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Unos estudiantes sirios encuentran una nueva vida y esperanza en México

Samah Abdulhamid llegó a México con el cabello recogido y un notorio cansancio en el rostro, pero sus maletas estaban cargadas de lo necesario para reconstruir el resto de su vida. El largo viaje que empezó en su devastada Siria tiene como destino la esperanza.

La estudiante de arte de 26 años se convirtió el jueves en la sexta persona que llega a México como parte de un proyecto civil que busca que jóvenes sirios culminen sus estudios profesionales, interrumpidos por la guerra, en un momento en el que paí­ses como Estados Unidos cierran las puertas a sus ví­ctimas.

Samah no oculta su sorpresa por la cálida recepción de los organizadores del proyecto y el asedio de cámaras y reporteros.

"Realmente aprecio toda esta iniciativa", alcanza a decir en medio del tumulto.

El 'Proyecto Habesha' comenzó hace tres años por iniciativa de profesionales mexicanos de los sectores público y privado vinculados a las relaciones internacionales y que se ha trazado como meta traer al paí­s a 30 jóvenes sirios.

"Tenemos la firme convicción de traer a 30 personas que hubieran padecido la catástrofe humanitaria ... y que pudieran venir a México a reconstruir su proyecto de vida, y que pudieran participar de la reconstrucción de su paí­s al concluir sus estudios o al final del conflicto", explica su portavoz Luis Samano.

- "No quiero matar a nadie" -

Dentro del animado grupo de jóvenes miembros de Habesha que acudieron a recibir a Samah, portando letreros con mensajes de bienvenida, está Essa Hasan, de 28 años, que cursa en México un máster en comunicaciones, una meta imposible en su natal Alepo.

Essa fue el primer beneficiado del proyecto, que literalmente salvó su vida, ya que las leyes sirias lo forzaban a alistarse para cumplir con el servicio militar obligatorio.

"Era quedarse en el paí­s y pelear al lado de uno de los bandos o salir y decidí­ marcharme. Así­ que esa fue la razón principal por la que dejé el paí­s. No quiero ser parte de esta guerra porque ser parte de ella significa matar a alguien. Y no quiero matar a nadie", dijo a la AFP.

Mariana Echandi, portavoz en México de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), asegura que iniciativas como Habesha son una alternativa valiosa para los refugiados más allá de los mecanismos formales a cargo de los Gobiernos nacionales.

"Es una forma en que la propia comunidad local, la sociedad civil, puede movilizarse para resolverlo", dijo Echandi en una entrevista telefónica con la AFP.

Habesha, que se hace cargo de la manutención de los estudiantes, cuenta con el apoyo de organizaciones internacionales que trabajan en la zona de conflicto y en campos de refugiados, donde efectúan una selección entre estudiantes destacados que se han visto forzados a abandonar sus carreras, explicó Samano.

Para el próximo mes está programada la llegada de otros tres jóvenes, que llegan en calidad de estudiantes y no de refugiados. "Vamos a seguir trayendo estudiantes cada dos o tres meses", asegura.

Entre las muchas preguntas que la prensa congregada en el aeropuerto de Ciudad de México lanza a Samah, una logra captar su atención: "¿Tienes sueños personales o profesionales?". "Eso lo descubriré aquí­", responde justo antes de partir.