Nacional

Banxico y EPN se preparan para el peor escenario económico

Carstens permanece y esperan bajo crecimiento y devaluación

Hoy lunes a mediodí­a el presidente Enrique Peña Nieto anunció que solicitaba al gobernador del Banco de México, Agustí­n Carstens que permaneciera en su puesto hasta el mes de noviembre y no sólo hasta el primero de julio como se habí­a anunciado en diciembre del año pasado. Un dí­a antes, el más nuevo gobernador del Banxico, Alejandro Dí­az de León, hizo declaraciones a la agencia financiera Bloomberg en el sentido de que aunque la economí­a norteamericana "se acelere" y tenga un alto nivel de crecimiento --- como muchos esperan debido a las inversiones en infraestructura anunciadas por Donald Trump-- , la economí­a mexicana se "desacelerará" de todas maneras y que era necesario "estar pendientes" para evitar la inflación aumentando las tasas de interés.

Sin embargo, Dí­az de León también explicó que; "La serie de alzas en las tasas de interés de referencia efectuadas por el Banco Central en el último año han ayudado a hacer frente a la rápida caí­da del peso y dado al paí­s un colchón para que se ajuste "a los shocks", como un aumento en los precios, dijo este lunes Dí­az de León a Bloomberg.

Es decir, que el aumento de tasas es más bien para evitar el "éxodo" de capitales o fuga de estos que es lo que debilita al peso. EL Banco de México con Carstens a la cabeza ha decretado 7 alzas de tasas desde el año pasado y las últimas dos , la que llevó las tasas a 5.75% y de ahí­ a 6.25%, se hicieron a pesar de que el crecimiento estaba ya por debajo de 2% y que para este año los especialistas esperan que baje a sólo un 1.5%, cuando se supone, según la visión "ortodoxa" monetarista, que las tasas de interés se suben para evitar la secuela de inflación que genera los altos niveles de crecimiento.

Si el propio Peña Nieto pide a Carstens quedarse 4 meses más éstos serán los del tercero y cuarto trimestre donde se espera la caí­da más pronunciada del crecimiento del PIB que esperan manejar con medidas monetarias como el control de las tasas de interés y no con inversión productiva y obras de infraestructura que le dé impulso al mercado interno como han demandado algunos sectores del empresariado.