Internacional

Prensa española califica de “show” la vista de Greta Thunberg a España y Portugal

 

Llegó, jugó al escondite… y se marchó. A las 21.00 hora portuguesa (22.00 en España) Greta Thunberg se montó este jueves 5 de diciembre en el único tren directo existente entre Lisboa y Madrid, ese que tarda 10 horas y 15 minutos (en caso de que se cumpla su puntualidad nada cotidiana) y entra en Chamartín a las 8.40.

  Billetes agotados en el ferrocarril no precisamente rápido de las 21.25, con Renfe haciendo su «agosto» en pleno diciembre ante la inédita avalancha de viajeros. Porque justo cuando Lisboa se inundaba en el «puente de los españoles», el trayecto inverso vivía una ocupación por encima de lo normal. Con una protección policial a la altura de cualquier jefe de Estado.

  De modo que la capital portuguesa ya ha dicho adiós al «show» de Greta, pues su puesta en escena reivindicativa ha estado rodeada de una parafernalia que crece en progresión geométrica y lo mismo ha movilizado a grupos de activistas lusos entonando cánticos que a todos los cuerpos policiales y aduaneros o el inevitable despliegue mediático.

  La estación de Santa Apolonia, cuyas noches de espera no pasan de ser desangeladas, se vistió de expectación para despedir a la joven sueca de 16 años, que no agradó precisamente a los ciudadanos lusos al rechazar la invitación para pronunciar un discurso en el Parlamento.

  Así que a nadie puede extrañar que el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, respondiera con su arquetípica clase que no iría a recibirla al muelle de Santo Amaro para evitar caer en el «aprovechamiento político», o al menos para no ser acusado en este sentido.

  Thunberg ha paseado por los barrios lisboetas de Graça y Alfama, cuyas cuestas y escalinatas la han ayudado a enderezarse después de tres semanas constreñida en el catamarán «La Vagabonde». Y poco más se sabe de su estancia en la cuna del fado, pues el equipo de asesores que la circunda se dio cuenta del gancho mediático y optó por jugar al despiste y a la confusión.

  La transparencia dio paso a los cambios continuos en su agenda, cada vez más milimetrada (sin que se conozca quién tiene la última palabra a la hora de tomar decisiones).

  Parece que no ha tenido demasiada prisa en plantarse en la Cumbre del Clima de Madrid, a la cual arriba este viernes 6 de diciembre porque el movimiento que ella impulsa, Fridays for Future, es uno de los convocantes de la marcha multitudinaria organizada por la tarde. Allí, según está previsto, hablarán la menor y también el actor Javier Bardem.

  Determinados colectivos medioambientales de la zona pretendieron que se implicara en su oposición ante los planes para el nuevo aeropuerto de Montijo, que podría tener un gran impacto en el entorno natural de la margen sur de Lisboa, pero la activista medioambiental escandinava se quitó de en medio alegando que le faltaba información sobre el asunto. El show de Greta continuará en Madrid.