del siglo XX. Si puede desaparecerse tras tan solo un par de anteojos (“Tinker Tailor Soldier Spy”, de 2011) o apenas un bigote (“The Firm”, de 1989), ¿qué puede lograr con una pila de prótesis y un tubo de maquillaje?

La respuesta es una metamorfosis plena que lo ha convertido en un favorito anticipado a llevarse el Oscar al mejor actor. Para Oldman este es un papel que ve como un hito personal.

“Es como mi Lear”, dijo Oldman en una entrevista mientras se tomaba un café. “Y tampoco descarto eso. Todavía quedan algunos papeles para este viejo chico”.

Una nominación al Premio de la Academia sería apenas la segunda para el actor de 59 años, que estuvo postulado por “Tinker Tailor”. Su cambiante carrera y gusto por la privacidad lo ha mantenido a veces fuera de los reflectores, aun cuando su ferocidad explosiva (“Leon: The Professional”, ″State of Grace”, ″True Romance”) lo han convertido en un ídolo como actor dramático.

El que Oldman sea un actor de actores encaja bien en el caso de “Darkest Hour”. El director Joe Wright (“Atonement”, ″Pride & Prejudice”) muestra al mismo Churchill como un actor desempeñando un papel. Con un sombrero Homberg y un puro como su vestuario, une a la Gran Bretaña de 1940 para evitar el pacifismo ante Adolfo Hitler. Churchill, una figura impopular cuando fue primer ministro, se muestra dudoso en privado y majestuoso en público, mientras incita al Parlamento en sus famosos discursos, como cuando advirtió que la inacción de Gran Bretaña “la hundirá en el abismo de una nueva era oscura aún más siniestra”.

“Nuestra película es sobre oratoria y cómo las palabras pueden galvanizar a la gente y moverla y unirla. Incluso palabras anglosajonas simples y directas”, dijo Oldman. “Me pareció refrescante porque hemos llegado a un mundo en el que nos comunicamos con emojis. Si Churchill viera un emoji, creo que se retorcería en su tumba”.

“Darkest Hour” abarca apenas 28 días en los que Churchill es empujado al poder y Alemania está invadiendo Francia. El que Churchill haya sido tantas veces interpretado — entre otros por Richard Burton, Albert Finney, Brian Cox y John Lithgow — le dio a Oldman qué pensar, pues ellos habían, dice él, “contaminado” su propia impresión del hombre, y también la nuestra.

“Le estuve dando vueltas por mucho tiempo, creo que tenía miedo para ser honestos”, dice Oldman. “Pero al final de cuentas no podía dejar de decir esas palabras. Y ¿qué es lo peor que puede pasar? Que apestes. No vendrán a arrestarte o a dispararte. Pensé ‘salta del precipicio y ve lo que pasa’”.

Wright dice que se requirieron cinco meses para calibrar cuidadosamente el maquillaje y las prótesis para Oldman: “Si era demasiado se perdería Gary”, dijo. A pesar de esto Oldman es apenas visible debajo.

“Los más grandes actores con los que he trabajado tienen una imaginación extraordinariamente poderosa”, dice Wright. “Esa imaginación que Gary puede proyectar de él con la fortaleza del poder”.

Las horas de maquillaje implicaron que Oldman llegara por lo general a las 3 a.m. al plató. Su día promedio, calcula, era de 19 horas de trabajo. Para cuando llegaba el resto del elenco y el equipo de producción, Oldman ya estaba en personaje. “Joe nunca me vio como Gary por tres meses”, dijo el actor.

“Si vas a hacer un personaje como este, no puedes quejarte del maquillaje. Tienes que rendirte ante él”, dijo Oldman. “Quizá al día 45 llegas, no has dormido y te sientes un poco gruñón. Pero los frutos de esto eran tales que me hacía a la idea. Una vez que estaba todo listo yo estaba dentro. Nos divertimos mucho. Mi manera de pensar era que si a los 65 años Churchill pudo enfrentar a Hitler, entonces yo podía sentarme en una silla de maquillista por tres horas”.

“Darkest Hour” no está particularmente inyectada de la relevancia política para la actualidad, aunque algunos podrían verla anhelando el liderazgo de Churchill. Fue hecha a propósito, dice Oldman, para colocar a Churchill en su época, no en la nuestra. “Lo que hacemos ahora, con demasiada frecuencia, es que hay mucha historia revisionista”, dijo. “Tendemos a ver el pasado a través de los ojos del siglo XXI”.

El mismo Oldman no es admirador de un comportamiento políticamente correcto todo el tiempo. En una entrevista de 2014 con Playboy criticó la hipocresía del escándalo contra Mel Gibson por sus insultos antisemitas. Oldman dijo que todos eran culpables de estos insultos y dijo que Hollywood está “dirigido por judíos”. Después de eso Oldman se disculpó profusamente incluyendo una vez en el programa “Jimmy Kimmel Live”.

Oldman tuvo problemas de alcoholismo (le presentaron cargos por conducir ebrio en 1991) pero ahora no bebe. En agosto se casó con su quinta esposa Gisele Schmidt, una curadora de arte.

Al preguntarle si tiene fuertes posturas políticas, Oldman responde: “Me gusta saber qué es lo que está pasando, pero no soy un líder de opinión ni me estoy postulando al congreso. Básicamente me guardo las cosas para mí en estos días. Todos tenemos opiniones”.

Oldman dirigió una vez en 1997, el agudo drama familiar “Nil By Mouth”, una película que se basaba bastante en su propia infancia en una familia de clase trabajadora en el este de Londres, Oldman incluso quería que su madre actuara en ella. Ahora planea volver a dirigir el próximo año con un guion que no es de él, “pero queda bien”, dijo.

Mientras tanto, Churchill lo tiene ocupado. A veces cuando está en su casa se descubre diciendo algunos de los diálogos como “no suelo hacer eso”, que dice Churchill después de tomar un raro trago de agua (en vez de brandy).

“No he dejado de leer a Churchill. Escribió unos 50 libros y me dicen los académicos que hay otros 50 de otros autores que valen la pena leer. Creo que apenas voy en siete”, dice Oldman. “Me encantan las imágenes de cine que se pueden encontrar, me encanta ser un detective. Te conviertes en una especie de investigador”.