19/Apr/2024
Editoriales

La Batalla de Waterloo

Se llama así porque el duque de Wellington, quien se alzó con la victoria así la bautizó y corresponde al lugar en donde él había pasado la vigilia, iniciándose una tradición que sigue vigente. Fue toda una campaña, más que una batalla, que empezó el 15 de junio de 1815 cuando los franceses pelearon contra los ejércitos prusianos, luego hubo otros encuentros en Quatre Bras, Ligny, Wavre y en el monte Saint-Jean.

La historia inicia con el escape de Napoleón de la cárcel en la isla de Elba. Llega a París y siendo aclamado por el pueblo, establece un nuevo imperio tras la abdicación de Luis XVIII. Su nuevo imperio le duró sólo cien días, pues de inmediato marchó con 124 mil hombres a Bruselas, porque había prometido al pueblo rescatar los territorios arrebatados por el Tratado de París, que regresó a Francia al tamaño de 1792. El 15 de junio, el ejército napoleónico atacó a los prusianos por la derecha al este de Charleroi, obligando a Blücher a dirigirse hacia Ligny. Por el lado izquierdo atacó el mariscal Michel Ney, y al frente, el gran Napoleón iba rumbo a atacar Charleroi en donde estaban los prusianos. Su plan era reunir a los tres ejércitos para juntos entrar a Bruselas. Napoleón traía un ejército de 60 mil soldados y tras ganar la batalla de Ligny, obligó a Blücher a retroceder hasta Wavre. El general Ney enfiló hacia Bruselas para encontrarse con Wellington, pero fue repelido antes, en Quatre Bas. Y Wellington se retiró rumbo a Waterloo, siendo perseguido por Ney, con sus tropas del flanco izquierdo, a quien se le unió Napoleón.

El 18 de junio de 1815 se enfrentaron los dos ejércitos: Napoleón llegó con 70 mil soldados, y los aliados que comandaba Wellington eran más de 140 mil. Pero hubo además otra ventaja para Wellington: adivinó la estrategia de Napoleón, el genio militar. Así que tomó la iniciativa atacando antes de que se organizaran los tres frentes franceses, y entonces la caballería de Napoleón se dirigió a atacar a la parte oriental de La Haye Sainte, en donde fue repelida por la infantería inglesa. La artillería francesa abrió fuego y los aliados se ocultaron aprovechando la altura del terreno, haciendo creer a los franceses que habían huido. Ney cayó en la trampa e hizo avanzar a su infantería, misma que fue acribillada muriendo casi todos sus soldados.

La Guardia Nacional ciertamente tomó La Haye Sainte, pero los ingleses los pudieron contener. Al terminar el día, entre los franceses había un sentimiento de derrota, así que desesperadamente intentaron sorprender a los británicos entre La Haye Sainte y Hougoumont, pero no consiguieron la ansiada victoria. Allí terminó Napoleón, pues Waterloo significó el triunfo de las potencias aliadas tras el Congreso de Viena que desterró toda idea liberal, consolidándose el antiguo régimen del absolutismo monárquico. Napoleón fue desterrado a Santa Elena, isla en donde murió –acaso envenenado, según las últimas investigaciones-. A partir de ese momento el orden mundial cambió hasta que estalló la Segunda Guerra Mundial, pues Inglaterra sería la potencia dominante en Europa y buena parte del mundo, gracias a la probada superioridad de su armada de guerra.  Hubo en Francia un réquiem por Napoleón Bonaparte.