02/May/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Febrero 26 de 1828: propone el diputado Anatasio Zerecero la conmutación de la pena de muerte por el destierro, a los seguidores del Plan de Montaño. Esto se aprueba y como resultado, 42 personas fueron desterradas. Todo fue porque ese Plan, realizado por el coronel Manuel de Montaño en diciembre 23 de 1827, buscaba disolver las logias masónicas, expulsar al embajador norteamericano Joel R. Poinsett, y el cumplimiento estricto de la Carta Magna de 1824. 

El asunto creció el 2 de enero de 1828, cuando Nicolás Bravo –encabezando la rebelión armada de los escoceses- se adhirió a ese Plan, convencido de que el encumbrado partido yorkino estaba dañando al presidente Guadalupe Victoria y al Congreso. Pero Bravo se enfrentó a las tropas de Vicente Guerrero, fue derrotado y apresado con 24 de sus seguidores. Sin embargo, el 7 de enero, el general Miguel Barragán inició una nueva rebelión en Veracruz, apoyando también al Plan Montaño, pero igual fracasó siendo desterrado a Guayaquil junto a Bravo y a López de Santa Anna. Sin embargo, regresaron en agosto cuando el presidente Vicente Guerrero decretó una amnistía. Todo el siglo XIX fue muy complicado, tanto que llegó a discutirse si los mexicanos deberían seguir luchando por una independencia real o mejor anexarse a otra nación mejor organizada. En esta crisis política, como en otras, hubo patriotas que defendieron nuestra soberanía que tanto esfuerzo costó y finalmente tenemos un país libre del que siempre podremos hacer una potencia internacional si algún día decidimos pagar el costo que ello implica. El destino de México sólo está en las manos de los mexicanos.