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Cártel de Jalisco levanta alertas en la frontera entre Guatemala y México

Unas nuevas siglas del crimen organizado han aparecido en el panorama fronterizo guatemalteco: CJNG o Cartel Jalisco Nueva Generación. Comenzó como la reacción de narcos mexicanos a supuestos tumbes de droga en Guatemala, y a la competencia por extorsionar migrantes, por lo que en agosto resultaron muertos dos salvadoreños.

Ocurrió en tierra de nadie, donde los traficantes fácilmente dominan a la Policía. Por ahora, las autoridades guatemaltecas muestran cautela, pero la información que trasciende recuerda a aquellos días en que Los Zetas incursionaron en el país. 

“Este mensaje va para [un] policía bajador y tumbador de cosas”. Así empieza un video cuya versión parcial circuló el 7 de septiembre en redes sociales.

Lo grabó un sujeto con el rostro cubierto por un gorro pasamontañas, quien se presenta como miembro de un cartel mexicano, y acusa (identificando con sus nombres) a un agente, dos oficiales y un inspector de la Policía Nacional Civil (PNC) de Guatemala de robarle, según se infiere, un cargamento de drogas entre Raxruhá y Fray Bartolomé de las Casas, municipios de Alta Verapaz, 321 kilómetros al norte de la capital de Guatemala, cerca de la frontera con México.

“El 12 de mayo se robaron unas cosas del patrón”, continúa el sujeto, con acento mexicano, rodeado de otros tres hombres, también con el rostro cubierto y empuñando fusiles de asalto.

“Ya vamos por ustedes […]; tienen 24 horas para devolver las cosas, o si no se los va a cargar su puta madre; hasta sus hijos vamos a matar […]. Es la última oportunidad que te damos […]. No venimos jugando. Ya limpiamos La Mesilla [frontera en Huehuetenango] de rateros […], y varios lugares [más]. Óiganlo bien, con la gente del señor Nemesio nadie se mete. Esas cosas tienen dueño, y ese dueño es el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG)”.

El “señor Nemesio” al que se refieren es Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”, a quienes las autoridades mexicanas identifican como el líder del CJNG, que actualmente le disputa al Cartel de Sinaloa el control del estado de Chiapas, en México, y de muchos otros territorios.

La última vez que narcotraficantes se desquitaron con policías de Guatemala por un tumbe de dinero o droga fue en junio de 2013, cuando fueron asesinados ocho agentes y un inspector de la subestación de Salcajá, Quetzaltenango, al occidente del país. Por este caso fue condenado como autor intelectual el guatemalteco Eduardo Villatoro Cano, alias Guayo Cano, quien también recibió una sentencia por narcotráfico.

Amenaza en ciernes

En el video, el hombre enmascarado asegura ya haber puesto orden en La Mesilla, un municipio guatemalteco en la frontera con México, aparentemente abrogándose la autoría de ataques armados en la zona entre julio y agosto.

Los síntomas de esta nueva vendetta del crimen organizado comenzaron el 12 de junio, cuando reportes de prensa replicaron la denuncia de un retén en la carretera que conduce de Nentón, Huehuetenango, a Comitán, Chiapas. Para entonces, había transcurrido un mes después del supuesto tumbe que se denuncia en el video.

Los reportes de prensa señalaron que “vecinos de Nentón” observaron a hombres con pasamontañas y fusiles de asalto en la carretera, del lado de Guatemala, revisando vehículos y buscando migrantes, armas de fuego o drogas. Ese primer síntoma llegó a oídos del Ministerio de la Defensa (Mindef) en Guatemala, aunque su portavoz, el coronel Rubén Téllez, corrigió el dato y aseguró que el retén ocurrió en México.

“No hubo una confirmación, [nadie] se presentó e indicó ‘sí, a mí me pararon y me pidieron esto’, no que tenga conocimiento; solo circularon las fotografías”, dijo Téllez, quien agregó que se reforzó el patrullaje militar y policial en la frontera.

En agosto, un residente de la zona dijo a El Faro: “como de costumbre, aquí nadie sabe nada, ni dice nada”. Aseguró que el movimiento de grupos del crimen organizado en la frontera es usual, pero que, además, desde hacía dos meses, un nuevo comando armado entraba y salía con regularidad de Guatemala. Se refería al mismo reportado en junio en Nentón, Huehuetenango.

Los hechos violentos ocurridos cerca de la frontera desde junio indican que ese comando armado es el CJNG, o podría tener relación con este, tal como asegura el hombre del video. En la zona hay alarma porque, pese a la usual actividad del narcotráfico y otros tipos de trasiego, el último pico de violencia de gran escala del lado guatemalteco ocurrió en 2012. Es más, Huehuetenango, departamento fronterizo con México, tiene una de las tasas departamentales de homicidio más bajas de Guatemala. Por eso, los síntomas sugieren que la violencia tiene relación con grupos de México y que puede repetirse.

