Febrero 14 de 2009: muere en accidente automovilístico el político nuevoleonés Graciano Bortoni. Se llamó Graciano Bortoni Urteaga, quien nació en marzo de 1929 en Lampazos, siendo hijo del destacado ganadero don Liborio Bortoni. Estudió tecnología agropecuaria en Texas, e hizo de la ganadería mayor su modus vivendi, alcanzando a ser propietario de varios ranchos ganaderos y cinegéticos en Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas.
Inició su carrera política como alcalde de su pueblo natal en 1964, siendo procurado por don Alfonso Martínez Domínguez, quien ya era una figura nacional. Se convirtió en uno de sus principales pilares conformando un grupo de “Alfonsistas” con políticos de la talla de Encarnación H. Espinosa, Benjamín Reyes Retana, Antonio O’Farrill, empresarios ganaderos y representantes de los municipios rurales del norte del estado. Cuando Martínez Domínguez dirigía a nivel nacional la CNOP, Bortoni, lo hizo a nivel estatal; siendo diputado federal por primera vez, representando al distrito que era el VI con cabecera en Sabinas Hidalgo. Presidió el Comité Directivo Estatal del PRI, de 1968 a 1970, coincidiendo también en el tiempo con el liderazgo nacional en ese instituto político de don Alfonso Martínez Domínguez.
Cuando AMD se convierte en gobernador de Nuevo León (1979), nombra a Graciano Bortoni como su segundo en su gabinete y se desempeñó casi todo el sexenio como secretario general de gobierno, hasta que fue nominado candidato a diputado federal por segunda ocasión en 1985. Ya retirado, Bortoni se convirtió en un político al que había qué preguntarle las cosas delicadas pues tenía en su haber una visión apasionada de los conceptos de amistad y lealtad. Son épicos sus debates públicos con su compadre Lucas de la Garza. Tuve la fortuna de que Bortoni Urteaga aceptara formar parte de mi planilla cuando gané la contienda interna del PRI para la candidatura a la alcaldía de Monterrey. De ahí quedó como regidor, siendo su última posición política.
Murió en lamentable accidente automovilístico en la carretera rivereña, cerca de Nuevo Laredo. Su respetable familia se forma por esposa Doña María Elena y sus hijos Liborio, Graciano, Patricia, y Luis Horacio, quien heredó el gusto de Don Graciano por la política.