El 28 de julio, la prensa reportó una balacera en la carretera entre San Gregorio Chamic y Ciudad Cuauhtémoc, (municipio Frontera Comalapa) en Chiapas, a once minutos (4,5 kilómetros) de Guatemala. Las autoridades mexicanas encontraron al menos 300 casquillos de varios calibres y seis vehículos abandonados: uno en llamas y el resto tiroteados; uno de estos tenía placas de Guatemala. No encontraron muertos ni heridos.

El 31 de julio circuló en redes sociales, en cuentas de México y Guatemala, un mensaje de voz de un sujeto que, sin anunciar afiliación alguna, advertía: “Ahí va un aviso importante para todos aquellos que andan […] metiéndose a cuidar en las putas cadenas. Hagan favor de hacerse a un lado […], porque vamos entrando a ese puto lugar de Guatemala, y […] va a correr sangre. Se metieron con nuestra gente; ahora aguántense. El que esté en la calle, le damos en la v… […] y ya. No decimos qué día, pero ya está cerca. Ya andamos allá. Ahí anda un túnel para pasar a Guatemala […]. Chamic, Comalapa, La Mesilla, Cuauhtémoc, todos esos lugares […] vamos a pasar baleando”.

Un exinvestigador del Ministerio Público guatemalteco (MP), familiarizado con la frontera, y que pidió anonimato, explicó que las cadenas son las familias que tienen propiedades sobre la línea fronteriza, que se utilizan para el trasiego de droga hacia México. Estos puntos también son utilizados para el paso de contrabando.

“Siempre hay al menos dos policías de Guatemala cobrando impuesto a los que traen mercadería”, afirma un comerciante de la zona, que ha sido testigo de estas transacciones. “El Ejército allí se mantiene; si uno va, los ve. Los menos comunes son mexicanos entrando a Guatemala, y si entran, se sabe a leguas que son narcos [que vienen] a comprar y transportar”.

Antes de que circulara el video con la amenaza del supuesto miembro del CJNG a los policías, ese mismo comerciante reveló que la extorsión de autoridades locales había causado problemas. “Un grupo, no sé si policías o soldados, pidió dinero para dejar pasar material, y creo que agarraron a alguien mexicano que no pagó, y se armó clavo, más que nada por el derecho de pasar de un lado a otro sin tener que pagarle a nadie”, dijo.

El 12 de agosto, hubo otra balacera cerca de la frontera, en la carretera entre Ciudad Cuauhtémoc y Potrerillo, en Chiapas, a diez minutos de Guatemala. El saldo: un microbús y un pickup en llamas a un lado de la carretera; el pickup tenía placas de Guatemala. Reportes de prensa, que citan a autoridades mexicanas, y un video, revelaron que el conflicto se extendió hasta Vueltamina, Huehuetenango (en territorio guatemalteco, a solo cinco kilómetros de la frontera). Ese día, el vocero del Ejército aseguró que la incursión a Guatemala no ocurrió, que los soldados en la zona lo verificaron.

Y muchos otros hechos se sucedieron. El 16 de agosto, las autoridades mexicanas afirmaron haber capturado a 48 integrantes del CJNG en Chiapas. Ocho días después, el 24 de agosto, la prensa divulgó que, en el caserío San Vicente Chojil, en La Democracia, Huehuetenango, dos ocupantes de un microbús murieron acribillados. El tiroteo sucedió a 15 kilómetros de la frontera con México, unos kilómetros antes de Nentón, sobre la ruta donde se reportó el retén en junio. Solo dos semanas después del ataque al microbús, circuló el video en el que el supuesto miembro del CJNG asegura que el cartel ya limpió La Mesilla.

Reacciones y antecedentes

Castillo, el vocero del Mingob, dijo a El Faro que las autoridades no descartan que el propósito del video hubiera sido causar desestabilización “por los buenos resultados [del Gobierno] en el combate al narcotráfico”.

A principios de septiembre, Guatemala anunció la captura de 36 personas que Estados Unidos pedía en extradición y la incautación de 5.864 kilos de cocaína en lo que va del año, como afirma Castillo.

Pero el video del CJNG se refiere a verdaderas incursiones de los carteles mexicanos en Guatemala. El municipio de Raxruhá, donde la policía fue acusada de robar un cargamento de drogas del CJNG, fue un importante punto de tránsito de cocaína para Los Zetas, quienes mantuvieron una fuerte presencia en Guatemala entre 2008 y 2013.

Los Zetas perdieron terreno en el país a medida que se fragmentaban, y en los últimos años el CJNG ha comenzado a apoderarse de los puntos de tráfico de drogas que alguna vez fueron controlados por aquellos.

La corrupción policial en Alta Verapaz es otro problema. El entonces ministro de Gobernación, Carlos Menocal, reveló que desde la comisaría se filtraron números de teléfonos de los agentes que hicieron una incautación importante en Raxruhá, y por la cual recibieron amenazas de muerte por teléfono.

En 2017, un investigador de la Fiscalía de Narcoactividad en Guatemala dijo que los narcotraficantes tenían contactos en todas las comisarías y subestaciones del país. No decía que todos los policías eran corruptos, pero sí que los contactos eran suficientes para echar a perder operativos de incautación o captura. Esa condición obligaba a la Fiscalía a hacer operativos solo con policía antinarcóticos de la capital. No obstante, ese año, menos del 1% de la fuerza policial fue procesada por casos relacionados con drogas.

Gerson Alegría, actual jefe de la citada Fiscalía de Narcoactividad, afirma que estas condiciones prevalecen. El mismo día en que fue revelado el video acusatorio contra los policías de Raxruhá, Alegría dijo que habían capturado en la capital a tres agentes de la PNC en relación con un caso de narcotráfico.

Un periodista de Alta Verapaz, que pidió no ser citado, reveló que ha observado que es frecuente el contrabando, el paso de migrantes y el narcotráfico hacia México, vía Raxruhá y Playitas, y hacia el extremo noroccidental del vecino departamento de Quiché.

La lectura de los hechos

Gerson Alegría dijo a El Faro que los brotes de violencia en la frontera que comparten Huehuetenango y Chiapas pueden obedecer a malas negociaciones entre grupos del narcotráfico.

“Cuando cae la gota que derrama el vaso, se desata la violencia”, afirma el fiscal. Dicho esto, los picos de violencia del lado guatemalteco son inusuales.

La situación contrasta con la frontera de Guatemala con Honduras y El Salvador, donde la atomización de las estructuras contribuye a que las tasas de homicidio del sector sean las más altas del país.

En los últimos 15 años, los tiroteos y los homicidios múltiples han sido poco comunes en Huehuetenango. El estallido de violencia más sonado fue la masacre de Agua Zarca en noviembre de 2008, cuando un enfrentamiento entre Los Zetas y Los Huistas, un grupo local asociado con el Cartel de Sinaloa, dejó un saldo de 19 muertos.

Los Huistas siguen siendo la estructura criminal dominante en Huehuetenango. Las autoridades no habían arrestado a ninguno de sus integrantes desde 2012, hasta que dos arrestos realizados en 2021 demostraron que siguen activos.

No solo el narcotráfico

Un investigador del MP asegura que hay contubernio de las autoridades locales con diferentes grupos del crimen organizado, que no se dedican exclusivamente al tráfico de drogas.

Por ejemplo, afirma que la Policía recibe el aviso cuando los buses con migrantes van en ruta hacia Huehuetenango, donde los detienen para exigirles dinero a cambio de permitir que se desplacen hasta la frontera. Es una práctica común en la frontera con México.

En 2019, un periodista de El Faro que se infiltró en el flujo migratorio fue asaltado por policías dos veces antes de lograr llegar a la frontera en el departamento de Petén.

La disputa por el botín, que son los migrantes y el dinero que llevan, también provoca violencia contra policías. En julio pasado, dos agentes que investigaban la desaparición de un menor de edad migrante, en una zona remota de Huehuetenango, fueron vapuleados por cinco coyotes, según lo muestra un video que publicó la prensa.

La escalada de violencia relacionada con la migración se explica, en parte, porque algunos narcotraficantes también incursionan en el coyotaje. El 27 de agosto, la PNC de Petén advirtió que estaba en alerta por “un grupo de posibles integrantes de carteles de México” que pretendían atentar contra migrantes, sedes y puestos de control migratorio en Guatemala.

El investigador del MP asegura que los ataques al otro lado de la frontera, especialmente los que involucraron el incendio de minibuses el 12 y 24 de agosto, podrían estar relacionados con el tráfico de personas. Fuentes gubernamentales declararon que dos cuerpos de ciudadanos salvadoreños fueron encontrados junto al minibús en el ataque del 24 de agosto.

Se está llevando a cabo una investigación para establecer si los atacantes del minibús eran mexicanos y si cruzaron la frontera.

“Hay muchas noticias sobre la llegada del Cartel Jalisco a Chiapas. Algunos dicen que están siendo duramente golpeados en Jalisco y están incursionando en negocios aparte del narcotráfico para evitar atraer la atención de la DEA”, dijo Raúl Benítez Manaut, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México, en comunicación con El Faro.

Los Zetas intentaron hacer esto hace años. Ahora se sospecha que el CJNG tiene la intención de hacer lo mismo”, agrega el investigador.

Por su parte, el gobierno guatemalteco continúa restando importancia a los acontecimientos en la frontera. Pero la violencia no ha disminuido, y todo indica que el CJNG está entre los responsables.